Capítulo 54

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Antes de partir al castillo mi cabeza comienza a idear algún plan para desacerme primero de la niña.
Sé que Dylan es fuerte pero esta vez nuestros rivales no son vampiros comunes y quiero asegurarme de que no corre riesgo ninguno.
Por el pequeño que llevo en mi interior no me preocupo, yo cuido de él con mi vida.

- Estás mas hinchadita. Me besa en la mejilla al despertarse.

-Gracias, es lo que quiere oir toda mujer por la mañana. Le digo sarcástica y termino de vestirme en aquella pequeña habitación de hotel.

-¿Lista? Asiento con una sonrisa y nos dirigimos a nuestro destino.

Llegamos ante las grandes puertas del castillo.
Varias aldeas de alrededor del lugar están abandonadas o los habitantes están ocultos porque hace varias semanas empezaron a desaparecer personas cada noche. Algunos hablan de un asesino en serie, otros del mismísimo diablo, pero yo sé que ha sido él, mi padre, Vladimir Drácula.

Empujo la gran puerta y dejo a Dylan en la entrada. Se muere de ganas por seguir a mi lado pero en mi plan no cabe su muerte.
Beso sus hermosos labios a modo de despedida.

-Te amo. Me dice con gesto de preocupación.

-Te amo. Le respondo antes de adentrarme en la oscuridad del palacio que avanza a medida que el sol se oculta en el horizonte.

Una voz retumba en los pasillos .

-Has venido... Aparece al final del pasillo un hombre alto de piel blanca y bastante joven.

Es exactamente igual que el retrato de la pareja.

-He de admitir que eres una gran creación y me has sido muy útil pero,...eres desobediente y ahora esperas un bastardo de esa bestia. Hace muecas de menos precio hacia mi persona.

-Me da igual tu triste historia. Estoy segura de que tu mujer muerta no aprobaría lo que eres ahora.

-No tiened dere... Le interrumpo.

-Ademas, nadie insulta a mi familia. Concluyo y le ataco pero no llego a tocarle.

¿Por qué soy tan lenta?
No puedo matarle porque noto la presencia de Shana cerca. Ella lo evitaría y me matarían entre los dos en una lucha de dos contra uno.
Decido hacerme la sorprendida ante mi perdida de fuerza y seguir pareciendo débil.
En un par de movimientos me tiene agarrada del cuello, pero no lo suficientemente fuerte como para ahogarme.

-Parece que ese bastardo te hace débil. Si él adquiere tus poderes me será útil en un futuro. Me dice pensativo y a continuación me lleva arrastras por varias escaleras hacia una de las torres y me lanza a una celda del mismo material extraño que la última que me aprisionó, y de la que por cierto no me costó salir.
Una vez dentro aparece la niña repelente y angelical y yo me siento en una esquina a meditar.

-Pronto habré recuperado todas mis fuerzas, necesito más humanos, hija.

Me relajo completamente y me concentro hasta que logro entrar en su mente y, antes de que se dé cuenta, me hago con su cuerpo enviando a la consciencia de mi padre a la zona vip de "se mira pero no se toca".

-¡Shana! La llamo y esta retrocede de nuevo hasta la puerta del calabozo donde estoy. Quiero que sepas que tu madre te quiso y yo siempre te querré.

La niña muestra su expresión de duda ante estas palabras y antes de que reaccione le corto el cuello y su pequeño cuerpecito cae al suelo.
Los gritos desesperados de Wilson retumban en mi cabeza y comienza a dolerme estar aquí dentro por lo que vuelvo a mi cuerpo inmediatamente.

El gran Drácula invencible y tan temido ahora era el ser más solo de este mundo. Ahí estaba él, yo observaba a través de las rejas de la puerta, todavía sentada en aquella esquina, como un padre lloraba la perdida de su amada hija.

-¡¡¡Shana!!! La llamaba mientras ibtentaba recolocarle la cabeza en su cuerpo sin éxito alguno.

Las lágrimas caían por su blanca piel sin verguenza ninguna.
No siento lástima, ni lo más mínimo. Esas dos personas han invadido mi mente para intentar ordenarme, han invadido mis sueños para causarme dolor, han intentado matarme varias veces y ahora no merecen la más mínima pena de mi parte. Bastante me he contenido al darle una rápida e indolora muerte a esa maldita niña.

Al cabo de unos diez minutos, él se levanta y se da la vuelta para que nuestras miradas se crucen. Yo le sonrío victoriosa ante el fin del primer asalto.

-Acabaré contigo. Dice lleno de ira y de dolor.

-Lo estoy deseando. Me pongo en pié y él entra en la celda conmigo, cerrando la puerta tras de sí.

Sin pensarlo dos veces se lanza a por mí e intenta asestarme varias puñaladas con sus garras pero las evito con facilidad. Mis grandes ojos rojos están alerta a todo movimiento que realiza y me defiendo intentando adelantarme al ataque de mi rival.

-¡No vales nada! Me grita para intentar desmoralizarme pero mi ego es demasiado grande para que se tambalee ante estúpidos comentarios.

-Yo soy. Le doy un golpe. Mejor. Otro golpe. Que tú. Y con este último puñetazo en la cara lo lanzo contra el extraño acero, consiguiendo que lo atraviese.

La pelea continua en el pasillo y nos golpeamos el uno contra el otro sin descanso.
Su puño izquierdo impacta en mi cara y se lo agarro para darle un golpe en seco con mi codo y partírselo. Le doy una patada y el aprovecha para agarrarme del brazo y tirar para desencajarmelo pero yo soy más rápida y consigo pisarle bruscamente la rodilla, rompiéndole esa pierna.
Apenas se logra sostener erguido con una sola pierna y un brazo pero se arrastra como puede hasta mí, sin posibilidad alguna de vencer.

-Eres historia, ¿algún último deseo, padre? Le pregunto educada.

-Quiero ver tu cara cuando te enteres de que a estas alturas, tu maldito lobo estará siendo asesinado por Lara. Dice y comienza a reirse descaradamente.

La respuesta me pilla por sorpresa y me deja en estado de shok.
¿Otra aliada? No contaba con más enemigos aquí.
La preocupacion se acumula en mi pecho y la ira por no saber si es verdad me invade.
Empujo a Drácula al suelo para que caiga bocabajo y le agarro del pelo con mucha fuerza, arrastrándole hasta la puerta más cercana.

-Siempre has sido alguien vulgar y sin importancia para mí. Digo con rabia y comienzo a infringirle dolor.

Golpeo su cabeza una y otra vez contra el suelo de ladrillo mientras él grita de dolor.
No me siento satisfecha con ello y lo levanto para hacer que choque con el borde de un muro pero a los pocos golpes me aburro y lo dejo caer entre la puerta medio abierta. Agarro la puerta y la intento cerrar, oprimiendo su cráneo repetidas veces descargando todo el odio de mi interior hasta que su voz se calla y en mi último golpe, la puerta consigue lanzar su cabeza hacia un pasillo mientras su cuerpo se queda inerte en el suelo.

No me detengo en observar mi obra de arte, ahora solo me importa una cosa: ¡Dylan!

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