Capítulo 26

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Bienvenida la "resaca" del domigo.
Me duele la cabeza y no escucho muy bien por el oído izquierdo.

Me siento en mi cama y Dylan viene detrás mía.

-Se me ha olvidado preguntarte, ¿qué tal la fiesta? Me grita.

-No me grites, me duele la cabeza de tanto ruido.

-A mí también me duele pero de la preocupación.

-Ya he dicho que lo siento. No quiero discutir con él.

Salem se monta sin que nos demos cuenta encima de mi aeropatín, lo activa y coge velocidad, choca contra la pata de la cama y el gato sale disparado con las patas estiradas y las uñas sacadas. Pasa volando entre Dylan y yo y...
-¡¡Miaauuu!!

Se estampa contra el cristal de mi ventana.
¡Maldito gato!
-Estate quieto un rato. Le dice Dylan mientras lo recoge del suelo.

-Podrías aplicarte el cuento. Le reprocho y el pone cara de mo entender lo que digo. ¿A qué sabía la zorra de Sami?

-Ohh, por dios, te has enfadado por eso. Soy yo el que debería enfadarse con ella.

-Ahh ¿si? Pues que sepas que... Me interrumpe el sonido de una piedra que choca contra la ventana.

-¿Y ahora qué pasa? Dice enfadado.

Abro la ventana y me asomo. Es Stuart, un friqui que dice que me ama y bla, bla, bla. Al principio era gracioso pero ahora me agobia.

-Buenos días princesa. Me levanto cada mañana pensando en ti. Me grita desde debajo de mi ventana.

-Por favor, otra vez no. Es la quinta vez este mes. Voy a acabar con tu romeo. Dice Dylan y sale de mi cuarto hecho una furia.

-Ya te he dicho que no quiero nada contigo Stuart.

-Para mí solo existes tú, la dueña de mi...¡Ahh! ¿Pero qué?

Dylan ha bajado, ha cojido la manguera del patio y le está dando una ducha.

-Fuera de mi casa. Como vuelvas soltaré al perro. Y deja a Lilith en paz idiota. Le grita Dylan.

Stuart se va corriendo y dejando charcos por donde pisa.

-No sé por qué te enfadas...debería enfadarme yo con él. Le digo a Dylan con retintín y cierro la ventana para tumbarme en la cama.

El domingo se me pasa volando, no tengo ganas de nada, así que preparo la comida para mañana. No le dirijo la palabra en toda la noche al lobo.
Suena la alarma del móvil. Cojo mi mochila y salgo sin despedirme.
El uniforme del instituto consta de una falda de vuelo gris con una blusa blanca con el emblema del IES Ernest Black.

Kate sigue enferma en su casa. El alcohol todavía no termina de desaparecer.
A la hora del recreo habíamos quedado con los chicos.
Me acerco a la mesa de los gemelos.

-Hola chicos. Kate esta de resaca.

-Hola. Me dicen al unísono.

Yannick y Yoel Robinson son gemelos y los chicos más divertidos que conozco. Además me mantienen a salvo del acoso de Stuart.

-Ayer Stuart se presentó en mi casa de nuevo y mi primo lo hecho con la manguera.

-Primero, tu primo es mi ídolo y segundo, eso no sirve, si riegas una planta florecerá. Me dice Yannick.

-Y se aferra más al suelo. Termina Yoel.

-¡Ai, no! Ahí viene. Veo a Stuart venir con una flor en la mano y me pongo detrás de Yannick.

-¡Pírate Stuart! Le gritan los dos a la vez, el se gira y se va.

-La solución es besar a otro chico, así que se apartará de ti. Me aconseja Yoel.

-¿Cómo beso a otro? No me gusta nadie. Refunfuño.

-Elige a un chico cualquiera que no conozcas y te lanzas, total nunca vas a conocerlo... Dice Yannick.

-Ni él a ti. Termina Yoel.

Bueno, parece un buen plan.
Suena el timbre y entramos a clase de química.
Al terminar las clases salgo del instituto y veo entre la multitud a Stuart.
-Lilith, espera. Me llama.

¡Demonios! No aguanto más.
Hago como que no le escucho y camino hacia un chico rubio con ojos claros que parece esperar a alguien. No tiene uniforme, así que lo más seguro es que no le vuelva a ver.
Me acerco rápidamente y le planto un beso en los labios. Él se sorprende pero continúa besándome.
Abro un poco los ojos y veo de reojo a mi acosador irse en dirección contraria.
Dejo de besar al chico guapo.

-Lo siento, te he confundido¡Qué torpe soy! Le grito mientras me voy corriendo a casa.

Él solo me mira atónito y levanta la mano a modo de despedida.
Todavía me quedan tres calles para llegar a casa.
Solo hay un hombre en la calle y viene hacia aquí.

-Perdona, ¿Cómo se llega a la calle Lord Richard. Me acerco para indicarle en el mapa, pero él me coloca un paño en la boca que huele a...¿cloroformo?

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now