Capítulo 36

2.5K 266 8
                                    

Karim se acerca a mí con la segunda aguja y yo me mantengo quieta, tranquila. No pongo impedimento en que me pinche.

-Eres una chica increíblemente sorprendente. Me dice antes de llevar la aguja con el líquido morado a mi vena del brazo.

Siento como se introduce en mi cuerpo y se mezcla con mi sangre.
Acerca el aparato blanco y lo aprieta en mi pecho, dándome una corriente eléctrica muy fuerte que me provoca una combulsión en el pecho que hace que separe mi espalda de la pared y luego se hecha para atrás.

Estoy algo mareada pero noto claramente el aire entrar por mis pulmones, llenándolos completamente, pero lo que más extrañaba sentir era el latir de mi corazón, que ahora golpea fuerte contra mi pecho.

Levanto la cabeza.
-¿Qué sientes, pequeña? Me pregunta Karim.

Me pone tan, pero tan furiosa que me llamen pequeña.
-Que tu muerte se acerca. Sonrió.

Seré humana, pero mi personalidad es la misma desde que vine al mundo.
Karim se ríe por mi comentario y por el sonido de mi corazón. Se va hacia Daimon con la tercera dosis y él parece temeroso.

Se escucha mucho movimiento fuera de la cueva y Karim se detiene y sale corriendo hacia fuera para ver que pasa.
-Karim viene el clan de Caleb.

-La vacuna funciona Jordan. Le dice él.

-Mátalos a los tres. ¡Rápido! Le ordenan.

Karim vuelve y se hacerca a la jaula con un gran palo acabado en punta. Creo que todavía no se fían de la vacuna.
Dylan intenta esquivarlo pero no tarda en atravesarle el cuerpo por la barriga.

Tengo una extraña sensación en el pecho, el pulso se me acelera y me desespero.
Le vuelven a clavar el palo y no deja de salir sangre, Dylan respira difícilmente y cae al suelo de rodillas. Las venas de su cuerpo se hinchan un poco y yo me asusto mucho. Siento arder mi sangre y los ojos me queman.
-Dy...Dylan. Le llamo.
Todo el cuerpo me arde y lucho contra mi interior para no desmayarme de dolor.
Dylan me mira, aunque él esta peor que yo.
Veo como su cuerpo se cura más rápido de lo normal.
De repente el dolor desaparece. Siento que puedo destrozar todo el planeta si lo deseo, me siento muy poderosa. Mis colmillos se han alargado un poco. Miro mis manos arriba de mi cabeza, las uñas me han crecido y acaban en punta, y con poco esfuerzo rompo la cadena que ataban mi mano derecha, luego agarro la cadena de la mano izquierda y tiro, liberando mi parte superior totalmente.
Karim, Daimon y Dylan me mira asustados.
Me desprendo del resto de ataduras de mi cuerpo y me acerco despacio al vampiro desterrado que ha intentado atentar contra la vida de mi querido lobo.
Cuando me hacerco le miro a los ojos y logro ver el reflejo de mi rostro en sus azul mirada. Mis ojos son de un rojo sangre.

-Abre la maldita jaula de Dylan y desata después a Daimon. Le ordeno y él lo hace.

Tras soltar a Daimon, este no duda ni un segundo y le arranca la cabeza de cuajo con sus garras.
Me hacerco a mi lobo.
-Dylan ¿Estás bien?

-Lo estaré. Dice mientras se retuerce de dolor en el suelo, los ojos se le vuelven amarillos y sus colmillos y garras están creciendo.

Escucho una voz en mi cabeza: "Mátalos pequeña, merecen morir".
No sé de donde viene esa voz pero estoy totalmente de acuerdo con ella. Voy fuera y todos los desterrados que estaban recogiendo un gran campamento y muchas vacunas se detienen a mirarme.

-Deberías estar... muerta. Me dice el jefe, el que se atrevió a tocarme.

-Te advertí que no debías enfadarme. Le sonrío.

Vuelo, pero esta vez lo hago más rápido que nunca, más bien parece que me teletransporté, le corto la cabeza a uno, a otro, y así con todos que intentan huir de mí. Pero les es imposible, soy más rápida que ellos.
Siento todo mi cuerpo bañarse de sangre que me salpica cada vez que mato a uno.
Me paro en seco y diviso a mi última presa. Él. El culpable de que estemos aquí. El causante de mi transformación en esta depredadora que soy ahora, aunque no sepa describirme muy bien. Él que ha hecho que Dylan se retuerza de dolor.
A fin de cuentas, solo es otro estúpido que cometió el error de subestimarme llamándome "pequeña".

-No te ves tan seguro como antes.

-Todavía te ofresco venir conmigo. Intenta negociar su vida.

-Tu quieres darme placer y yo...solo quiero que sientas dolor.

Vuelo hasta él y le arranco los brazos.
Le agarro del cuello y lo obligo a arrodillarse.
Hecho un vistazo a mi alrededor y observo los veintinueve cuerpos inhertes.
-Míralo por el lado positivo. Irás al infierno acompañado. Me río descaradamente en su cara.

Clavo mis uñas en el centro de su cuello y corto hacia un lado, luego corto la otra mitad y su cabeza cae en la nieve, manchándola de un rojo carmesí.

Entro en las casetas en busca de un mechero y cuando lo encuentro le prendo fuego a todo. Nadie debe tener el poder de cambiar el destino, no permitiré que se vacune a nadie más.
Me doy la vuelta y veo a mis compañeros de prisión observándome atónitos. Dylan me sonríe, creo que por la alegría de verme viva.
Escucho un ruido, mis tripas rugen ferozmente y siento como se me van las fuerzas rápidamente.
Hace ya una semana que no como y casi no me tengo en pie.
Siento como mi cuerpo se va paralizando por la falta de sangre.
Veo que a Dylan le cambia la cara y corre hasta mí, más bien vuela, y me sostiene cuando caigo casi a punto de desmayarme.

-Lilith, ¡vuelve! Por favor. Me da pequeños tortazos en la cara y zamarrea mi cuerpo pero cada vez le escucho menos.

No puedo siquiera soportar el peso de mi cabeza y la dejo caer.
Observo como, cada vez más borrosa, se hacerca una gran multitud corriendo.
Vuelvo a mirar a mi hombre lobo. Se corta con sus uñas la muñeca y la hacerca a mí, derramando su deliciosa sangre por mi garganta.
A los segundos vuelvo a sentirme fuerte físicamente pero estoy mentalmente agotada.
Agarro la mano de Dylan y la retiro suavemente de mis labios, algo manchados.

-Tengo mucho sueño. Le digo.

Él sonríe y asiente, apoyando mi cabeza a su pecho.

Yo solo cierro mis parpados y por primera vez en veintiseis años consigo dormir...

Bienvenida Al InfiernoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora