Capítulo 17

3.1K 311 5
                                    

¡¡Riiinng!! ¡¡Riiinng!!
Suena el teléfono.

Corro hacia la casa y contesto:
-¿Si? Respondo.

-¡Dos semanas! Casi me vuelvo loco esperando algo, no sabía el qué. Es Daimon.

-¿Te ha gustado?

-Me encanta, gracias diablita. La felicidad me invade al escuchar su voz. Mi padre se imaginó quién las enviaba y ni siquiera miró la tarjeta. Se ríe.

Menos mal, me daría mucha vergüenza que lo hubiera leído Caleb. Parece que no me llevaré muy bien con mi futuro suegro.
¿El jefaso sería mi suegro?
Si eso sucede cambiaré el color de las paredes de la mansión, el negro me amarga la existencia.
Espera un momento...¿padre?

-¡Demonios! Se me escapa decir.

-¿Te ha pasado algo Lilith? Se preocupa.

-No, es que he dejado la ropa tendida y Salem la araña. Le mentí piadósamente.

-No te preocupes, espero tu llamada pronto.

-Te extraño. Le respondo.

-Siempre te estaré esperando, diablita.

-Y yo a ti, estúpido mío. Concluyo.

Cada día me enamora más.
Cuelgo el teléfono y salgo corriendo hacia la colina.
Damián y yo hemos estabamos practicando mi "don" cuando sonó el teléfono y le dejé inmóvil sin darme cuenta.
¡Me va a matar!
Llego y le convenzo de que puede moverse.
Me arrodillo ante él y le suplico con una media sonrisa:
-Perdóname, por favor, ha sido sin querer. Escuché el teléfono y...

-¿Era Daimon? Asiento y se ríe. Estos jóvenes enamorados acabaran conmigo.

Él se da la vuelta y se va hacia la selva.
-¿A dónde vas? Le pregunto.

-Voy a cazar para no beberme a mi hija.

Creo que Damián es el único vampiro que tiene el cielo ganado porque por suerte, o por desgracia, convive conmigo.
Aunque nos llevamos muy bien, a veces también discutimos, últimamente mucho.
Después de haber perdido al peludo una vez, lo tengo muy vigilado, no volveré a arriesgarme.
Sin embargo mi padre está empeñado en comprobar si de verdad es inmortal.
Creo que quiere tirarle por un barranco, o ahogarlo, o algo así.
Después yo soy la que tiene una mente malvada y perversa...

Me tumbo en la hierba y solo puedo pensar en Daimon, ese estúpido chico de trescientos años que me tiene loca de amor.
Hoy ha recibido un ramo de flores azules y blancas, aromáticas.
Tengo encargado en la floristeria que le envíen uno a su nombre el primer día de cada mes.
Así cuando las vea y las huela se acordará de mí.
Las de hoy llevaban una tarjeta:
(Para la única persona que con solo oir su voz me hace sentir viva.
Eres la razón que mi corazón usa para intentar latir.
Te esperaré el tiempo que haga falta...
Lilith.)

La gente está acostumbrada a que los hombres regalan flores y detalles a las mujeres, pero nosotras somos más detallistas y sentimentales ¿por qué no podemos ser nosotras las que demos los primeros pasos?
Así que he decidido hacerlo.

Damián acaba de volver de cazar.

-Arriba pequeña, es hora de que conozcas amigos. Me dice.

¿Amigos? ¿A dónde iremos ahora?
Le sigo hasta el río con mi peludito y nos montamos en la canoa.

Hemos remado fuera del lago, por el río amazonas. Nunca habíamos salido del gran lago.
Llegamos a una zona donde los árboles son verdaderamente altos, son secuoyas gigantes.
Siento movimiento, cuatro, creo, muy rápidos por cierto.
Nos hechamos a un lado y sacamos la canoa para que no se la lleve la corriente.

Delante de nosotros aparecen cuatro vampiros: tres mujeres y un hombre.
Nos sonríen.

-Damián, ya era hora de que vinieras. Le dice una de las mujeres.

-He tardado por problemas, pero ya estamos listos. Le responde él.

No lo entiendo y miro a mi padre con curiosidad. ¿Listos para qué?

-Lilith estos serán nuestros nuevos compañeros de entrenamiento. Jack tiene tu misma edad y vais a tener que llevaros bien. Me informa Damián.

Esto sí que no me lo esperaba pero bueno, los amigos de mi padre son también los mios. Doy un paso adelante y ofresco mi mano a ese tal "jack".
-Será un placer hacer unevos amigos. Y le dedico la más amplia de mis sonrisas.

Él me mira sorprendido y tímidamente me da la mano.

-Es muy decidida. Le comenta otra de las chicas a mi padre. Será interesante conocerte. Y esta vez se dirige a mí.

Llevamos ya todo el día con estos nuevos amigos y lo hemos pasado corriendo. He de admitir que no estoy acostumbrada a tantos obstáculos en mi camino. Los árboles me entorpecen y en cuanto cojo velocidad me choco.
Jack es muy hábil en esto, ya llevaba un rato esperándome cuando llegué al final.

-Vamos pequeña, una última vez. Me anima Damián.

-¡Ya! Dice la chica de pelo rizado que, es la madre de los demás.

Empezamos la carrera y voy por delante de los tres, pero una hilera mal colocada de árboles me hace frenar un poco para esquivarlos.
Ya me están alcanzando y vuelvo a acelerar esta vez sin importarme los arboles rozo uno, un poco más fuerte con otro por la banda contraria, y me choco contra otro más adelante que, se tambalea un poco por el impacto mientras yo caigo de espaldas al suelo.
Estoy muy cabreada, no consigo avanzar. Le pego un par de manotazos a la tierra que está muy batida por nuestras carreras.
Entonces se me acerca jack ofreciéndome su mano para levantarme.

-No te rindas, nadie aprende sabiendo. Debes encontrar el truco.
Me aconseja.

-Gracias.

Todos se van a charlar y a descansar pero yo decido quedarme practicando. Debo lograrlo.
Salem me observa desde una rama. Creo que le divierte ver como me caigo y doy de bruces contra el suelo.

Una de las veces que lo intento no me choco, sino que no hago esfuerzo por seguir y me deslizo pegando mi cuerpo al tronco. Como si yo fuera un planeta que giro sobre mi misma y a la vez giro alrededor del árbol.
Quizás si rodelo los árboles de esta forma...

Vuelvo a intentarlo, mo me gusta abandonar.
Corro y cuando llego al máximo de mi velocidad empiezo a encontrarme los árboles en el camino y los rodeo: el primero hacia un lado, el segundo hacia el otro y así consecutivamente.
Llevo ya un buen rato corriendo entre los árboles y no me choco, no necesito disminuir la velovidad.
Por fin ¡lo he conseguido!

Empiezo a saltar de alegría, de árbol en árbol.
Entonces escucho aplausos y me detengo.
Estaba tan concentrada que no me percaté de que me estaban observando.
Damián y los demás están aplaudiendo.

-Muy bien pequeña, sabía que lo conseguirías. Me felicita mi padre orgulloso.

Las siguientes semanas hemos estado practicando muchas técnicas distintas pero que están aumentando poco a poco mi fuerza y mi agilidad.

Definitivamente este nuevo entrenamiento será mebtalmente agotador...

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now