Capítulo 45

2.2K 237 3
                                    

El sol nos despierta y nos estiramos antes de volver a casa.
El padre de Dylan era el jefe de la manada y ahora mi lobo debe ocupar su lugar hasta que su hermano menor cumpla un año más.
Abro la puerta y llamo a Damián pero no responde y subo a su cuarto.
Los últimos tres días ha estado encerrado solo y quieto, imagino que pensando en algo.
Abro la puerta pero no está y me dispongo a salir cuando veo un pico negro bajo su almohada y tiro de él para ver qué es.
Es un sobre con remitente en ¿Transilvania?

[Ya me he cansado de esperar y esa mocosa no es más que un estorbo en mi vida. Mátala antes de una semana o enviare a Shana.
V.D.]

Dejo caer la carta en la cama y corro a mi cuarto.
Si ha ido a cazar tenemos media hora hasta que vuelva, siempre va a la misma hora.

-¡¡Dylan!! Lo llamo.

-¿Qué te pasa?

-¿Te acuerdas que te dije que a lo mejor nos iríamos solos? Él asiente.
Recoge tus cosas lo más rápido que puedas. Le ordeno y lo hace.

Yo preparo mi maleta y una mochila con comida y meto a Salem. Dylan prepara lo mismo y lo baja todo al salón para esperarme.
He buscado mis antiguas hierbas para preparar el potingue y que no pueda rastrearnos. Lo hunto por la casa y por alguna parte de mi cuerpo y de Salem. Dylan no corre peligro por el collar que le regalé hace ya años.
Cojemos las cosas y volamos lo más rápido que podemos para llegar a la amada selva donde había sido feliz un tiempo atrás.

Tras cruzar el estrecho y correr durante al menos cinco horas en total, llegamos a la selva y sigo a Dylan hasta el lugar donde vive su familia.
Nunca había estado en esta zona del Amazonas.
Nos detenemos ante una gran roca llena de plantas que caen de la cima hasta el suelo. Mas que una roca parece una montaña.
Dylan aparta las hileras de plantas dejando ver una entrada a una gran cueva, demasiado grande para ser solo una roca.
Me deja pasar primero.
Puedo ver en su rostro una cierta alegría por volver a su casa.
Cuando paso por el túnel y llego al final me quedo boquiabierta. Hay por lo menos unos cuantos de cienes de personas y cada una tiene su zona familiar que consta de un gran círculo de piedras con una entrada y dentro hay pieles para dormir.
Dylan entra detrás mía y todos los presentes se nos quedan mirando.

Me quedo quieta, no sé que hacer en situaciones así, quizás no quieran que esté aquí, yo no soy como ellos.
Dylan interrumpe mis pensamientos y me toma de la mano fuerte mientras me sonríe para relajarme.

-Ven conmigo.

Le devuelvo la sonrisa y hago lo que me pide. El suelo por donde pisamos en uniforme y eso me encanta, por fin volvemos a la vida salvaje.
Llegamos al final de la cueva y subimos una roca para llegar a la última "casita", por llamarle de alguna forma.
Allí hay de pie una chica bastante joven. En realidad, excepto los niños, todos los adultos aparentan tener la misma edad más o menos.

-Dylan. Te he extrañado tanto. Dice ella y Dylan se posiciona en frente para agarrarle el rostro con las dos manos.

-Ya estoy aquí, madre. Ella deja caer una lágrima y lo abraza y lo besa repetidas veces.

Ella se detiene y me mira con curiosidad, de arriba a abajo.

-Tú debes de ser Lilith, ¿no?

-Así es. Le respondo.

-Apestas a demonio, y tú también hijo. Mi lobo se ríe y me mira divertido. Ya hablaremos luego. Se vuelve hacia la manada y alza la voz.
Dylan ha vuelto para cuidarnos hasta que Jake cumpla su último año.

Todos sonríen y susurran para luego inclinarse ante él.
Tras unos minutos todos continúan haciendo sus cosas.

-¿Quieres que corramos un rato? Me pregunta Dylan y yo asiento como loca. Vamos a cambiarnos.

Él se pone los pantalones de piel con los que le conocí y yo el traje que solía llevar cuando entrenaba, me quito los zapatos y le sigo hasta la salida, sintiendo como las rocas se marcan en las plantas de mis pies.
Cuando salgo hundo mis pies en la tierra y cierro los ojos. Escucho el vuelo de las aves, el sonido de los animales y el agua siendo arrastrada por el río. ¡Por fin en casa!
Abro los ojos y descubro a Dylan mirándome fascinado.

-Hoy ganaré yo. Dice y sale corriendo más rápido que el rayo y yo tomo un poco de aire fresco para luego darle caza.

Rodeo los árboles y salto de rama en rama, trepando hasta las copas más altas, hasta que consigo adelantar a Dylan que me coje del brazo y me hace chocar contra el tronco de un árbol y se coloca delante.

-Me haces muy feliz, diablita. Me acerco a sus labios y le doy un suave y amplio beso que él me corresponde.

Paso la mano por su sedoso pelo.
-Tu a mi también, idiota. Le abrazo fuerte.

Escucho a alguien acercarse a nosotros y doy un salto del árbol pars recibirle.
Cuando se deja ver doy un paso hacia atrás extrañada. Es un chico igual que mi lobo pero derrocha un aire más altanero.
Miro a mi lobo que se ha sentado en la rama donde estábamos y vuelvo a mirar a su copia.

-¡Vaya! Eres más guapa de lo que pensaba. Se acerca a mí para olerme.

-Cuidado con lo que tocas, Jake. Le advierte divertido desde arriba.

-Venga Dylan, mamá nos enseñó a compartir. Le responde altanero el que sin ninguna duda es su hermano.

Levanta su mano y pasa sus dedos por mi pelo hasta mi hombro y antes de que continúe tocándome le doy un empujón haciendo que choque contra un árbol, partiéndolo.

-No vuelvas a tocarme sin permiso, estúpido. Le digo antes de mandarle una mirada asesina a mi lobo y salir corriendo a nadar al lago.

Paso un rato bajo el agua, cojiendo algunas conchas y caracolas.
Salem se ha quedado en la cueva porque los niños lobitos lo han capturado para acariciarlo y jugar con él.
Salgo y me encuentro con los dos gemelos esperándome en la orilla.
Son muy parecidos pero reconosco a mi lobo de sobra y el collar lo delata.
Le doy un puñetazo en el hombro.

-No me lo dijiste. Le acuso y me cruzo de brazos esperando una explicación.

Él pasa por detrás mía y me estruja el pelo con sus manos.
-Bueno, tampoco me preguntaste.

Claro, ¿Quién imaginaría que dos hemanos que se llevan diez años puedan ser tan idénticos?

-Me vas a tener que recompensar con algo muy grande.

-Te lo prometo. Levanta su meñique y yo se lo agarro con el mío para que sea legal el compromiso.

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora