XVIII. LIBERTAD

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Capitulo 18

"Los miedos desaparecen cuando te abraza la persona correcta"


¿Iba a desmayarme? Yo quería desmayarme, ¿por qué no me desmayaba? Era patética hasta para desmayarme.

Retrocedo un paso cuando Cameron Cooper se levanta de la silla, dejando su móvil sobre la mesa. Me mira con una sonrisa victoriosa en sus labios, mientras que yo, en lo único que puedo pensar, es en que la he cagado. La he cagado soberanamente. A niveles estratosféricos.

Me ha descubierto, a mí, a la página, a mi vida secreta.

¡Me ha descubierto! ¡Tengo que reaccionar!

La bocanada de aire se atasca en mi garganta y me muerdo el interior de mi mejilla. Es el momento, es necesario.

Tengo que huir.

Me doy la vuelta y empiezo a andar, tropezándome con mis propios pies y liándome en el proceso de huida. Me siento inútil y asustada, pero sumo el patetismo a ese cúmulo de sentimientos cuando veo que estoy siendo sostenida por él. Su mano está enredada en mi muñeca, mientras que la otra me sujeta por la cintura.

Le miro a los ojos, con los míos prácticamente desorbitados y la boca entreabierta. Me libera la cintura, pero la mano en mi muñeca hace que quede forzadamente frente a él. Soy incapaz de hacer algo que más que mirarle a los ojos, cosa que hace que me sienta atrapada. Tiemblo ligeramente y el temor que me recorre hace que mi cuerpo se mantenga tieso en la misma posición.

―Cazada ―una sonrisa se muestra en su rostro, ensanchándose cada vez más.

Me tiemblan las piernas ahora, con los sudores fríos naciendo en mi espalda, mientras que la presión en el pecho se me acentúa. Mierda, mierda, mierda y más mierda. ¿Cómo ha podido pasar esto? ¿Cómo he podido ser tan tonta?

Bueno, nunca esperé que Cameron Cooper, con novia hasta hace dos días, fuese a frecuentar esa página. Ni sin novia le imaginaba ahí dentro.

―¿Sin palabras, Turner? ―no me molesto en asentir ni en hacer nada. Tiro de mi mano pero eso solo hace que acentúe su agarre, esta vez en mi codo―. Ven, tenemos mucho de qué hablar.

Tira de mi, casi arrastrándome. Trato de que mis piernas no le sigan, pero el impacto del shock en todo mi cuerpo sigue muy presente. No soy capaz de evitar mi llegada a esa mesa, y me siento una muñeca de trapo cuando él mismo saca la silla que me corresponde frente a él, manejándome con la mano que aún me sostiene para hacer que me siente. 

No me muevo aunque me haya soltado. Literalmente me siento congelada, como si ya no existiese sangre en mi sistema. Mantengo la mirada perdida en el mantel blanco que recubre la mesa y cae por los bordes, casi a punto de echarme a llorar ahí mismo. Veo la sombra de Cameron mientras toma asiento en la silla frente a mí, justo donde había estado sentado anteriormente. Su respiración es fuerte, acompañada de un suspiro, para el momento en que extiende ambos brazos sobre la mesa.

―Levanta la mirada ―hago como que no le escucho, desviando la mirada hacia el suelo. No quiero ni oír su voz―. Vamos, no puedes escapar de esta. Demuestra que eres una adulta, o fíngelo, al menos.

¿Una adulta? Ahora mismo no soy una adulta. Si pudiese saldría corriendo, tropezándome con todo lo que se pusiese por delante y sin parar hasta que no estuviese cerca de mi casa. Le vendería mi alma al diablo solo por salir de esta. Haría todo lo que estuviese en mi mano con tal de no estar frente a Cameron Cooper, y él aun va y me pide que sea una adulta...

Pero bueno, si no tengo otra opción, puedo intentar fingirlo.

Levanto la mirada y encuentro sus ojos, fijos en mí. Uf, esto es intenso. Respiro profundamente y él no borra la pequeña sonrisa de labios unidos, aguardando. ¿Qué le digo? ¿Cómo debo tomarme esto? Puedo usar el sarcasmo, el humor, la ironía... puedo fingir demencia, o incluso mi muerte. Podría fingir que muero y luego, cuando él busque ayuda, salir corriendo.

Señor Cooper, váyase a la mierdaWhere stories live. Discover now