IX. DISTANCIA

701 60 4
                                    

Capítulo nueve

"El dolor es necesario"

Mis ojos se abren como si un balde de agua fría hubiese caído sobre mí

―¿Se puede saber dónde has estado esta última hora? Te he llamado cinco veces, ¿te crees que puedes no responderme?

Cameron Cooper, mi jefe, me está gritando al otro lado del teléfono, como si mis vacaciones no existiesen y tuviese que estar disponible para él incluso un domingo.

―Disculpe, no estaba atenta... ―titubeo, como cada vez que hablo con él, lo que hace que mi madre frunza el ceño―, no volverá a pasar.

―Eso espero. Necesito que estés mañana a primera hora en Liverpool, ya te mandaré la ubicación y demás premisas.

Parpadeo rápido conteniendo la respiración, no entendiendo qué me está contando. ¿Liverpool? ¿Mañana? ¡Estoy de vacaciones!

―Señor Cooper... estoy en Field y yo...

―No me interesa, ¿he preguntado acaso donde estás?

―No, pero son mis vacaciones y...

―Y yo soy tu jefe. Igual que doy las vacaciones las quito, ¿estamos? Si te quiero ver mañana a primera hora en Liverpool, te veré y me da igual donde estés. ―no sé qué responder a su tono tan tajante, por lo que únicamente respiro sonoramente―. Te llamaré para concretar, pero mañana pasará a recogerte un coche que yo mismo mandaré, hasta próximo aviso.

Sin más corta la llamada y yo agacho la cabeza, dejando caer el móvil a mi costado. ¿Qué tipo de tirano es este señor? ¿Quién se cree para hablarme así y tratarme de esa manera? Que me hablase educadamente de usted no le quitaba lo malo a sus formas.

―Era mi jefe. ―suelto la respuesta antes de que mi madre pregunte, porque sabía que iba a hacerlo―. Ha surgido algo y tengo que ir mañana a Liverpool.

―¿Qué pintas tú en Liverpool si eres la contable?

Abro los ojos y frunzo el ceño en su dirección. ¿Contable? Es increíble como casi olvido prácticamente que no soy la contable, si no la secretaria. Espera un momento... yo soy la secretaria... por lo que mañana tendré que atender algún problema el cual desconozco pues a mí nadie me ha informado de nada. Ni siquiera ahora me ha dicho algo.

―No sé qué problema será, pero si me avisa será algo importante, mamá.

―Entonces será mejor que nos vayamos para que cenes y descanses. ―comienza a recoger lo último que había sobre la manta―. ¡Chicos, nos vamos a casa!

Eliot llega hasta nosotras con el ceño fruncido.

―¿Por qué? Solo son las seis.

―Han llamado a tu hermana, mañana tiene que irse temprano a Liverpool y necesita descansar, y la cena esta sin hacer. ―mi padre aparece tras mi madre con la caña recogida y mis tenis colgando de dos de sus dedos, con una expresión de confusión en el rostro que me da lástima.

―¿No se supone que estás de vacaciones? ¿Por qué te llaman? ―la voz de Eliot suena acusadora.

―Lo sé, ¿qué quieres que le haga? No es mi culpa que mi jefe, el cual me da trabajo, me llame para que le acompañe a Liverpool por un asunto que aun desconozco, gracias.

―Eh, tampoco hace falta que te pongas así.

—¿De verdad, Peter? Porque lo único que estáis haciendo vosotros es reprocharme, si no me equivoco. —me cruzo de brazos indignada, pero después le quito a mi padre los tenis, yendo en dirección al jeep.

Señor Cooper, váyase a la mierdaWhere stories live. Discover now