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—No es posible que te pongas de esta forma —Jorge gruñó.

—¡Suéltame, suéltameeee! —gritó Zael a todo pulmón totalmente histérico.

—A ver, suéltate. —Retó Jorge.

Dicho reto hizo que Zael explotara cual volcán al hacer erupción, ya que completamente rojo y agitado de la cólera, en cuanto su hermano lo metió a rastras a su despacho, él se soltó de la forma más violenta y salvaje posible. Su hermano se lo había llevado del brazo por las malas, por lo que él jaló su brazo hacia adelante con fuerza, hasta que se vio siendo soltado finalmente.

Después de eso, de encontrarse siendo libre de todo agarre, se dio la vuelta para enfrentar a su hermano y entonces meterle un hincapié en el mero hueso de la canilla con la punta de su zapato Chelsea de color blanco hueso. Esto produjo que su hermano ahocara un gritito por semejante salvajada y que se encorvara para poder masajearse la zona afectada.

Por su parte, él se quedó de pie en su mismo lugar para tratar de calmar su arranque de neurosis y evitarse coger mucha más cólera, ya que esto podría provocarle una hemorragia nasal posterior y que la sangre cayera por su boca hasta su garganta. Lo cual sucedía cuando de verdad la ira le rebasaba y los vasos sanguíneos llegaban a reventarse.

Se le fue diagnosticado epistaxis; secreción de sangre a través de las fosas nasales, de las cuales existen dos tipos: hemorragia nasal anterior, en donde la sangre fluye por una de las fosas nasales y pueden controlarse fácilmente. Y la hemorragia nasal posterior, que tiene lugar en la parte alta del tabique o dentro de la nariz, y la sangre cae hacia la boca y la garganta. Este tipo suele ser más complicada de controlar.

Y para su desgracia, era la que él tenía, por lo que su esposo le dio estrictas indicaciones sobre ello, y una de ellas era evitar enojarse hasta ese punto en que provoca que los vasos sanguíneos se rompan.

—No me culpes a mí, cúlpate a ti por ser tan grosero —le dijo a su hermano mientras se echa aire con la mano—. ¡Y yo no pienso hablar más nada de ese viejo de mierda!

Jorge llegó a tensar la mandíbula tras enderezarse, clavó su ojo de color café caramelo en la espalda de Zael cuando éste se dio la vuelta para ir a servirse un trago de whisky seco para pasarse la cólera por la garganta. O, bueno, ese era el ingenuo pensamiento de Zael, pero Jorge no compartía esos planes.

Él, antes que nada, se desalojó los guantes de cuero que cubrían sus manos, para dejar al desnudo y exponer unas manos muy largas y muy delgadas, de dedos perfectamente bien alargados con unas uñas grandes (esto porque le crecen muy rápido).

A continuación, se guardó los guantes dentro del bolsillo de su gabardina azul marino para, seguidamente, dirigirse hacia Zael. Éste ya estaba llegando a la mesita de whisky cuando él lo sorprendió por atrás. Él hubo enredado sus largos dedos entre el delicado e intocable cabello de Zael para jalarlo hacia adelante cuyo propósito fuese atraer a Zael por las muy malas.

Y como tal parece que a su hermano le encanta hacer todo por las malas, él no lo soltó ni cuando acabó chocando la espalda contra su pecho en abrupto. De hecho, más bien forjó su agarre entre ese cabello largo y negro, lo suficiente como para escuchar un gemido de dolor por parte de su hermano.

—La conversación se cierra cuando yo lo decida, no cuando tú quieras. —Él aclaró.

—¿Y qué más quieres decirme sobre ese viejo decrépito? —Zael preguntó entredientes de muy mala gana.

—Tiene que estar en la fiesta de gala, mi amor —respondió soltando la información de golpe.

—¡Jamás! ¡Ese maldito viejo de mierda no va a poner un sólo pie en mi casa, Jorge! —exclamó Zael jodidamente colérico—. ¡Y tampoco pienso convivir con él así tú te enojes conmigo!

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now