Capítulo 47

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Despierto entre los brazos de mi lobo, que no me ha soltado en toda la noche.
Me paso una mano por los ojos para frotármelos y terminar de espabilarme y luego acaricio el rostro de Dylan que poco a poco abre los ojos.
-Buenos días, princesa. Intercambiamos sonrisas y le beso la mejilla.

Nos levantamos y salimos a lavarnos la cara al lago.
Jugueteamos con el agua un rato y luego escuchamos unos gritos de los niños.
Una gran pantera les rodea y Dylan cambia de forma para protegerlos y aullentar al intruso que, ante mi lobo, ya no se ve tan grande ni tan feroz.
Cuando se va, vuelve a ser humano y los niños le dan las gracias alucinados por lo que acaban de presenciar.

Llegamos a la entrada de la cueva donde hay muchos hombres lobo.

-Hey, hermano, ¿vienes a cazar? Le llama Jake.

-Claro. Le responde y observo como se va a las profundidades de la selva.

Con solo verle feliz me siento completa.

-Parecen niños pequeños ¿verdad? Llega a mi lado la madre de Dylan.

-Si, señora.

-Llámame Estela. ¿Tienes muchas pesadillas como las de anoche?

-Bueno, es una larga historia...

-¿Qué tal si me lo cuentas mientras tomamos un té? Me ofrece amable enseñándome unas hojas que acaba de recoger y yo asiento sonriente.

Cuando acabo de contarle todo sobre Wilson me agarra de la mano

-Tu y mi Dylan os ayudais mutuamente. Nunca le había visto tan feliz.

-¿Le importaría contarme que pasó el día que murió su padre? Suelta mi mano y bebe un largo trago para dirigir su triste mirada hacia el suelo.

-Salió a vigilar solo y un vampiro de piel negra que viene bastante a menudo le mató a sangre fría. Deja caer una lágrima.

-Si vuelve puedes estar segura de que no volverá a escapar. Le aseguro.

Es extraño pero desde que conocí a Darcof tengo una extraña sensación ante los vampiros de color negro. Los humanos lo llamarían intuición o corazonada, yo lo llamo desconfianza.

Los chicos llegan con muchos jabalíes que tienen muy buena pinta y después de cocinarlos nos los comemos entre todos.

Esta noche he decidido visitar a la tribu con la que conseguí hacer amistades.
-¿Seguro que no quieres que te acompañe? Me insiste mi lobo.

-Ve con los demás a asegurar la zona, estaré bien.

Salgo de la cueva y corro veloz hasta la aldea. Cuando llego todo está muy tranquilo, demasiado.
Puedo sentir sus corazones latir fuerte y sus respiraciones agitadas. Me observan por las rendijas de las casetas, hasta que por fin una chica sale. Es Kiara.
Viene hasta mi y me abraza como si se la estubiera llevando la corriente del río y yo fuera su única tabla de salvación. Le paso la mano por el pelo para acariciarle la cabeza.

-¿Qué ha pasado Kiara?

Y entonces me lo conto todo.
Cada vez que aparece el vampiro que mató al padre de Dylan, se lleva a una chica para abusar de ella y luego matarla sin piedad, mutilándola.
Paso la noche con la tribu, que se sienten seguros teniéndome de vuelta.
Les he hecho prometer que si aparece Damián no le digan que estoy aquí.
Por la mañana me despido de ellos y les prometo acabar con ese maldito vampiro que me ha cabreado.

Las siguientes noches las paso en un árbol, cuidando de la tribu.
Durante mis ratos libres me coloco frente a una pared y cambio a mi apariencia de demonio. Mi intención es vigilar los movimientos de Wilson y conseguir crear una barrera para evitar que se meta en mi cabeza cuando él quiera, así no podrá saber donde estoy ni aunque me convierta.

Cada noche escucho a mi lobo aullando a la luna, es lo que ellos llaman el llanto del lobo y se realiza durante un mes tras la muerte de un miembro de la manada.

Hoy llevo todo el día de un humor genial, mi lobo me ha dicho que me está preparando una sorpresa.
Estamos alrededor de la hoguera.
Un niño pequeño cuenta orgulloso como consiguió cazar su primer pez en la orilla.
Ya casi se va a poner el sol y todos estamos hablando divertidos cuando lo detecto.

-¡Dylan! Le hago callar muy seria y cierro los ojos para concentrarme luego los vuelvo a abrir. Está aqui.

-Hazlo. Me dice y yo salgo corriendo de la cueva en busca de ese vampiro al que estábamos esperando.

Dylan y yo habíamos acordado que me dejaría hablar con él antes y luego se lo entregaría para que él se vengara.

Estoy en el árbol donde vigilo el poblado, sin apenas respirar, sin que mi corazón se escuche cuando aparece.

-He vuelto. Dice con un tono de chulería que me asquea. ¿Quién será la siguiente? Pregunta de forma retórica y decido entrar en escena.

De un salto, bajo y quedo en frente de él, a unos diez metros.

-¿Yo te valgo? Da un paso hacia atrás sorprendido.

El vampiro es un chico de unos dieciocho años humanos, de color negro y con una ropa estilo rapero que oculta su flacucho cuerpecito.

-Te imaginaba distinto: un poco más alto, más fuerte, menos insignificante...

-¿Quién eres tu? Me pregunta y yo le convenzo en segundos de que responda a mis preguntas con la verdad.

-¿Para quién trabajas?

-Es...estoy infiltrado en la mansión de Ca...Caleb. Dice tartamudeando, se nota que no quiere hablar pero no puede desobedecerme.

-¿A quién informas? Me acerco a él.

-A...a Da...Darcof. Cierra los ojos con fuerza. Sabe que si yo no lo mato, su jefe lo hará por delatarlo.

-Hace poco mataste a un lobo. No dice nada. ¿Verdad? Asiente. ¿Estase orgulloso de ello?

-Disfruté mucho. Suelta y comienza a temblar de miedo.

-¡Sígueme! Le ordeno y él lo hace.

Para cuando llegamos a la entrada de la cueva, ya es de noche y de entre todos los lobos adultos en el medio se encuentra Dylan, lleno de ira y ganas de vengarse.

-Puedes defenderte, pero no servirá de nada. Le digo mirándole a los ojos antes de darme la vuelta y dirigirme hacia la manada.
Dylan camina en mi dirección y pasa por al lado mio sin siquiera mirarme, ahora solo puede pensar en causarle dolor al asesino de su padre.
Le golpea con los puños una y otra vez mientras el vampiro intenta esquivarle inútilmente.
Dylan y yo somos más rápidos y fuertes que cualquier vampiro y a este chico le está costando entenderlo.
Ya casi no puede tenerse en pié cuando Dylan se transforma en lobo y, junto con otros miembros de la manada entre los que puedo asegurar que está Jake, le arrancan despacio las extremidades.
El escuálido vampiro grita muy fuerte y siento como su sangre cae a la tierra, introduciéndose en ella.
El ruido de su voz desaparece cuando mi lobo feroz le arranca la cabeza de un bocado y la escupe.

Dylan vuelve a su forma humsna y se va solo, perdiéndose en la oscuridad de la noche.
Yo le sigo para asegurarme que no hara ninguna tontería.

-¿Estás bien?

-Esperaba que la tristreza se acabara con la vida de ese bastardo, pero no ha sido así.

-La vida está llena de sentimientos y decepciones, solo debes de luchar para no dejar que te destruyan. Le digo y pasamos toda la noche contemplando la luna llena.

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora