ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴇɪɢʜᴛʏ ᴛᴡᴏ.

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—Adelante.

Zael se hallaba ordenando unas carpetas en el escritorio de su despacho cuando la puerta fue golpeada un par de veces.

Tras levantar la vista y ponerla en la puerta que estaba siendo deslizada, notó, por medio de sus lentes, a TaeHyung entrando.

Se vio a sí mismo tragándose la risotada que deseó soltar al observar a TaeHyung como si tal se hubiese metido a una pelea callejera, pues había aparecido con las greñas alborotadas, un montón de rasguños y moretones en la cara.

—¿Qué te pasó? —sonrió divertido mientras engrapa unos documentos.

—Tí-tío —hipeó TaeHyung atacándose en llanto—, e-el salvaje de...

—No me lo digas. Déjame adivinarlo; fue GiYoon —intuyó entre risas de burla—. Cariño, te he dicho que no lo molestes. Déjalo tranquilo.

—¡Tío! —pataleó TaeHyung antes de desplazarse hacia él—. ¡Esto me lo hizo el estúpido de JiMin!

Oh, vaya. Inesperado, totalmente inesperado.

La sonrisa hecha de burla que estuvo parqueada en los atractivos labios de Zael se llegó a esfumar en cuanto escuchó la mención de Park JiMin.

En silencio y con una expresión repentinamente sombría, dejó de lado el acomodar las carpetas y los documentos, que es lo que había estado haciendo.

Aprovechó la distracción de TaeHyung, quien estaba cogiendo asiento frente a él mientras llora como una puta magdalena, para abrir una de las gavetas que tiene su escritorio de cristal.

Extrajo de ahí sus guantes de cuero negro, los cuales pasó a ponerse por debajo de la mesa, porque algo le decía que los iba a necesitar con el llorón que tiene en frente suyo.

—¿Qué fue lo que sucedió, cariño? —preguntó con una extraña voz suave, fingiendo una mirada conprensiva.

—Es que tú te-te vas a enojar conmigo —le lloró el menor, sollozando constantemente.

—Claro que no, cariño. ¿Por qué iba a enojarme contigo? —negó sonriente—. Tú sabes que yo te quiero mucho, cariño.

Su sonrisa fraternal llegó a contagiar al menor y logró que éste bajase la guardia al sonreír también, aceptando el voto de confianza que él le entregó con su falsa compresión.

El menor se dispuso, primeramente, a detener su llanto. Se limpiaba las lágrimas y toda la cara con el borde de su camiseta, con mucho cuidado debido a lo delicada que terminó su cara por culpa de JiMin.

Una vez se tranquilizó, alzó la cabeza y vio a su tío. Éste le seguía sonriendo tan confortante que él se sintió más tranquilo.

—Hice lo que me dijiste al pie de la letra —comenzó a relatar—. JiMin apareció en la habitación y me vio durmiendo con Yoonie.

—YoonGi, ajá —lo corrigió su tío, moviendo la cabeza.

—Al principio el tonto se lo creyó. Se puso a llorar como un niño y entonces yo le dije unas cuantas cosas —continuó mientras se sorbe la nariz—. Pero de pronto me gritó que me largara y me agarró del cabello. Se comportó como un salvaje, tío.

Zael apartó la vista; sus ojos plomos fueron a parar a algún punto de ese despacho. Se puso todo pensantivo, pero siempre callado y misterioso.

—Él fue quien me dejó así... Dudo mucho que se haya creído toda esa farsa.

Apretó la mandíbula hasta que ella se mostró más perfilada de lo que de por sí ya era. Su mirada se oscureció y su aparente serenidad no duró más tiempo.

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now