Capítulo 10

4K 356 12
                                    

Damián está de vuelta de su viaje, le escucho venir tranquilamente.
¿Por qué iba a correr?
Ha estado estos dos días ajeno a todo lo que me ha pasado.

Cuando se está acercando se detiene.
¿Habrá notado los ratones de Salem correr a sus anchas por mi habitación, mientras el gato no se mueve porque ya ha comido hoy?
¿o que he usado mi potingue y ya no huele al peludo, ni a mi, ni a nada?
¿o que no me puede oir porque no me muevo?
No lo sé.
Lo único que sé es que se ha parado, quizás a intentar rastrearme, o eso creo...

De repente vuelve a andar pero más rápido y sube a casa. Pero no me encuentra en mi habitación. Se da la vuelta y camina hacia la salida de la casa de nuevo.

¡¡RIIINNGG!! ¡¡RIIINNGG!! Suena el teléfono.
Ha estado sonando durante estos dos días constantemente.
Damián vuelve a detenerse y coge el teléfono rápido.

-¿Si? Lo oigo contestar con preocupación.

-Damián, soy Jhon. Te he estado llamando para avisarte pero tras lo sucedido que me han contado los cazadores solo he de darte una cita.

-No entiendo. He estado cinco días fuera, ¿avisarme de qué Jhon?

-De que el neófito intruso era solo una distracción de Aaron para poder ir a por ti. Pero ahora el problema es qu...

-Jhon, Llámame mañana por la mañana. Voy a buscar a Lilith.

Suelta el teléfono corriendo tan rápido que se le cae al suelo y sale en mi busca.
Me está llamando pero yo no tengo fuerzas para responderle.

Llevo los dos últimos días en el mismo sitio donde me vieron los cazadores, en la misma posición.
Si fuera humana ya tendría el cuerpo tan dormido que tendrían que amputarme las extremidades porque ya estarían moradas.

Ha subido a la colina y me ve sentada en el árbol, inmóvil, con la mirada perdida.
Se acerca a mí despacio, y tranquilo tras comprobar que mi cabeza sigue en su sitio.
Cuando se acerca observa las siete gotas de sangre que habían salpicado en mi rotro y, que tras recorrer cada una unos milímetros hacia mi mejilla y barbilla, se habían resecado, ahora se veían algo negruscas.

Veo preocupación y tristeza en su cálida mirada de padre cuando logro acumular el valor necesario para mirarle a los ojos.

-Pequeña, ¿Estás bien? Me dice con su dulce voz.

En ese momento me dí cuenta. No le preocupaba lo que había pasado, ni siquiera si Aaron había escapado o no, solo se preocupa por mi estado.
Realmente no soy la neófita que rellena el hueco de Valentina, ni un arma que entrena para protegerle.
Para él solo soy su hija y eso me hace sentir... Llena.

-Si... Le solté como un alivio de mi corazón inlatente, y sentí mi ojo izquierdo húmedo.

Y algo salió de él y recorrio mi mejilla hasta la barbilla, donde cayó en la palma de la mano de Damián, que me acaricio el rostro siguiendo el hueso de mi mandíbula.
Es...¡sangre!
Y separé mis labios un poco, dejando mi boca entreabierta, como queriendo dejar escapar un suspiro de aire que no poseo, como expulsando mis dudas y miedos hacia el exterior.

Y mostré una leve sonrisa.

-¿Te duele algo Lilith? Me mira con cara de no entender lo que ocurría en mi interior.

-Estoy feliz a tu lado, Damián, siendo tu hija.

-No podría haber elegido mejor primogénita. ¿Quieres contarme ahora lo que ha pasado?

-Prométeme que, aún que lo sepas, no me abandonarás, que siempre estaremos juntos.

-Siempre. Me miró a los ojos.

Y le conté con dificultad, pero no por eso con menos detalles lo que viví mientras él no estaba: la niña india, el intruso de Aaron, el encuentro con los cazadores, incluso el salmón de Salem.
Y observé su reacción.

-¿Porque piensas que, después de lo que me has contado, te abandonaré?

-Porque... No supe controlarme, padre. La ira y el odio hacia ese asesino desconocido se apoderó de mí. Lo maté lentamente, sin parpadear y disfruté con ello, con su dolor.
Y cuando acabé me sentí orgullosa, y ahora tampoco me arrepiento.

-Comprendo. ¿Pero sabes qué? No lamento su muerte, incluso me alegro. Si yo me hubiera encontrado con él, en vez de tú, incluso si te hubiera hecho daño, lo habría cortado en trozitos.
Fue en defensa propia y es todo lo que debes pensar.

Se ha sentado a mi lado y me abraza.

-Lilith. Valentina fue mi compañera durante un año. Fuimos muy felices, nos llenábamos el uno al otro. Cuando Aaron la asesinó tuve doscientos años para guardar rencor, odio y tener un hueco de mi corazon vacío.
Tu has creado en él otro hueco, que nunca reemplazará a Valentina, pero que hace que merezca la pena "vivir".

-Te quiero, Damián. Mucho. Tenía miedo de morir sin que lo supieras.

-Yo también te quiero, pequeña.

Ya es de noche y Damián me ha contado cómo era Valentina, cómo Aaron no supo soportar su envidia por lo que le faltaba, alguien que le quisiera, y cómo no supo frenar su estado de frenesí con los mortales que masacró.

Sinceramente pienso que Valentina debió ser bellísima, y lamento que no siga entre nosotros.
Dedicaré mi eternidad a llenar sus pensamientos de buenos recuerdos y alegrías para que no se sienta tan triste.

Los vampiros no aman, pero se sienten llenos compartiendo la "vida" (comillas mentales) con otro ser; los vampiros no lloran, pero de mi ojo salió una gota de sangre, de alegría esta vez; los vampiros son distintos de los humanos, pero a la vez tan semejantes.

Mientras recogemos la casa antes de que amanezca ponemos la radio, "los cuarenta principales" es mi cadena favorita. Al acabar salimos al balcón a ver el amanecer y comienza una canción, en el puesto 7 de la lista.
Al mismo tiempo comienza a llover, mientras se escucha de fondo a Pablo Alborán:

[...]¿Quién abrirá la puerta hoy,
Para ver salir el sol, sin que lo apague el dolor que me dejó aquella obsesión
De tu corazón con mi corazón,
De mis manos temblorosas arañando el colchón?
¿ Quién va a quererme soportar
Y entender mi mal humor?
Si te digo la verdad no quiero verme solo.[...]

Es una gran letra para esta gran lluvia que borra poco a poco la sangre de mi rostro.
Nosotros, la Luna, la lluvia y ua canción bonita.
El cielo también se siente aliviado de quitarse un peso de encima, el agua; Damián de expulsar a Aaron de su "vida"; y yo...de liberarme de la gran carga que son mis sentimientos.

¿Habrá sido el destino?
Lo único que puedo asegurar es que este episodio en mi vida ha servido para hacerme más fuerte, estoy ansiosa por saber que me deparará el amanecer...

Bienvenida Al InfiernoOnde histórias criam vida. Descubra agora