Capítulo 30

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Toda la noche sin hablarme.
Peor que eso, sin mirarme.
Me está poniendo histérica. No puedo esperar a que se le pase el cabreo, o lo que sea que le pase.
Dylan está sentado en los cojines del salón viendo la televisión.

Me levanto del sofá y apago ese estúpido aparato. Él se levanta y va hacia las escaleras. Yo vuelo y me coloco un escalón por encima de él con los brazos cruzados.
Estoy totalmente decidida a arreglar esto y no se me va a escapar esta vez.

-Quítate del medio lilith.

-No, quiero que me digas por qué te has enfadado.

-¿Te parece poco? Ese niñato ha intentado besarte y no sólo eso, sino que me entero de que ya lo había conseguido antes. Me dice enfadado.

-Solo le besé una vez, y fue para que Stuart me dejara de molestar.

-Bueno, ahora ya tienes un nuevo acosador porque "le gustan las chicas malas". Me dice con tono burlón.

-Tu problema son los chicos o solo mi mal comportamiento?

-Mi problema eres tú. Acaba y dirige su mirada hacia otro lado.

¿Yo? Pero si nos llevamos mejor que nunca. No entiendo nada.

-Dylan, tú...¿me odias? Dejo caer mis manos hacia ambos lados de mis caderas a modo de derrumbe por mis pensamientos.

-Cada vez que estás con un chico me hierve la sangre, cuando no sé dónde estás me duele pensar que algo te haya pasado y no vuelva a verte. Hace una pausa y todo me encaja enseguida, siente algo por mí. Lilith, yo...

No le dejo terminar la frase. Coloco mi mano en su hombro y me inclino hacia delante, besándole, mientras con la otra enredo mis dedos en su media melena.
Él se deja llevar por mis labios y pasa sus manos por mi cintura, rindiéndose a mi suave y lento beso.

Suena mi alarma del móvil para irme al instituto, y él me aparta despacio de su cálido cuerpo, todavía con los ojos cerrados.
Abre los ojos y me mira.

-Vas a llegar tarde.

Me suelta la mano y sigue subiendo las escaleras, pero ahora no sé de qué ánimo está.
Me cambio de ropa rápido, cojo mi mochila y salgo de casa.
Cuando ya he dado unos veinte pasos me giro y le veo observarme desde su ventana.
No lo entiendo, me ha encantado besarle pero él parece haber vivido otro momento distinto.

Me paso pensando todo el camino al colegio, incluso en las clases. Kate me habla de algo que le paso ayer, pero no le presto atención.

A la hora del recreo suena el altavoz del centro:
-Hola, soy Stuart. Solo quiero decir una cosa, que yo por Lee siento mariposas. Mi corazón por ti siente cosas y me encantaría besar tu boca.

Lee es una chica callada, con gafas y con el pelo rizado. Nunca en toda mi "vida" había visto a un chino con los cabellos rizados.
En los últimos años se ven pocos chinos por la gran epidémia que hubo en su país en el año 2017.
Murió la mitad de la población.
Para mi opinión, fue ocasionada por la naturaleza. Los chinos querían procrear e invadir todo el planeta. Quizás tuvieran complejo de conejos, o quizás solo fue cosa de los vampiros para controlar la situación de sobrepoblamiento.
Eso da igual, lo importante es que la enfermedad, igual que vino, se fue.

La pobre Lee está roja como un tomate y todos los alumnos la miran con lástima, es la siguiente víctima del "Romeo" del instituto.
Yo solo me alegro de que Stuart se olvidara de mí y espero que ella lo pueda soportar un tiempo.
Desde luego que ese chico persigue a cualquiera y no hace tres días que yo era " la luz de sus mañanas" y no sé que más.

-Olle niño, ¿qué haces aqui? Grita una profesora por megafonía.

-Estoy declarando mi amor profesora. Se defiende Stuart.

-Apaga eso y sal de aquí insolente. Se escucha un pitido y se apaga el altavoz.

Suena el timbre para entrar de nuevo a clase y me detiene Jason.

-Vale, ya te has hecho la dura pero no lo necesitas. Me gustas mucho y sé que yo a ti también. Me dice con orgullo.

-Quítate de mi vista, no quiero llegar tarde. Mañana hablaremos. Le digo y el obedece.

No tengo ganas de hablar con él, me decepcionó mucho su atrevida actitud de ayer y habla de una forma que me pone nerviosa.

Además, después de lo ocurrido esta mañana, las cosas entre Dylan y yo no han quedado muy claras...

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora