Capítulo 1

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Estoy algo cansada, esta semana ha sido agotadora y Damián dice que debo ir a cazar o me convertiré en un cadáver seco y podrido. La primera vez fue cuando me convertí y él me acompañó pero le he dicho que puedo ir sola.

Me dirijo al bosque y me escondo tras una gran roca al lado del río porque suelen venir a beber ciervos a menudo, así que pronto tendré la comida servida.

Últimamente no he tenido tiempo para pensar sobre lo que pasó, pero todo ocurrió tan rápido que me he acostumbrado a esta vida como si la viviera desde mi nacimiento.

{Mi nombre es Lilith, que significa diabla. Por lo que he leído, fue el nombre de la primera esposa de Adán que abandonó el Edén para irse con los demonios y convertirse en uno.

Mi madre solía decirme de pequeña que yo tenía un oscuro destino por portarme tan mal con ella.
Estaba loca.

Solía hacerla enfadar y luego salía corriendo por el pasillo, donde había colocado los pocos juguetes que me compraba como obstáculos para que se cayera o se parara antes de alcanzarme.

Mi padre la abandonó al darme a luz, puede que de ahí venga su resentimiento y odio hacia mí.

Cuando tenía 14 años me disfracé de algo extraño que provenía de mi gran imaginación (era una mezcla entre vampiro, hombre lobo y un asqueroso muerto viviente) gracias a sus pinturas.
Entré en su cuarto mientras dormía, le pegué un susto de muerte y la perseguí por toda la casa a oscuras haciendo ruidos extraños. Ella no dejó de gritar hasta que llegó al cuartel de policía a denunciar que su hija demonio intentaba matarla.
Como es lógico la tomaron por loca y la mandaron a un centro para locos, o algo así me dijo mi tía.
Al año siguiente murió.

Las enfermeras decían que todas las noches se acostaba temblando de miedo y gritando que su hija era el diablo y que se la comería si cerraba los ojos.

Era una maldita loca, o simplemente una pobre demente, pero el caso es que nunca mostró el más mínimo afecto materno hacia mí, así que no me siento culpable de su triste final.}

De repente oigo un sonido: los pasos de un ciervo adulto que se acerca cauteloso al lago y comienza a beber.
Me subo a una roca despacio, sin hacer ruido alguno para que no se espante y me pongo de cuclillas, de manera que mis cuatro extremidades se apoyan en la roca.

El ciervo está tan solo a unos cinco metros, rápidamente me impulso con mis rodillas y me abalanzo sobre él sin darle opción de escapar.
Lo tumbo sujetándolo mientras le muerdo la vena del cuello para alimentarme con su sangre.

Cuando acabo, me pongo en pié y me relamo el labio inferior por el que corría ligeramente una gota de sangre del animal.
Todo el cansancio desaparece, vuelvo a sentirme fuerte y con mi sed saciada me pongo en camino hacia la cabaña del bosque, donde "vivo" con Damián.
Él me convirtió en lo que soy ahora.

{Antes vivía con mi tía, en los barrios bajos de los EEUU, que me usaba de sirvienta en su casa, donde cada noche recibía en su alcoba a un hombre distinto, a cuál más feo y mugroso.

Ella decía que gracias a esos hombres comíamos, pero yo creo que era solo una escusa para que no me metiera en sus temas de prostituta barata.

Un día me mando a comprar al pueblo mientras atendía a un cliente.
Su casa estaba en las afueras y mientras volvía me encontré con un hombre encapuchado, bastante atractivo para ser cliente de mi tía, si soy sincera.

-Te llamas Lilith ¿verdad?

-Si buscas a mi tía está ocupada ahora mismo, si quieres le dejo un recado.

-Te buscaba a ti.

-Yo no soy como mi tía, si es eso lo que piensa.

-Te llevo observando mucho tiempo, dime ¿sabes que significado tiene tu nombre?

-Si...mi madre me odiaba. Muevo mi mano con desdén, quitándole importancia. Podría denunciarle por acoso.

-Para mí tu nombre es hermoso y he decidido concederte la vida que te mereces. Me sonrió de forma malvada.

Ladeé la cabeza igual que los perros cuando no entienden lo que se les dice y puse una cara extraña.
"Otro tarado como mi pobre madre" pensé y desapareció de donde estaba parado para detenerse detrás mía a una velocidad que me dejó tan impresionada que me paralizó.

Por un momento creí que había heredado la locura de aquella mujer que me trajo al mundo, pero me dí un bocado en la lengua que me dejó muy claro que ese extraño si existía.

-Veo que no me tienes miedo. Susurró en mi oído.

-Estoy acostumbrada a ver hombres de muchos tipos y todos sois igual de extraños e idiotas, tú no me sorprendes.

Me dispuse a seguir mi camino y apartarme de él pero me agarró con su mano izquierda de la cintura y con la derecha de la barbilla, con tal fuerza que hizo que mi oreja rozará mi hombro y...¿me mordió?
Ese hombre no estaba loco, era un caníbal, y yo no podía despegarme de su lado.

Empezó a dolerme todo el cuerpo y sentía como mi corazón latía cada vez más lento. Cuando ya me daba por muerta apretó un poco más sus dientes y mi corazón reaccionó de manera inversa, latiendo a un ritmo aceleradamente incontrolable hasta que me soltó y caí al suelo.

Poco a poco dejé de ver su rostro, solo veía su silueta, y luego solo colores que se iban difuminando hasta desmayarme.

Desperté en medio de ningún sitio, en el suelo, con él observándome, e hize una pregunta que pensé que sería la más estúpida que habría hecho en mi vida, pero sentía que era la correcta en mi situación:

-¿Estoy muerta? Balbuceé.

-Buena pregunta. En parte sí y en parte no.

-No se puede estar muerta y no estarlo a la vez.

-Digamos que estás en el límite. Eres como un zombie, pero con cerebro, belleza y fuerza.

En ese momento fruncí el ceño pensativa y enfadada por su respuesta.
¿Desde cuándo no se toma la medicación este maldito caníbal?.

Cuando conseguí tomar valor y me dispuse a hablar me interrumpió con tres palabras que marcarían mi futuro existencia, seguidas del típico "pero" que nunca puede faltar:

-¡Eres un vampiro! Pero hay ciertas reglas que deberás acatar...

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now