XIV. UN ÁNGEL

721 69 6
                                    

Capítulo 14

"Cualquier error tonto te puede hacer pagar"

A veces no me entiendo.

No me entiendo ni a mi misma, ni a mi vida, ni a quienes me rodean.

Ahora mismo, por ejemplo, me pregunto internamente en qué estaba pensando realmente. ¿Cómo se me ocurre cotillear cual maruja en la puerta del despacho de mi jefe? ¿Acaso no necesito este empleo? ¡Entonces por qué era así, por Dios!

Sonrío sin mostrar mis dientes mientras me levanto del suelo, sacudiendo mis rodillas sin alejar la mirada del rostro de mi jefe. Me muerdo el labio superior nerviosa, llevando las manos a mi espalda unidas. Trato de mantener un aspecto amigable y tranquilo aunque por dentro esté como un flan. Jé, ¿qué pasará ahora?

―No sé si preguntar... o dejarlo pasar.

Toso habiéndome atragantado con mi propia saliva. Él me mira alzando una ceja, mientras que yo aparto la mirada y coloco mi puño frente a mi boca.

¿Qué quiere? No estaba preparada para que Cameron Cooper dejase pasar algo como esto.

Me recompongo cuando Grace me da unos leves golpecitos en la espalda. Seco algunas lagrimas que han rodado por mis mejillas debido a la tos, esperando que alguien dijese algo. Qué vergüenza.

―Grace, tenemos mucho que hacer ―a mi lado, la que es mi mentora asiente―. Turner, encárgate de recoger esto ―señala despectivamente la silla―, y asegúrate de llevarle una tila con un poleo de menta a Crystal. No te vayas de allí hasta que ella no esté estable.

Su aspecto deja ver cuán cansado se encuentra. Al parecer, la señorita Lodge le ha absorbido las fuerzas. Mueve la cabeza en dirección a Grace y se da la vuelta hacia su despacho. Yo espero a que ambos entren para agacharme en busca de mi silla.

Cojo mi móvil y lo guardo en el bolsillo trasero de mi pantalón. Tecleo en el teléfono de mesa para desviar todas las llamadas al pinganillo de Grace y, tras dar un vistazo rápido al lugar y ver que está todo en orden, procedo a ir a servir tilas y poleos menta.

―Bueno, hoy parece que tienes un pase vip a la cafetería.

Sonrío en dirección a Chris y me siento en el taburete de la barra, esperando mi turno.

Hace tiempo que mi amigo camarero quiere algún ayudante. Yo me planteé ofrecerme para el puesto, pero obviamente no eran horarios coordinables. El pobre Chris estaba ya medio calvo del estrés que le suponía estar solo frente a una manada de empleados hambrientos, aunque nadie escuchaba sus súplicas.

―Escúchame, he decidido innovar ―se posa frente a mí y apoya sus manos en la barra, estirándose y encogiendo su espalda―, batido de frutas exóticas.

―¿Batidos? ―frunzo el ceño―. Pensaba que estabas demasiado apurado con todo lo que conlleva la cafetería... y ahora ¿añades batidos?

―Querida Mackenzie, cuanto más consuman más cobro, necesito hacer un incremento de mercado en esta triste cafetería. ―le miro dudosa, haciéndole rodar los ojos―. ¿Quieres un batido de mango?

―En otro momento, ahora necesito una tila y un poleo menta.

―¿Crystal Logde? ―asiento―. Uh, ha vuelto a tener otro ataque... ¿por qué ha sido esta vez? ¿Malas modelos, malos fotógrafos, mal reportaje...?

―Más bien ha sido una pelea con Cameron.

Dudo sobre si ha sido lo correcto o no el hecho de decírselo, pero bueno, no puedo rectificar eso. Lo he dicho sin pensar y tampoco me arrepiento mucho.

Señor Cooper, váyase a la mierdaWhere stories live. Discover now