Capítulo 19

2.9K 306 8
                                    

Estamos todos en el lago.
Yo seco a Salem, el pobre ha sufrido un intento de asesinato. Mi padre ha intentado ahogarlo mientras yo le cazaba una trucha.
¡Voy a matarlo!

-Vamos pequeña no te pongas así. Solo estábamos...jugando. Se ríe.

-No es justo, te tengo que pegar. ¿Te parece normal que le hagas eso a tu nieto? Le reprocho.

-¿Mi nieto? Ahora todos se ríen.

-Los vampiros no procreamos así que sí. Tu nieto. Puede sonar algo loco pero es una gran escusa para que deje de atacarle.

Mi padre levanta las manos a modo de rendición y habla charlotte:
-Olle Lilith, ¿cuándo dices que conoceremos a ese chico?

-Pues... No llego a terminar la frase cuando escucho pasos a lo lejos, alguien se acerca. ¡Ya llega! Sonrío y salgo corriendo en dirección al visitante.

Me paro cuando he llegado casi al límite de la selva y lo espero.
Está a punto de llegar pero, ¿por qué no para?
De repente choca conmigo colocándome una mano en la parte de atrás de mi cabeza y caemos al suelo.
La mano era para que no me hiciese daño.
Estoy tirada con él encima mirándome.

-¿No tienes suficiente selva que tienes que invadir mi espacio personal de esta manera? Le digo con una sonrisa.

-En realidad sí pero, dime que no te gusta tenerme tan cerca... Me dice muy creído.

Rápidamente me libro de él, me levanto y me alejo un poco. El vuela hasta colocarse a unos centímetros de mí otra vez.

-¿Has hecho bien tu encargo? Le pregunto para despistarlo.

-No me cambies de tema. Claro que lo he hecho bien.

-Pues no. No me gusta tenerte cerca porque eres nuy feo. Le digo con una sonrisa juguetona.

-Muy feo no seré cuando te mueres por besarme... Y acerca lentamente sus labios a los míos, provocando que me prepare para besarlo.
Y de repente se para.
¿Por qué?

-No me gusta besar a quien no quiere ser besado.

Da un paso para atrás y antes de dar el otro le agarro con las dos manos del chaleco y lo atraigo hacia mí para besarlo.
Nuestros labios se rozan y abren poco a poco para permitir que nuestras lenguas se entrelazen una y otra vez.
Cuando me besa siento que vuelo por el cielo, sin problemas, sin nada más que su compañía.
Le doy un último piquito y empiezo a separarme, pero ahora es él quien me agarra fuerte la cintura con su manos y vuelve a besarme.

Le muerdo el labio inferior y tiro un poco de él. Él hace que me va a dar un bocado para que le suelte.
Nos miramos con dulzura.

-Deberíamos irnos, nos están esperando. Le digo, pero no quisiera estar con nadie más en este momento.

Daimon asiente con la cabeza y me agarra la mano.
Llegamos a donde están los demás, en el río.
-Chicas, este es Daimon. Daimon, estos son Jack, Charlotte, Senna y Zafrina. Todos les saludan educados.

Mi padre se acerca serio a él y le da la mano.
-Me alegra verte.

-Lo mismo digo. Le responde Daimon.

Mi padre intenta hacerse el duro pero en realidad está feliz de que haya encontrado mi "medio limón".

Pasamos el día con ellos, hablando de muchas cosas y contando anécdotas. Yo soy muy joven como para tener hechos importantes en mi vida pero no me puedo quejar.

Se oculta el sol y los chicos se van a su zona. Damián se queda en casa y nos deja pasear a solas.
He llevado a Daimon al "jardín de flores y colores", mi lugar preferido.
Estoy sentada delante de él, entre sus piernas, apoyada en su fornido pecho. Él está un poco inclinado hacia atrás, apoyando las manos en el suelo.
El cielo se ve más estrellado a su lado.

-¿Cómo te convertiste? La verdad es que llevo tiepo preguntándomelo.

-Yo perdí a mis padres, el culpable murió en un tiroteo más tarde. Yo me hice delincuente y apareció Caleb, él me enseñó que había otro camino.

No sé que es más triste, si haber tenido amor paterno y haberlo perdido, o no haberlo tenido nunca.

-¿Sabes?, cuando me vine después del juicio pensaba en nuestro cielo de la cueva. Después me dí cuenta que me daba igual, tú eres el cielo que necesito en mi vida. Le confieso.

-Diablita, me confundes mucho. ¿Ahora te parezco guapo? Se ríe.

-El más guapo y el más estúpido. Lo empujo hacia atrás y le miro a los ojos. Por eso me gustas tanto.

-Jamás podría cansarme de estar a tu lado, mirándote y besándote. Y nos hace girar, quedando él arriba mía y me besa despacio. Saboreando mi saliva y disfrutando del momento.
Yo acaricio su suave y escasa barba que me encanta.

Escuchamos un ruido.
Daimon levanta la cabeza para asegurarse que no hay peligro.
-¿Un lobo por aquí? Se extraña.

-Le salvé la vida y todas las noches me acompaña. Ni siquiera intenta a atacar a mi peludito. Le sonrío y subo mi mano por su brazo, paso por su hombro, acaricio su cuello y le tiro del pelo para captar de nuevo su atención.

-Ahh, ¿quieres jugar? Y empieza a morderme la mejilla, el cuello y por todos lados miemtras yo no paro de moverme por las cosquillas que me producen.

Sí, somos vampiros, pero tenemos piel y sentidos, por tanto también coquillas. No es tan raro. Raro sería si hicieramos como en las películas de los mortales y nos transformáramos en unos monstruos con cara arrugada muchos dientes y sin apenas nariz.

Intento defenderme pero él no tiene cosquillas así que me levanto y huyo como una cobarde. Él me persigue y tras un buen rato me alcanza.

Pasamos toda la noche jugando, enamorándonos un poco más.

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now