VII. ALGUIEN COMO TÚ

782 58 6
                                    

Capitulo siete

"Si el arrepentimiento llega después de la acción, lo siento cariño, de nada sirve"

Otro mes había llegado, y a pesar de ver la nómina, estaba tranquila sabiendo que tenía dinero en metálico ahorrado, que ayudaba a mis padres y que solo quedaba un mes de pérdidas. Para diciembre ya no tendría que pagar 500 libras y tendría mi sueldo normal.

A pesar de haber conocido a personas como Alfred y Dany, con el cual hablaba solamente porque estaba de viaje y no habíamos podido vernos, estaba deseando poder salir de esta página. Aunque Pia me acompañaba a citas, sin quitarme el ojo de encima en ningún momento, yo me sentía mal conmigo misma.

En realidad, era una sensación confusa, pues realmente esto me había servido para apreciarme más a mí misma. Yo, a pesar de no ser llamativa para los chicos de mi edad, era guapa y "caliente" según los hombres con los que me frecuentaba. Joder, ellos me estaban enseñando a quererme.

―¿A qué hora es? 

―Pia, te lo he dicho veinte veces ya. ―suspiro y entro al taxi, dándole la dirección―. En unos diez minutos estaré con él, no te preocupes. 

―¿Cómo que no me preocupe? ―su voz se vuelve aguda repentinamente, taladrándome la cabeza―. Señorita, nosotras tenemos un trato, y últimamente nos va muy bien. Tu de caza fortunas y yo de carabina. 

―Es Alfred... Pia por dios, confío en él. 

Trato de pasar lo más desapercibida que puedo para el taxista, aunque no sé por qué me da que no le importa lo más mínimo mi conversación.

―Me da lo mismo, yo no confío en él. 

―Como quieras. Estaremos en el centro comercial. 

―Perfecto, estaré por allí en veinte minutos. Si en diez minutos a solas con él te pasa alguna tragedia... yo seré una carabina terrible, pero tu serás patética también. 

―Te quiero. 

―Ti amo! Ci vediamo presto! ―frunzo el ceño y me río mientras corto la llamada.

Últimamente le ha dado por soltar frases y palabras en italiano sin venir a cuento, solo con la excusa de que pronto iría a visitar a su abuela y necesitaba practicar, lo cual no me importa pues me parece un dialecto precioso.

Desde luego, mi mayor descubrimiento ha sido Pia, pues nunca he tenido una "mejor amiga" como tal. Había tenido amigas, grupos y tal, pero nadie lo suficientemente cercano como para ser considerado mejor amigo o amiga. Era una chica muy familiar y, para mí, mientras tuviese a Eric y a Peter todo lo demás me sobraba.

Que mis dos hermanos fuesen mis mejores amigos convertía esos cotilleos y conversaciones de chicas prácticamente en inexistentes. Para ellos, los chicos en mi vida no existían, y no sé si fue por terminar autoconvenciéndome de ello, pero tampoco demostré que existiesen en mi vida. Era feliz con mis hermanos, hablando de cosas de chicos y haciendo cosas de chicos. Pescábamos, jugábamos a futbol... incluso llegué a hacer motocross.

(...)

Cuando llego al centro comercial, la figura de Alfred está frente a mí en la puerta, esperándome. Avanzo hacia él con rapidez, dándole un abrazo en cuanto abre sus brazos hacia mí. Besa mi cabeza y ambos nos saludamos, entrando a continuación dentro del gran establecimiento. Alfred, que había cogido el gusto de consentirme ―cosa de la que no me quejo― me había propuesto ir a cenar tras mi trabajo y de compras, a lo que yo acepté, pues es viernes.

Señor Cooper, váyase a la mierdaWhere stories live. Discover now