Capítulo 9

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Sentía a alguien acercarse, mejor dicho algo.

Casi volaba por el suelo de lo rápido que corría. Más rápido incluso que Damián o Ambrose.

Mi padre todavía tardará dos días en volver y me visita alguien de esta forma.
Si esto no es tener mala pata...

Encierro a Salem en mi cuarto y dejo la jaula de los ratones sin el cerrojo puesto.
No digo que vaya a morir hoy, solo que si muriera él podría sobrevivir hasta que venga su salvador.

He cojido mi potingue especial para eliminar rastros y lo he juntado en las esquinas de la casa y en algún árbol de alrededor mientras me dirijo a la cocina.

Me quedo encima de la colina, esperando que pase de largo, con suerte.

Se acerca,... se acerca, y...pasa de largo.
Espera. ¡Se ha parado! ¿Porque?
Y me doy cuenta.
Con tantas nervios no me he dado cuenta de que me estaba mordiendo el labio, y muy fuerte.
¡Malditas costumbres humanas!
Vuelve y me encuentra.
Está parado detrás de mí.

-Vaya, vaya. Mira lo que tenemos por aquí. Y casi paso de largo.

-Por mí no te molestes, puedes seguir tu camino sin remordimiento.

Intento hacerme la pasota pero no creo que pueda hacer nada para espantarlo.
Tiene una actitud muy confiada, puede que me infravalore y eso sí puedo usarlo a mi favor.

-No sé por qué, pero aquí el olor está muy mezclado. Sin embargo, no lo suficiente como para no darme cuenta de que apestas a él.

¿Él? Yo solo he estado con Damián.
¿Por qué lo busca a él?

-Un murciélago me ha contado que ahora tiene a una neófita como hija. ¿Cuántos años tienes?... ¿cien?

-Noventa y cinco y medio, pero casi. Mentí.

-Tú rellenas el hueco que yo le dejé...¿no te ha hablado de mí Damián?

-Solo me presenta a sus amigos y viéndote...no me interesa conocerte. Le puse cara de asco como cuando veo a Salem expulsar una gran bola de pelo.

-Te contaré una breve historia: Soy el famoso Aaron. Yo me convertí cuando el tenía ya trescientos años, y mi creador me abandonó.

-¿Intentas dar pena?

Se acerca a mí, me agarra el cuello con una mano y me mira fijamente a los ojos llenos de maldad.

-No me interrumpas, me puedes hacer enfadar. Se aparta de mí y continúa narrando.
Él y yo estábamos cegados por una belleza, Valentina. Ella lo eligió a él y yo fui desterrado por masacrar doscientos humanos. Tras un año, maté a Valentina y le dejé con vida a él para que sufriera.
Ahora tú le haces feliz. Y por eso te voy a matar.
No tendrás más de veinte años, pequeña mentirosa. Se ríe.

¿Damián tuvo una compañera que este maldito insecto mató?
Algo estaba pasando dentro de mí y era la ira. Pero es la primera vez que tengo estas ganas de matar como vampiro, nunca he cumplido mi deseo de matar a mi madre, a mi tía, o incluso a Darren.
Me arden los ojos y apreto los puños.
Empiezo a gritarle:

-Tú vienes aquí , a mi casa, a contarme esta mierda de historia ¿y piensas que voy a quedarme quieta?

-No me grites insignif...

-¡cállate! Le interrumpo, la sangre de mis venas debe estar hirviendo.
Has hecho daño a una de las personas más importantes de mi vida y quieres volver a hacerlo.

-Bueno me gusta ver su cara llena de dolor. Se ríe.

Ha daleado un poco la cabeza, al igual que yo, también se ha dado cuenta que se acercan dos vampiros, y estoy segura que son cazadores que le persiguen.

-Voy a acabar contigo antes de que me cojan.

Me siento capaz de todo e intento lo imposible.
Le miro a los ojos lo más concentrada que he estado en mi vida y le grito:

-Arrodíllate. No funciona y sigue andando hacia mí , pero vuelvo a intentarlo. Esta vez con todas mis ganas.
¡He dicho que te arrodilles! Estoy sorprendida.

Está de rodillas y con cara de espanto.
Los dos acabamos de enterarnos que puedo hacer lo que quiera con él con solo una orden.

-Todos los que me han hecho daño lo han pagado caro y han vivido con miedo por lo que podría volver ha hacerles. Tú no correras esa suerte.

Me acerco a su oído y le susurro:
-No vas a moverte, ni a intentar luchar contra mi orden. Te vas a quedar ahí, quieto. Sufre.

Entonces saco la mano de mi bolsillo izquierdo junto con la daga que me regaló Kiara. Dejo que él la vea y le muestro mi sonrisa de satisfacción porque voy a realizar mis pensamientos.

Coloco mi mano izquierda en su hombro y con la derecha agarro el cuchillo con fuerza y comienzo a cortar su cuello muy despacio, moviendo el cuchillo hacia delante y hacia atrás, como si fuera una sierra.
Él comienza a gritar y aprieta los dintes, y los puños pero mi orden ha sido clara "no te muevas".
Cuando llego al centro del cuello muevo mi mano izquierda del hombro hacia su cabeza, agarrándole del cabello para que poder seguir cortando hasta el final.
Sigue gritando sin parar.

Puedo sentir su dolor y cada tejido de su cuello rompiéndose con la filosa hoja de mi daga.
Y cuando el cuchillo acaba el recorrido... ya no hay gritos.
Ya no hay maldad.

Levanto la cabeza por el cabello y miro sus ojos que están cada uno hacia un lado, y su boca abierta.
Una arteria del cuello de la parte del cuerpo me salpica siete gotas en la parte derecha de mi rostro, todavía iluminado por un sol de, más o menos, las siete de la tarde.
Siento repugnancia y tiro la cabeza al suelo.
Limpio la sangre de la daga con mi lengua y la escupo en su cabeza inherte.

- Dime, famoso Aaron¿Ahora quién es el pequeño insignificante? Le suelto fanfarrona. Aquí acaba tu patética historia.

Ya están llegando los cazadores y me siento en el suelo con las rodillas flexionadas y mis antebrazos cargados sobre estas, apoyada en un árbol de esa misma colina para esperar la puesta de sol. Me siento mentalmente agotada.

Llegan los cazadores y observan el cuadro que el destino les ha dejado: un vampiro de quinientos y pico años asesinado por una neófita de solo un año.

-¿Qué ha pasado? ¿tú le has matado? Me preguntan.

-Juro que fue un... "accidente". Y suelto un risa interna por mi graciosa respuesta que nadie en su sano juicio, ni siquiera un niño borracho se creería.

Mi vida está casualmente llena de gente que me hace daño y sufre "accidentes" que hasta ahora no habían ocasionado la muerte.

Los cazadores han quemado el cuerpo y me han preguntado mi nombre.

-Me llamo Lilith y, por primera vez, he hecho honor a mi nombre.

Y ya no volveré a ser la misma, o eso creo...

Bienvenida Al InfiernoOnde histórias criam vida. Descubra agora