XXII. LO QUE HAGO POR TI

724 67 9
                                    

Capítulo 22

"A veces cuesta valorar lo que creemos que hacen por nosotros solo porque esas personas son incapaces de hacerlo a nuestra vista"

¿En dónde me he metido?

La música comienza a sonar. Agatha le informa a Joshua más o menos lo que busca, pero no le hace el más mínimo caso. Está enfadado, muchísimo, y aunque suene egoísta, prefería que lo pagase con su becario antes que conmigo. Dispara varias fotos, según él para enfocar, mientras yo estoy ahí parada, sin saber qué hacer. ¿Cómo se posa? Me indicará algo él, ¿no?

Frente a mí, tras los focos, está Crystal, Cameron y Agatha. Ellas dos comparten algunas palabras entre ellas, mientras que la mirada de él se mantiene fija en mí. Eso me pone tremendamente nerviosa. Qué vergüenza estoy pasando, y lo peor es que me siento mal por no poder quitarme esta sensación del cuerpo. 

¿Qué más me da a mí que Cooper me mire? Que mire lo que quiera, ¿no? A mí me tendría que dar lo mismo.

―Hija, un poco de sangre. ―miro a Joshua, él cual mueve su mano con desinterés frente al objetivo de su cámara. No se ha preocupado mucho de cambiar su cara de asco―. ¿Pretendes que fotografíe el panel blanco? 

Me remuevo incómoda y avanzo, quedando frente al objetivo, tiesa como un palo de escoba. ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo pongo las manos? ¿Y la mirada, la boca? ¿Abierta o cerrada?

―¿Qué... qué tengo que hacer? 

―Ah, ¿qué no lo sabes? ―el tonito de Joshua está tintado en amabilidad odiosa―. No cobro suficiente por esto... ―cierra los ojos y suspira, abanicándose con su mano―, ponte de lado y mira a la cámara.

Me muevo y me quedo de perfil, mirándole. Él frunce el ceño y saca la mirada del objetivo señalando mis brazos. Mueve su brazo libre hacia el pecho y yo le imito. Vuelve a pegar su vista al objetivo, tirando un flash. Yo cierro los ojos y alzo la cabeza, suspirando. Pánico, siento pánico.

―Mira a la cámara, Mackenzie. Siéntete libre, como si estuvieses tratando de conquistar a alguien. ―me da la risa cuando escucho las palabras de Crystal, pero trato de hacer lo que pide―. Luego podemos cenar mexicano.

Se me escapa una sonrisa grande al escucharla, la cual creo que es captada por Joshua. Coloco un brazo en mi pecho, sujetando el que levanto mientras me llevo una mano a la boca. Hago mi cabeza hacia atrás y dejo caer mi pelo en la espalda, entreabriendo los labios y luego alejando el dedo que había puesto en ellos, bajando la mano.

―Bien, ahora de frente. ―hago caso a Joshua, mirándole fijamente―. Trata de hacer algo con tu pelo, usa tus brazos... haz algo, palo de escoba. 

Todas las confianzas que estaban naciendo en mi vuelven a enterrarse. Pongo una mano en mi cintura, mientras que con el otro brazo lo levanto y lo doblo sobre mi hombro, agarrándome mechones de pelo de la espalda. Él empieza a lanzar flashes, mientras que yo muevo mi cabeza sin saber muy bien qué hacer. Su cara de disgusto pasa a ser una más apaciguada. Está concentrado y entretenido en su trabajo, cosa que me llega a hacer pensar que le esta gustando. Me motivo un poco más y sonrío, tirando después de mi pelo hacia un lado, moviendo mi cara y sonriendo con los ojos medio cerrados en dirección al suelo.

Traen una chaqueta que me ponen sobre los hombros, cubriendo mi pelo con ella. Me mantengo seria y hago diferentes movimientos. Para cuando Joshua ha dejado de criticar mis poses salgo de la zona de fotografía, alejándome de esas luces cegadoras y de la mirada odiosa de él sobre mí.

Dos horas han pasado, por lo que prácticamente he perdido mi hora en el menú de la cafetería. Mi salvación llega cuando encuentro el catering al salir vestida con mi ropa. Engancho a comer como si no hubiese comido en siete años, pero lo hago sola. Agatha ha desaparecido, Crystal se había ido y no había nadie más conocido por aquí. Ni siquiera me he molestado en buscar a Cameron, y en el fondo espero que no vuelva. 

Señor Cooper, váyase a la mierdaWhere stories live. Discover now