Capítulo 7

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El Amazomas contiene la mayor biodiversidad que puedas imaginar, tanto de animales como de plantas.
Damián me ha hecho leer un libro sobre plantas medicinales.
Nunca se sabe para que se necesitará pero, mejor prevenir que curar.

Entre todas las plantas las que más utilidad tienen, a mi parecer son algunas como: la flor de la Amapola (sedante), el grano de Anís (hinchazón y mala digestión), las semillas de Apio (cicatrizante), la flor del Arnica (hematomas y esguinces), la Artemisa (dolores femeninos), la flor de la Caléndula (antinflamatorio) o la Equinace (aumenta las defensas del cuerpo).

Creo que si hubiera estudiado alguna carrera hubiera sido medicina o algo parecido.
¡Qué irónico! Salvar vidas mientras con unos pocos de movimientos podría acabar con ellas...

Damián ha recibido una llamada de los guardianes. Es el cargo que se les da a los vampiros que vigilan la entrada de intrusos a nuestro clan.
Por lo visto hay un neófito en la zona que mata a humanos para alimentarse, así que hay que tener los ojos bien abiertos.
De todas maneras lo están persiguiendo los cazadores.

Ambrose lleva ya dos días con nosotros.
Me ha contado que vive con su compañera y dos chicos, que supongo que serán como yo para Damián.
Ambros tiene seiscientos cincuenta años y me ha contado innumerables anécdotas de su recorrido.

Toda su vida ha viajado y estudiado y
...bueno, ha hecho lo que ha querido.

Los dos se encuentran en casa y hoy he decidido enseñarles algo que he inventado.

Estoy como a quince o veinte kilómetros de la casa y me escondo entre unos grandes arbustos. Me he pintado con un poco de barro la cara para poder mirarles sin que me distingan.

-¡Lilith! Me llama. Va a amanecer.

Pero no le respondo, me busca con la mirada. Probablemente la última vez que escuchó mis pasos fue por esta zona, pero no me huele.
Está de veras empezando a preocuparse.

-Ambrose, ¿la has visto?

-Al igual que tú, la escuché andar por aquí, pero no logro rastrearla.

¡Siiii! He conseguido mi propósito.
Bueno sería increíble que pudiera hacerme invisible, pero esto es el mundo real.
Como ya he ganado, decido salir victoriosa.
Estoy a cuarto patas y no me molesto en levantarme, camino como si fuera Salem.
Cuando me escuchan, solo me miran con gran asombro.

-Soy un genio, padre. Le informo con gran superioridad.

-¿Cómo demonios has conseguido eliminar tu rastro? Me tenías preocupado.

-Bueno, no revelaré mi secreto. Pero te adelantaré que he descubierto plantas aromáticas e inhibidoras de olor, que si las mezclas de cierta manera...tu aroma se confunde con el del ambiente.

Y...ahí está la gran sonrisa de satisfacción y orgullo por parte de Damián. Que, por cierto, también me dedica Ambrose.

-Esta hija tuya es una hermosa caja de sorpresas, querido amigo.
Cuando haya pasado sus cincuenta años, me encantaría que os vinierais un tiempo por mi zona.

Este amanecer ha estado muy bien, ellos no han parado de hablar de lo que hice. Aunque creo que Damián sabía que estaba tramando algo, porque llevo casi dos semanas con la cara embarrada y escondiéndome, no se imaginaba que fuera por esto.

Por la mañana Ambrose debe continuar su camino, dice que me traerá algo bonito a la vuelta. Estoy ansiosa.

He cumplido un año justo hoy y han sido los trescientos sesenta y cinco días más felices de mi vida.
Cuando Ambros volvió me dió un collar hermoso, con perlas negras y un corazón rojo colgando, muy pegado al cuello.
Damián me ha regalado una película, dice que es lo que necesito porque evitará que acaben gustándome tanto los vampiros que odie a los humanos, o eso dice él.
Se llama "me llamo Khan".

La he visto ya cinco veces y ahora entiendo a lo que se refería mi padre.
Sabios padres, que el demonio los cuide.

La película te muestra cómo no debes generalizar algo porque se parezcan. No todos los humanos son iguales, solo porque yo haya conocido la parte mala y asquerosa no significa que ninguno sea bueno.
Una vez tuve una amiga. La única, ahora que lo pienso.
Se llamaba Karen...

{Ella era la única que se sentaba a mi lado en clase. Aunque nunca hablaba.
Todos escuchaban a mi madre maldecirme e insultarme así que si algún valiente no le tenía miedo a mi madre o a mí, sus padres le obligaban a no acercarse a mí.
Por lo visto, Karen era sordomuda.

Al principio no le hechaba mucha cuenta, ni ella a mí, solo nos hacíamos compañía en silencio.
Hasta que un día, Bruce, un niño despeinado y algo gordito se metió con ella. Tenía el título de matón del colegio, que a los ocho años es muy importante.
No paraba de insultarla y de tirarle del pelo, la pobre solo agachaba la cabeza y lloraba.
Ya podeis imaginar lo que le pasó al chico..."por accidente" claro.

Preparé una trampa. La idea era que cuando abriera su taquilla el puño de juguete le pegara y ya. Pero lo que pasó fue más trágico...
Resulta que ese día había llovido y entró con los zapatos encharcados, abrió la taquilla, recibió el puñetazo pero con tanta fuerza que se resbaló con el agua y...se dió en la cabeza.
Estuvo en coma seis años.

Cuando despertó, hizo vida normal, sin acercarse a mí, por supuesto, y murió pocos meses después en un accidente de coche (juro que soy inocente de esto último).

Mi amiga Karen me enseñó el lenguaje de signos, empezando por el "gracias por defenderme".
Ella fue lo único bueno de mi vida mortal.
A los trece años murió por cáncer.

Mi madre me dió la noticia:
-Lilith, han llamado de la escuela. Dicen que a tu amiga, a la que le comió la lengua el gato, el cáncer de no sé qué la ha mandado al otro barrio.

¡Puta loca! ¿como no voy a ser una insensible con ella educándome? si es que se le podía llamar educación. Mi respuesta fue clara.

-Mamá, si vuelves a nombrarla una sola vez más en tu vida, te destruiré.

La noche anterior a que le diera el susto que la mandó a la casa de los locos, la nombró. Estaba viendo una película y había una niña sordomuda.
"¡Diablo! Tu amiga, la que murió, sale en la tele." y soltó su última risita.

Quién avisa, no es traidor.}

El resto de la noche la pasé mirando la Luna, hoy se veía tan blanca y la selva guardaba un silencio...que me recordaba a Karen.

Quizás es solo mi mayor deseo de hoy: volver a verla...

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now