XXXVIII. JUSTICIA PROPIA

554 45 6
                                    

Capítulo 38

"A veces, empeorándolo todo es como más puedes solucionar algo, pero solo a veces"


Decir que no dormí nada ese día es más que obvio.

Tardé esa noche y el medio día siguiente en darme cuenta de que la había cagado en una gran parte. Me dejé llevar por la frustración y le culpé de meterme en esa página como una cría de quince años, en vez de simplemente callarme y afrontar lo que hice.

Le mentí. Eso también es importante. Le mentí desde el principio, y aunque intenté justificarlo para mí misma con el hecho de que él le ha pagado a mi familia más dinero a parte del que yo les doy ―que es bastante―, debo entender que no me mintió. Yo jamás le pregunté acerca de eso a pesar de yo saber que era un hombre el que lo había hecho. Encima, lo hizo para que yo pudiese disfrutar de la Navidad.

Actué como una completa gilipollas y, aun así, no he sido capaz de hablar con él.

Otra a la que también mentí fue a Pia, pero ella lo ha tomado mejor que Cameron. No sé si es más razonable por parte de uno que de otro, solo sé que así ha pasado.

―Vamos a tomar algo, así dejas esta agonía.

―Solo quiero quedarme aquí y dormir ―digo desde la misma posición de hace cuarenta minutos.

―Llevas ahí todo el día. Te invito a un refresco si, por favor, abandonas ese colchón. Terminará apestando a humedad por tu culpa.

―No quiero. Quiero esperar aquí.

―¿Esperar a qué?

―A morir de inanición ―me lamento.

Recibir un cojín lanzando con ensañamiento por parte de Pia es lo perfectamente esperado después de mis palabras. Ocurre y yo le dejo darme, pero no estoy preparada para que sus manos se aferren al cuello de mi sudadera, tirando de ella hasta incorporarme a mí en la cama. Debo reconocer que me asusto.

―¿Qué pretendes? ¿Ser una patética? ―abro la boca para hablar pero ella alza una mano amenazante―. ¡Ni se te ocurra! ¡Ponte ahora mismo unos tenis y un abrigo, nos vamos al bar!

Quince minutos después estoy saliendo de casa con ella. Escucha mis suplicas sobre no querer ir muy lejos y ambas terminamos en un bar a dos calles de casa. Ahí pedimos dos refrescos y nos traen aceitunas con ellos, sorprendentemente. Casi me echo a llorar al verlas.

―No seas dramática, no habéis roto ―se queja ella mientras coge una y la lanza dentro de su boca.

―¿Y qué diferencia hay?

―Una muy grande. A veces me olvido de que nunca has tenido novio.

―Le he mentido. Resulta que está con una chica que tiene un pasado de puta, ¿quién querría a alguien así?

―Mackenzie, ¿estás hablando enserio? ―Pia parece verdaderamente desconcertada―. ¿Tú no lo escuchaste defenderte? Lo hizo con uñas y dientes a pesar de estar enterándose de algo así en vivo y en directo, ¿cómo puedes pensar eso de él?

Llevo recordando ese momento de forma constante desde anoche. Cameron me defendió ante Dany a pesar de estar enterándose de todo. Entonces, ¿por qué pasó todo lo demás?

―¿Y por qué pasó todo lo de después?

―Porque él quería una explicación y le ganó la frustración que sintió al enterarse de todo.

―Me echó de su casa...

―No te echó. Tú le diste un ultimátum y avisaste que te vendrías a casa. Él simplemente no te retuvo porque necesitaría estar a solas, lo cual entiendo perfectamente porque tú también lo necesitabas. ¿Qué problema ves? Si tenéis problemas y estalláis así lo mejor es dar un espacio para el desasosiego, si no será un estallido constante y una tensión feroz, créeme. Así son mis padres y es horrible.

Señor Cooper, váyase a la mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora