Capítulo 42

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Ya es de día y los rayos del sol entran por la ventana y dan justamente en la piel de Dylan.
Estoy muy cansada pero no puedo dormir, esa maldita niña se mete en mis sueños y aprovecha mi debilidad para atacarme.
Mi lobo abre sus ojos y la alarma suena.

-¡Buenos días, fiera! Le doy un corto beso en los labios.

-¡Buenos días, princesa con ojeras! Me dice y comienza a estirasarse.

Yo me levanto del suelo y me visto en mi cuarto, me desenredo el pelo y me pongo los zapatos. Bajo a desayunar y me encuentro a Damián preparando el desayuno.

-¡Vaya cara! ¿No deberías dormir? Me dice.

¿De verdad tengo tan mala cara? Voy a mirarme al espejo, tengo unas ojeras enormes bajo mis pestañas.
¡Demonios!
Me pongo un poco de antiojeras y me tomo lo que me ha preparado mi padre para salir corriendo a clase y no llegar tarde.

Las primeras tres horas se me pasan volando y por fin llega el recreo.

-Vaya, ¿crees que el maquillaje puede hacer milagros contigo? Sami viene a molestarnos como de costumbre.

-si vienes a ver como se me indigesta la comida...hoy no he traído.

-No, que va, solo me divierto observando tu horrible ser. Me insulta.

-Tienes suerte de que tu madre te quitara de tu casa todos los espejos por tu propio bien. Le sonrío.

-Al menos yo tengo madre, ¿tú por que vives con tu primo? Ahh seguro tu madre era una puta barata que no te quería.

-Te equivocas zorra, la puta era mi tía, pero por experiencia te digo que tú vas por su mismo camino. Todos mis amigos se ríen y ella entra en cólera.

-No te reirás tanto cuando tengas que salir de esa casa. Me amenaza.

-¿Tú me vas a hechar?

-Cuando me case con Dylan. Aunque te dejaré quedarte si lo que quieres es oir mis gritos de placer cuando me acueste con él todas las moches. Me giña un ojo y su amiga, que parece mas bien un perrito faldero, le choca los cinco.

-No te recomiendo que me enfades. Siento como la imagen de ellos dos copulando hace que me hierva la sangre.

Sería tan fácil matarla...
Siento como la sangre se acumula en mis ojos y agacho la cabeza. Meto mis manos en los bolsillos y no abro la boca.
¿Qué explicación les doy a los alumnos si me ven?
Me dirijo al baño y cierro la puerta con llave.
Me miro en el espejo. Si que tengo una cara horrible.
Me pone histérica imaginarme a Dylan con otra.
"Si la matas te sentirás mejor".

-¡Déjame en paz, estúpido! Le grito furiosa.

"No puedes negar lo que en realidad eres, está en tus genes".

¡Maldito Wilson!
Otra vez mis estúpidos genes, estoy harta de la estúpida voz.
Doy un puñetazo al lavamanos y este cae al suelo roto. Que bruta soy.
"Tu destino estaba escrito antes de que nacieras, no puedes cambiar lo que eres".
Respiro profundamente para intentar calmarme.
-Te aburres con tu vida y por eso me atormentas. Tú si que das pena. Me río ante la situación.

Esa estúpida voz está encerrada en mi mente y no es capaz de mover mi cuerpo aún que lo ha intentado varias veces, está inmóvil y no dejaré que me afecte lo que diga.
Al llegar a contar hasta cincuenta consigo volver a mi apariencia normal.
Wilson ya no habla, creo que se ha enfadado con nuestra última conversación.

El día pasa con rapidez, sin nada importante.
Esta noche no puedo dormir, no mientras Dylan esté lejos de mí, no quiero volver a ver a esa mocosa horrible.
Dylan da las buenas noches y yo me quedo en el salón, en la mesa, estudiando. Damián está en el sofá a mi lado, leyendo "lo que el viento se llevó".
Los párpados me pesan y doy cabezadas pero no puedo rendirme, yo debo ser más fuerte.
Vuelvo mi cabeza hacia mi padre y al lado de él está esa maldita niña.

Bienvenida Al InfiernoWhere stories live. Discover now