XVII. MESA 35

779 73 20
                                    

Capítulo 17

"No existe un mundo ideal"

La cosa está jodida en mí.

―¿Te sientes bien? Estás muy callada.

Niego en dirección a la mujer pelirroja que deja el último plato de comida sobre el centro de la mesa. Había encargado comida mexicana a petición mía, y la verdad es que no había escatimado en el encargo. Quesadillas, enchiladas, tacos... yo sólo veo un paraíso para mi paladar y mi grata experiencia en el mundo de la degustación extranjera.

Era fanática de la comida mexicana. También lo era de la comida hindú y en menor medida de la comida china... y creo que había probado platos típicos de bastantes lugares.

No, no porque haya viajado, sino porque mis padres siempre se encargaban de que fuésemos a comer a cada lugar de comida extranjera que abrían en la ciudad más próxima al pueblo de Field.

―¿Miniquesadilla de chicharrón con frijolitos? ―levanto la mirada a ella y no escondo la sonrisa que me ha nacido al instante.

Mi estómago hace su función y ruge, atrayendo la atención de Crystal.

―Veo que eres fanática del mexicano.

―Sí, es de mis lugares de comida favoritos. Quesadillas, burritos de arroz, pollo, frijoles y queso... ―parpadeo como una niña buena y ella alza una ceja, frunciendo el ceño.

―Oído ―me pasa el burrito y yo muevo la cabeza de un lado a otro alegremente―. Esto me va a costar horas de gimnasio.

Me atraganto con el trago que le he dado a la botella de cerveza, tosiendo y sintiendo mis ojos humedecerse. Crystal se alerta desde su silla, pero aguarda a que yo me recupere.

―Por favor, no hablemos de calorías. ―desenvuelvo el burrito y pongo al lado la miniquesadilla, después en otro lado pongo la quesadilla de jamón y queso que me correspondía y completo mi menú con una enchilada y el taco que me corresponde.

―No entiendo cómo puedes comer tanto... o sea, la mitad de estas cosas pican como un demonio... ―ella sólo tiene un taco, una enchilada y una quesadilla de jamón y queso frente a ella.

No me siento mal, la verdad. Ella decía que me invitaba y a pesar de haberme negado ―ficticiamente, claro― insistió. Yo aproveché y pedí una comida que mi estómago llevaba meses necesitando.

Unos me llamarán aprovechada, yo me llamo inteligente.

―Estoy acostumbrada. Desde pequeña mis hermanos y yo hemos ido a diferentes lugares de comida extranjera que abrían cerca de casa. Mi favorito es este y la comida hindú.

Oh, ¿esto es un orgasmo alimenticio? Oh, sí.

Dame más, dame más.

―¿Tienes hermanos? Cuéntame de tu familia y de toda tu vida antes de venir aquí... ―mastico con más rapidez y ella agita su mano mientras bebe, llamando mi atención―. Si quieres, claro.

Me estás alimentando, yo te cuento hasta cuando me vino la regla por primera vez si quieres.

―Claro. Tengo tres hermanos mayores, uno es enfermero y los mellizos estudiaron lo mismo que yo. Mis padres viven en un pequeño pueblo llamado Field, está a unas horas de aquí ―ella asiente y mastica―. Mis padres están jubilados y son unos simples... granjeros ―y endeudados―. No hay mucho más que eso, la verdad.

―Bueno, sois una familia muy unida, al parecer ―asiento, ignorando el hecho de la última pelea y de mi, casi nula, relación con Kain―. Yo no tengo relación con mis hermanas.

Señor Cooper, váyase a la mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora