XVII. ACTITUDES IRRACIONALES

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Capítulo 27

"Por muy molesto que llegues a estar, a tu igual tendrás que respetar"

Soy un flan. 

Para el momento en el que me siento en mi mesa, recibiendo un nuevo día en la oficina, los nervios me comen por dentro casi de la misma forma en la que yo me había comido a Cameron la noche anterior en su coche. Porque sí, yo aquí, sin miedo ninguno, le devoré la boca como si besarle fuese mi pasatiempo favorito ―cosa que no dudaba que pudiese llegar a pasar―. 

Los tacones de Grace resuenan por el pasillo y yo disimulo abriendo mi archivador. Para cuando ha llegado a mi campo de visión, ambas nos sonreímos.

―Buenos días ―avanza hacía mí mientras suspira, quitándose el abrigo―, hoy has sido puntual.

―Si, algo bueno tengo que tener ―bromeo y ella me rueda los ojos―, buenos días.

―Hoy tenemos visita, ¿has recibido el correo? 

Yo niego, levantando la pantalla de mi portátil. Tarda poco en cargar, por lo que en un visto y no visto me encuentro abriendo mi correo, con varios mensajes de la misma campaña. Frunzo el ceño y la miro a ella.

―Me llegó anoche, pensé que lo verías ―saca su móvil tras colocarse las gafas, haciéndolas descender hasta el puente de su nariz―, es un inversor con el que ya trabajamos hace un tiempo.

―Ah, genial ―repaso con un vistazo rápido su perfil―. Pues cuando vengan se lo mandaré a Cameron. 

―Debes ver los correos...

Frunzo el ceño. ¿De verdad le va a dar importancia a eso?

―Y lo hago, pero en hora de trabajo. Cuando se cumplen las seis y salgo por esa puerta, me niego a tener algo que ver con esta empresa hasta la mañana siguiente, Grace.

―Eso es de ser muy descuidada, Mackenzie.

―Yo lo llamo ganar en salud ―me encojo de hombros y ella vuelve a rodar los ojos.

No tarda en encerrarse en su despacho, tiempo que yo invierto en buscar a Stefan en internet. Me resulta complicado hasta que indago con detalles más específicos como la fotografía y el lugar, encontrando la empresa a la que se refiere, fundada por su padre. Me sorprende el hecho de que es perfectamente valida para una colaboración con PANIC-22, por lo que me apresuro a eliminarla el historial de búsqueda antes de hacer como si no hubiese pasado nada.

Escucho al fondo la puerta del ascensor abrirse, e inmediatamente se me cae el bolígrafo que acabo de tomar entre mis dedos. Me tiemblan ligeramente mientras miro mi mesa, seleccionando una pequeña libreta que yo misma empujo hasta hacer caer al suelo. Cuento hasta tres y me agacho a recogerla junto con el bolígrafo, comprobando desde abajo que Cameron ya ha entrado a la recepción.

Trago saliva y tomo las cosas, volviendo a levantarme tras haber pasado un tiempo demasiado extendido ahí abajo. 

Él está ahí. Parado frente a mi mesa mientras me mira de forma ciertamente intensa. 

―Buenos días, Mackenzie.

Me quedo callada y no es por gusto propio. No soy capaz de hablarle, por lo que me limito a mantenerle la mirada durante todo el tiempo que él me mira a mí. No parece disgustado con mi silencio a pesar de que a mí me está empezando a faltar el aire debido al lugar en el que estamos. Eso es lo que me incita a carraspear y mirar ligeramente hacia la puerta cerrada de Grace. 

Cuando hacemos de nuevo contacto visual, una fuerte presión ataca mi estómago.

―Buenos días, señor Cooper.

Señor Cooper, váyase a la mierdaWhere stories live. Discover now