Capítulo 6

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El tiempo pasa volando cuando estás ocupada. Pero si me paro a pensarlo, no ha pasado tanto tiempo, seis meses no son nada en la "vida" de un vampiro (comillas mentales).

Otro día más me encuentro observando la puesta de sol junto a Damián. Esta rutina me encanta.
El sol nos ofrece sus mejores colores entremezclados: comienza con el amarillo huevo cuando empieza a bajar, se va volviendo naranja a medida que desciende, para tornar bruscamente en un rojo sangre cuando consigue rozar horizonte, dejando tonos rosados y violetas en el cielo hasta que llega la oscuridad.
Yo creo que con esos colores tan hermosos el sol da lo más bello de sí para morir día tras día, gastando sus energías en nuestro bienestar.

Y como por arte de magia, el sol ausente le proporciona la energía que, por reflexión, ocasiona que el deber de alumbrar al planeta pase a ser de la Luna.

Hoy está llena, llenísima diría yo. Grande como una pelota y blanca, pero no un blanco puro como mis dientes, un blanco roto con tonos grises que hacen que se dibujen distintas siluetas en su superficie.
Todo depende del ojo con que lo miras.
Hoy está distinta, no alcanzo a verlo claramente, así que me tomo mi tiempo.

-Pequeña Lilith ¿Qué se supone que haces?

Me quedo en blanco al momento. No me había dado cuenta de que estoy moviendo la cabeza hacia un lado y luego hacía el otro mientras pongo caras extranas.

-Dime, ¿has perdido algo ahí arriba? Me mira y se ríe.

-La verdad, buscaba el mensaje de la Luna. Cuando está en lo más alto, como hoy, sus sombras y siluetas te muestran dibujos.

-No verás tu destino, solo tu anhelo. Cuando tienes miedo, ves sombras y monstruos. Tu mente distorsiona lo que realmente ves por culpa de tu mayor deseo.

¿Mi mayor deseo...? Qué curioso.

-Damián, ¿tú qué ves?

Entonces veo una faceta de mi creador que nunca antes había visto, muestra tristeza y vacío.
¡Soy una estúpida! No volveré a preguntarle.
Él baja la cabeza y cierra los ojos.
Esto está yendo a peor, lo he hundido en la miseria sin intención.

-Veo el rostro de una mujer.

Una mujer que acabo de enterarme que existe en su cabeza y a la vez acabo de mandarla a un baúl imaginario en mi cerebro donde mi "yo" interior coloca un cartel: "vuelve a abrirla si tienes ovarios y te mato".

-Voy al lago a nadar.

Y lo dejo allí, mirando la hermosa Luna con deseo.

Me gusta nadar con Luna llena. Todo parece más claro y limpio.
Me desnudo y me meto lentamente en el agua. Noto el frío y el calor pero no producen reacciones en mí, ni escalofríos, ni tiritera, ni agobio.

Salem me ha seguido y se ha echado en la rama de un árbol a observar hasta que salga.
Cada vez que me acerco al lago sola, los indígenas se alejan. Agradezco que me den intimidad.

En este tiempo Damián me ha estado entrenando a fondo: me ha enseñado "kunfú", dice que debo aprender a defenderme usando la fuerza del contrario a mi favor; he aprendido a meditar, para concentrarme en mis otros sentidos, soy capaz de distinguir sonidos extraños a una distancia de casi siete kilómetros; y también he aprendido a "convencer".

Esto último es una táctica de los vampiros para cazar, escapar u ocultar la identidad. Consiste en mirar alguien o algo a los ojos y transmitirle un pensamiento que ellos atribuyen como suyo propio y lo llevan a cabo.
Me costó mucho llegar a conseguirlo, pero lo logré.

{Aprendiendo a convencer...

Damián quiere que toque a un erizo que, por cierto tiene muchos pinchos, no hay sitio libre para acariciarlo.

-¡Tócalo! Debes convencerlo para que no te ataque.

-Pero solo míralo. Tiene ganas de matarme lo veo en sus diminutos ojos negros.

-Oohh! Por la Luna llena! No quieras pasarte tu eternidad aquí parada...¡Venga!

Bueno, allí voy. Me pongo a cuatro patas para mirarle mejor y pienso "no me ataques, por favor".
Acerco mi dedo a uno de los pequeños pinchos y cuando ya lo he rozado...
¡Boom!
Ese bicho va y saca cinco centímetros de púas escondidos en el agujero y me atraviesa por completo el dedo.

-¡LA PUTA DE MI TÍA! Grito. Ahhhh!

-Lilith, ese vocabulario. ¿Por qué no lo has convencido ?

-Pero si le he suplicado y todo.

-Los vampiros no suplican, pequeña.

Aparto mi dedo dolorido y el erizo vuelve a guardar los pinchos.

Estuve todo el día intentándolo, una y otra vez hasta que me salió. Y cuando me salió, seguí haciéndolo para perfeccionarlo.

Los tres días siguiente los pasé recorriendo el bosque, convenciendo a cada animal que me encontraba de hacer algo.
Damián no hacía nada más que observarme y reirse.}

Algo me distrae de mis pensamientos y mi relajante baño.
Mi padre se ha movido de donde estaba.
Entonces escucho pasos a lo lejos, seguro que él los escucho antes, tiene más entrenamiento y su radio de audio es mayor.

Corre muy rápido para ser humano, es un vampiro.
Se está acercando, viene hacia aquí.
Me visto corriendo y subo a la colina con Damián.
El vampiro se detiene ante nosotros y sonríe. Mi padre se relaja y también le sonríe.

-¿Qué te trae por aquí, Ambrose?

-Me dirijo hacia el norte a visitar a unos primos y decidí parar a saludar.

-Te puedes quedar el tiempo que desées. Esta es Lilith, mi hija desde hace poco.

Se acerca a mí, toma mi mano con delicadeza y la besa. Sí que tiene que ser viejo para hacer eso. Le dedico una gran sonrisa.

-Los amigos de Damián también son los míos. Añado.

Los dos se dirigen a la cabaña a charlar y a ponerse al día sobre sus asuntos, pero yo preferí observar la luna.

He vuelto a por Salem, con las prisas la dejé en el árbol dormido.

Estoy sentada sobre las hierbas, con las piernas cruzadas y apoyándome esobre mi mano derecha en el suelo.
Con la otra acaricio a mi hermoso gato que duerme plácidamente, como debe ser.

Y de repente lo veo.
La Luna está dividida por la mitad por una fina línea, parecen dos rostros besándose.
El de la izquierda muestra unas pestañas, debe ser la mujer. El de la derecha, el hombre, muestra una sombra más ancha sobre lo que interpreto como su ojo, será su ceja.

¿Debo tomar esto como que deseo el amor?
Bueno pero no tengo prisa, tengo toda una eternidad para encontrarlo. No moriré preocupada por ello como los humanos que no encuentran a su media naranja, solos y tristes.

-¿Por qué le dirán media naranja Salem? A veces le hablo, aunque no me entienda ni me escuche, pero me ayuda a reflexionar.

No hay dos personas o vampiros iguales como una esfera y el amor es, más bien, amargo y agrio casi siempre.
No buscaré mi media naranja, la voy a dejar tirada. No merece la pena buscar una copia de ti.

¡Yo voy en busca de mi medio limón!

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now