ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ sɪxᴛʏ ɴɪɴᴇ.

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—Maldita sea.

YoonGi se dejó caer sobre su cama a punto de arrancarse todo ese cabello negro y largo que posee. Observó el techo maldiciendo entredientes.

Desde hace un buen rato que le han estado llegando mensajes de un número desconocido y por más que pregunta quién es, el desconocido no le responde.

Él tiene la teoría de que esa persona detrás de la pantalla es TaeHyung y que lo único que quiere lograr es que JiMin vuelva a leer mensajes como los de aquella vez.

—Voy a matar a ese imbécil —gruñó antes de restregarse las manos contra la cara, frustrado—. Presiento que puede abrir la boca.

—¿Hablando solo, YoonGi-Ah?

Rápido volteó la cabeza con dirección al baño, de donde JiMin había salido con una bata puesta; fresco gracias a la ducha nocturna que con él se dio.

Por supuesto, no perdieron la oportunidad de follar en la regadera y así amortiguar los gemidos.

Él salió primero, hace unos minutos, que fue la oportunidad que tuvo para leer y borrar aquellos mensajes y bloquear a tal número antes de que JiMin pueda enterarse.

—Estaba pidiéndole a la luna que salieras pronto o entraba en ti... Digo, por ti —sonrió algo pícaro.

JiMin soltó una risita caminando hasta la cama. Con las mejillas calentitas se sentó en la orilla, dedicándose a secarse su cabello rubio con ayuda de una toalla pequeña.

YoonGi se acomodó sentado a su lado. En silencio le plantó un besote en la mejilla fresquita y luego hundió la nariz en ella olisqueando cual perro curioso.

—¿Quieres que te ayude a secarte el cabello, cachetitos con patas? —dijo YoonGi en la misma posición—. Dime que sí o me enojo.

—YoonGi-Ah —rió por las cosquillas que recibía en la mejilla—. Está bien, sí.

Todavía riendo por lo bajito le entregó a YoonGi la toalla pequeña con la que se había estado sacando el cabello. YoonGi se la rechazó negando antes de ponerse de pie e irse directo al guardarropa.

Él se quedó ahí; confundido; parpadeando varias veces mientras ve a YoonGi perderse dentro del guardarropa.

Se distrajo mucho en la semidesnudez de YoonGi que, a diferencia de él que estaba utilizando una bata, usaba una toalla alrededor de la cintura.

Espalda arañada, abdomen blanco y unos brazos delgados, pero increíblemente fuertes. ¿Cómo no morderse los labios deseando otra follada?

—Voy a secarte el cabello con un secador, dulzura —le informó YoonGi saliendo del guardarropa junto a una canasta con varios productos para el cabello—. ¿Ves?

—Pero, Hyung, ¿alguna vez has usado un secador? —inquirió con un mohín—. ¿Sabes usarlo?

—No, porque mi papi y mi tío me han peinado toda la vida. Ni siquiera sé usar un peine —YoonGi le comentó entre risas mientras pone la canasta sobre la cama—. Peeeero puedo aprender usándote como un ratoncito cachetón de laboratorio.

—¿Qué? No, Hyung, yo no quiero que me quemes el cabello o algo por el estilo —él se rehusó poniéndose sobre la cabeza la toalla pequeña para proteger su cabello—. Mejor me sigo secando con la toalla, ¿ves?

—Claro que no. Quiero ser un novio que resuelve, señor cachetón —alegó YoonGi con las manos en la cintura, frente a él—. Así que flojito y cooperando, ¿bien?

JiMin se comenzó a mordisquear el labio con una expresión preocupada en la cara, por miedo a que todo eso termine en un desastre y YoonGi le queme el cabello o le haga algún daño.

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now