Capítulo 11

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Un año y un mes de "vida".
Son las 8:45 a.m.
Damián me compró un reloj en su último viaje, y una pulsera.

Jugueteo tumbada en mi cama con las perlas de mi pulsera nueva, tiene cuatro: una blanca, unas mitad blanca-mitad negra, una negra y una roja.
Representan las posibles apariencias de la Luna.

De repente Salem salta a mi barriga y me ataca las manos para que le deje jugar con las esferas brillantes y la cuerda de enganche.
Siempre tan curioso.

Hoy es el gran día. Voy a conocer al Antiguo del clan.
Él sabe que existo porque Damián tuvo que pedirle permiso para morderme, son las reglas.
Jhon, el encargado de transmitir las palabras del jefaso nos dió cita cuando Damián le cogió el teléfono hace dos días.

Mi padre dijo que estas tres semanas me vendrían bien para relajarme y que no quería que fuera a testificar en estado de shok, aunque lo superé rápido con su ayuda.

El jefaso se llama Caleb. Y hay que respetarle y hablarle de usted, estos viejos se cabrean pronto con los mal hablados...

Tenemos que salir a las 10:00 a.m. Para llegar a tiempo a la audiencia, o cita, o cómo se llame.
Si llego a saber que el matar a Aaron me iba a causar tantas molestias lo hubiera dejado que me matara y que él se comaiera con sangre la charla del Anciano...
Naah es broma. Ni por toda la sangre del mundo.

-Lilith, vamos a alimentarnos. Necesitamos coger fuerzas.

Cuando volvemos de cazar cojo una mochila con la parte de arriba de rejillas y meto a Salem junto con una cajita, también con agujeros, donde hay seis ratones.
No sé cuánto tiempo estaremos fuera pero me gusta ser precavida.

Voy hacia fuera y Damián me agarra del brazo para pararme.

-Allí no tendremos libertad para hablar sin que no nos oigan otros vampiros. Repasémoslo una última vez.

-Fue en defensa propia. Él era más rápido y más fuerte pero me subestimó. Bajó la guardia y le pinché con las espinas de una Cicuta que lo paralizó y aproveché para cortarle la cabeza.

Una Cicuta es una flor que te provoca problemas en la sangre y te paraliza.

-¿Y pase lo que pase...?

-No deben saber que puedo convencer a los vampiros.

-Buena chica. Me sonríe y me besa en la frente. Todo saldrá bien, pequeña.

Estamos ya de camino, volando por el suelo, llegamos al coche y conducimos hasta el puerto, donde cogemos un barco para cruzar desde el canal de Panamá hasta el golfo de México, donde cogemos un autobús.

Llegamos a Washington, entramos en un túnel de metro y nos dirijimos a los servicios...¿Qué necesidades tenemos nosotros?
No comemos, por lo que no digerimos, por lo que no tenemos que pisar un sucio baño.
Cuando voy a preguntarle a mi padre si tiene fiebre o se encuentra mal me quedo boquiabierta.

Él se agacha y hace algo en una tubería bajo los lavamanos. Pocos segundos después se abre un pasadizo en las baldosas del suelo, dejando ver una estrecha escalera.
Bajamos por ellas y Damián tira de una palanca que hay en el pasadizo, haciendo que la entrada desaparezca.
Nos quedamos a oscuras, aunque eso no es problema porque tenemos visión nocturna.
Volvemos a volar por el suelo y el camino se me hace muy largo por muy rápido que vayamos.

Llegamos al final y veo a un vampiro vestido de negro.

-Nombres y motivo de la visita. Nos dice con semblante serio e imperturbable.

Yo aprobecho que Damián se encarga de él para echarle un ojo al gato, que sigue dormido por el sedante de flor de Amapola que le dí antes de salir. Su cabeza estaría dando mil vueltas si estuviera consciente mientras corremos tan rápido.

-Damián, tenemos una cita con Caleb.

El "Men in black" de dos metros mira un Ipad y nos abre la puerta dorada que escondía tras su gran cuerpo.

Entramos en una gran mansión de paredes color crema y muebles negros con rosas rojas grabadas en las puertas. No hay ventanas.
Oigo pasos y voces por encima de nosotros, son humanos. Creo que esta mansion se encuentra bajo otra casa, oculta con insonorisaciones para los humanos.

Damián debe haber estado aquí antes porque no le sorprende ni se fija en nada.
Una puerta llama mi atención, tiene un cartel de "Reservas" y un guardián vigilándola.

Ahora que lo pienso, esto me recuerda a una película que vimos hace poco por la televisión.
Estos vampiros de negro son muy parecidos a las rubias, yo y Damián somos Ana Steele y el Antiguo con el que tenemos la cita, es el señor Grey.
Me estoy riendo por dentro por mi gran imaginación.
La única diferencia es que no hay nada estimulante en tener fantasías sexuales con un viejo.

Nos hacen pasar a una habitación con una cama enorme, un sofá y...¡una televisión de noventa pulgadas!
Esto es una pasada. Realmente Caleb es un pez gordo.
Saco al gato y lo pongo en la cama, poco a poco está despertando.

Me he cansado de ver la tele, está llena de anuncios y teletiendas.
Intentan vender tonterías que nadie necesita.
El mundo se está llenando de mortales adictos a objetos materiales y sin valor.
Los humanos son muy débiles y manejables en ese aspecto.

-¿Puedo salir, padre?

-Claro, pero vuelve cuando el cartel esté en rojo.

Me acompaña a un pasadizo que da al baño de una cafetería y antes de irme me giro:

-No dejes que se coman a nuestro lindo peludo, por favor.

La cafetería está en frente de la Casa Blanca, y se llama "Casa Blanca".
¿Cómo no? ¿A quién se le habrá ocurrido el brillante y origal nombre?
¡Vaya lumbreras!

Paseo por las calles y todo lo que veo se resume en esto:
Anuncio Cocacola, anuncio McDonald, grupo de hippies apestosos, bar karaoke chino, grupo de prostitutas, restaurante chino, anuncio Burguer King, grupo de punkies, un indigente, otro indigente, anuncio Cocacola, más indigentes buscando en la basura, un tío con rastas hasta las rodillas y su perro caniche, cuatro tíos negros con pistolas insultándose, más anuncios,etc.

La ciudad es muy deprimente, quiero volver a la selva.
Vuelvo al café, el cartel todavía está verde, paso por el pasadizo y juego con el gato después de darle un ratón.

-Damián, ¿dónde estamos?

-En la casa negra, debajo de la Casa Blanca.

-¡No jodas! Me quedo boquiabierta.

Estoy debajo de Obama.
Me paro a pensar....ya sé, me bebo su sangre y ocupo su lugar.
Después del choque del primer presidente negro, la primera presidenta vampira no sorprenderá tanto ¿no?
Empiezo a reirme a carcajadas y Damián me mira sorprendido.

-A saber lo que está pasando por tu malvada cabezita...

Bueno, me ha explicado que Caleb es el que mueve los hilos del país. Vigila a los peces gordos y cuando ve que algo va muy mal y tendrá consecuencias terribles manda a sus guardianes a convencer al que sea necesario de algo.

¡¡TOC!!¡¡TOC!!

-¡Señorita Lilith! Llaman a la puerta. Es la hora.

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora