ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ sᴇᴠᴇɴᴛʏ sᴇᴠᴇɴ.

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En los pecaminosos labios de Zael se formó una sonrisa seductora, haciéndose el desentendido y el disimulado ante las cuantiosas miradas que Alexei le ha estado dando desde que llegó.

Se encontraban en la suite presidencial de un hotel caro y lujoso, en donde suelen reunirse los socios de Jorge y Jorge para tener reuniones en privado.

Por el momento no había llegado nada, sólo estaban él y Alexei. Éste ya estaba en la suite cuando él llegó y se le plantó en frente, pero a una distancia considerable.

Desde hace rato que había estado leyendo el lenguaje corporal de Alexei y no puede creer que se ha obsionado con él luego de un sólo encuentro sexual.

Alexei lo recorre de pies a cabeza, de vez en cuando se lame los labios y se pierde en él mientras él se hace el que no nota nada. Pero lo cierto era que sabe que Alexei quiere acercarse.

¿No es fantástico? Podría tener fácilmente a Alexei en sus manos y deshacerse de él en menos de lo que pensó. Claro que para eso debe darle lo que Alexei tanto desea.

Su cuerpo.

—¿Quieres decirme algo, cariño? —habló por primera vez, antes de pegarle un trago a su champán.

Vio a Alexei removerse en el sillón en el que estaba sentado, pero sin mostrar fines de querer abrir la boca. Él soltó una risita encantadora, pasándose los dedos entre sus hebras blanquecinas y alisadas.

Se mojó los labios y entonces volvió a hacerse el desentendido. Se acomodó en el sillón en el que ha estado sentado y se cruzó de piernas con la copa de champán en la mano.

Le hace creer a Alexei que no sabe nada cuando lo sabe todo. Lo está persuadiendo con  coqueteos que se tornan manipulaciones, exponiendo su cuerpo con aquella camiseta de malla transparente y de mangas con casquillo de color ceniza.

Decir que se ve todo su abdomen y su pecho es tan poco, pues se le puede notar, a simple vista, hasta el color rosadito de sus pezones. El ombligo no se le nota, porque lo cubre un pantalón ajustado de encaje alto, de color negro grafito.

La parte de su pecho está despejada debido a que la camisa tiene un cuello en V que termina a la altura de las tetillas. Se le notan los cientos de lunares rosáceos que hay en todo su pecho.

Y aunque porta siempre su vendaje alrededor del estómago, no quita que deja mucho a la imaginación. Por ende, se puede entender un poco la razón por la que Alexei está tan inquieto y no consigue quitar la mirada de él.

—¿Puedes venir aquí? —Finalmente Alexei decidió abrir la boca y hablar.

Él lo volteó a ver con una expresión dulzona, aunque por dentro es sólo el sinónimo de maldad. Se quedó en silencio porque las palabras sobran.

Dejó su copa sobre la mesa que los divide y entonces se pone de pie. Calladito y aparentemente mansito se acercó a Alexei poniéndosele en frente con las manos en la cintura.

Bajó la vista y observó a Alexei con sus bellos ojos cazadores, que están brillando extasiados por todo lo que puede obtener si solamente logra poner a Alexei en la palma de su mano.

—¿Qué deseas, cariño? —quiso saber haciéndose el desentendido, con una voz dos tonos más acaramelada de la que suele usar cuando se trata de manipular a alguien.

—A ti —Alexei le respondió mostrándose tan sincero y al mismo tiempo tan deseoso de tenerlo aún más cerca.

Él lo supo al observar aquellas grandes manos siendo inquietas y el lenguaje corporal tan ansioso de Alexei. Él sonrió para sus adentros y sin decir absolutamente nada le dio a Alexei lo que tanto quería.

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now