cнapтer тweηтy fıѵє.

428 64 412
                                    

—Dios mío, señor, sálvame. In nomine patris et filii et spiritus sancti.

—Salud, dulzura.

JiMin giró su sobrepensante cabeza hacia la dirección en la que YoonGi se encontraba para entonces darle una mala mirada, pero una mirada tan furiosa y al mismo tiempo tan cabreada que, se puede jurar, nunca antes se la había dedicado a alguien en el trascurso de sus diecinueve (casi) añitos. Hasta ahora.

Es más, fue una mirada cargada de desdén e impotencia, como declarando lo mucho que se estaba conteniendo para no levantarse e ir directo a YoonGi y romperle toda esa preciosa y jodidamente atractiva cara. Es por eso por lo que se mantenía apretando sus puños con fuerza mientras achica sus ojitos castaños observando a YoonGi.

Y es que todavía le cuesta creer todo lo que hizo por seguirle la corriente a un Hyung que no es más que una mala influencia para él, porque sí, YoonGi intentó huir de los guardias de seguridad; arrastrándolo en el proceso. YoonGi se echó a correr jalándolo de la mano para que huyeran juntos, pero resulta que no pudieron al final.

No pudieron por culpa suya, eso lo tiene que admitir.

En ese momento no consiguió asimilar lo que YoonGi quería que hicieran y menos juntos, porque, aunque no iba a ser la primera vez que huye de la autoridad debido a que muchas veces lo hizo en Busan por asistir a fiestas ilegales, está vez la cosa se vio más seria. Él entró en pánico al verse siendo arrastrado por YoonGi y siendo perseguido por un séquito de guardias de seguridad.

Su peor error fue haber visto hacia atrás, pues entró en el doble de pánico y, por culpa de los nervios, acabó enredándose con sus propios pies y cayendo de boca al piso, lo que le dio oportunidad a los guardias de ser agarrado. Asimismo, produjo que YoonGi se detuviera justo antes de poner un pie fuera del centro comercial, que lo maldijera hasta en francés (no está bromeando, YoonGi lo maldijo en francés) y que se devolviera para dejarse agarrar por los guardias.

Fue así entonces como terminaron subiendo a una patrulla con las manos esposadas, llevados a una estación de policía y encerrados en una celda.

—Dulzura, no me veas así, ¿bien? Esta vez sí fue tu culpa todo, así que puedo aplicar el ❝no me culpes a mí, cúlpate a ti❞ —YoonGi alegó desde la cama de concreto—. Y cúlpate a ti por no haberte puesto las pilas cuando te dije que saliéramos corriendo a la cuenta de tres.

—¡Yo no tenía por qué huir, ¿bien?! —ladró furioso—. ¡Todo ese espectáculo lo creaste tú solito y tú solito debías pagar!

—¿En serio? ¿Lo está diciendo quien, básicamente, quiso comprar a los guardias de seguridad, dulzura chillona? —YoonGi inquirió encarnando una ceja y con un claro dije se burla en su tono—. Después de todo, fuiste tú quien intentó hacer de todo para que no se le llevaran al marido, ¿o no?

—¿Sabes qué, YoonGi? ¡Vete al carajo! ¡Vete directito al carajo, maldita uparupa subdesarrollada! ¡Cuchusapo de agua puerca! ¡Infeliz! —exclamó escupiendo sapos y culebras por la boca—. ¡Todo esto es tu culpa! ¡Yo nunca había pisado una cárcel en mi vida, yo era un chico de casa, un chico de bien. Pero llegaste tú y mírame! ¡Te odio!

—Ajá. Ahora dilo sin llorar.

—¡Aaaaaah! —gritó de entera frustración mientras se jalaba su sensible cabello rubio.

Y cuando sus ojitos enardecidos llegaron a cristalizarse por haberse jalado con desdén su cabello sabiendo que, como todo él, es súper sensible, se lo dejó en libertad dándose la vuelta para darle la espalda a YoonGi.

Desde que los metieron a esa celda de mala muerte rodeado de personas de mala muerte, él se había sentado en un rinconcito. Se había hecho una bola humana abrazando sus rodillas mientras se mecía aparentemente traumado, mirando a todos lados con miedo de encontrar alguna rata o a algún preso tatuado y cruel que pudiera hacerles malos tratos.

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now