Capítulo 49

2K 242 4
                                    

Hoy es el gran día.
Ahora el macho alfa de la manada es Jake. Aunque parezca que es solo un adolescente con mucho ego cuando ha tenido que ponerse serio y tomar una dura decisión lo ha hecho.

Estoy muy nerviosa.
Es uno de los días más importantes en mi vida.
Ya me imagino cuando vayamos por ahí y me pregunen: ¿desea algo más señora Wolf?
Me sonrojo solo de pensar que voy a ser suya para siempre.

-Ven aquí gato pulgoso. Arrastro a Salem hasta el lago para lavarlo.

Apenas lo ducho una vez al año pero hoy es un día importante y no me vale que se chupe con su lengua.
Lo cojo, lo meto en el agua y con mi champú y lo lavo bien.
Cuando acabo lo suelto y sale corriendo de vuelta a la cueva.
Los miles de arañazos que me ha dejado marcados en mi cuerpo tras el baño desaparecen al instante.

Me lavo y me pongo mi ropa interior y un vestido corto, algo informal pero por lo menos es blanco.
Las niñas de la tribu que protego me recogen el pelo y me lo adornan con flores.

-Las mujeres tardais mucho en prepararos. Se queja Jake detrás de mí.

-Los hombres no teneis paciencia pero luego quereis vernos guapas. Me río por la contradicción.

Me levanto y cojo del brazo a Jake para acudir a mi propia boda.
Me entristece que no sea Damián quien me entregue a Dylan pero eso ya no es posible.
Llegamos al poblado indígena donde han dispersado flores a modo de camino hasta donde se encuentra mi hermoso hombre lobo y su madre, quien es la casamentera de la manada.
Mientras avanzo puedo ver a los lobos entre mezclados con los indígenas, sonriendome, deseando que mi futuro junto a Dylan sea perfecto.
Por desgracia yo sé que eso no será así hasta que Wilson muera.
Llego junto con mi lobo y nos damos la mano.

-Todavía estás a tiempo de retirarte. Le susurro al oído.

-Eso quisieras tú. Me sonríe.

La madre de Dylan suelta un gran discurso sobre las decisiones de la vida y el matrimonio.
Sinceramente muchísimo mejor que las tonterias que los curas sueltan en las bodas religiosas.

-Prometo cuidarte, respetarte y amarte más alla de que la muerte nos separe. Prometo despertar cada mañana a tu lado y seguir siendo la estúpida bestia que se preocupa por tu bienestar desde el primer día que te ví. Dylan pronuncia sus votos y una lágrima de felicidad cae por mis mejillas hasta que él la recoge con una suave caricia.

-Prometo cuidarte, respetarte y amarte sin límite porque no permitiré que la muerte nos conozca. Prometo seguir siendo la diablita que te acompañe el resto de tus días y noches, en tus alegrías y en tus penas, pero sobre todo prometo agradecer cada día el haber salvado la vida de quel insignificante chucho que ahora es lo más valioso que tengo.

-Deberías haberle dejado allí. Se ríe Jake hasta que Cristine le da un codazo en la barriga.

Con mi uña, araño la palma de mi mano derecha y Dylan hace lo mismo en su mano izquierda para juntarlas y entrelazar nuestros dedos, mezclando nuestra sangre, convirtiéndonos en uno solo.

-Acudiendo los contrayentes a la ceremonia por propia voluntad y con la presencia y aprobación del nuevo líder de la manada, yo os declaró marido y mujer. Concluye Estela con una gran sonrisa y una lágrima de felicidad retenida en sus ojos.

Yo dedico toda mi atención a mi guapo y reciente marido, dándonos el primer beso de casados y desde luego que no será el último.

Bienvenida Al Infiernoजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें