8. Propuesta de Matrimonio

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C H A S E

Todos nos encontrábamos haciendo un bullicio en la clase de música cuando el profesor escribió en el gran pizarrón la palabra matrimonio, cada uno de nosotros tratando de tener una voz en lo que podía estar sucediendo, a pesar de que nos estábamos atropellando entre sí con tantas palabras.

Mi cabeza se encontraba en el hecho de que hoy era el partido oficial de apertura, en donde el equipo de fútbol americano se enfrentaba a su enemigo de toda la vida para asegurar quién ganaba el comienzo del ciclo. Teníamos entrenamiento después de esta junta que Shue había organizado en su salón el día viernes después de clases para conversar con nosotros sobre lo que quería planear para el partido.

—¡Bien, bien! —dijo el profesor Shue —. ¡Escúchenme niños!

Todos guardamos silencio inmediatamente después que las palabras dejasen sus labios, él sonriendo más que complacido ante nuestro comportamiento. Jadeline se sentó a mi lado alzando una de sus cejas, escuchando más que atenta mientras limpiaba sus gafas con ayuda de un pañuelo. 

—Hoy día, le voy a proponer matrimonio a la señorita Ramírez...

—¡Oh por Dios! —gritaron las chicas emocionadas, rompiendo los tímpanos.

La señorita Ramírez era la novia del señor Shue por más de cinco años, él siempre teniendo aquel rostro lleno de enamoramiento cada vez que hablaba de su relación. Ella era la consejera del internado, quien cada día en el almuerzo repartía folletos de los diferentes métodos para lidiar con problemas adolescentes. Era una mujer dulce por lo que entendía.

—Felicidades.

—Gracias chicos. Esa es la razón por la que los he reunido aquí —admitió, ofreciéndonos una sonrisa —. Tengo una gran idea en mente y solamente ustedes pueden ayudarme.

—¿Cómo podemos hacer aquello? —preguntó Jade.

—Quisiera que pusieran una canción en el partido de fútbol americano de hoy —respondió, riendo —. No sé qué canción todavía...

—Campanas de boda —lo interrumpió Jadeline, sin pesarlo.

—Me encanta esa canción, es muy romántica —agregó Mayari.

—Un hombre que no quiere que el amor de su vida se case con alguien más. Demasiado amor en una sola canción —comentó Cintia en un suspiro.

—Sí, ya quisiéramos que un chico haga eso por nosotras —dijo Jessica, mirándome.

Tragué saliva con dificultad y me coloqué detrás de Diego, quien soltó una carcajada comentando lo gracioso que se vería declarándome delante de todos por la pelinegra. Rodé los ojos, pensando en que solamente haría aquello por una persona de la que de verdad me encontrase absolutamente enamorado de pies a cabeza.

—Bueno, se los dejo en sus manos.

—Buenos días. —La señorita Ramírez entró al salón, ganándose nuestras miradas —. Eh, te necesitan en la oficina Martin.

—Bien, vuelvo en un momento niños —nos informó, dándonos una última mirada llena de complicidad antes de salir tomado de la mano con su enamorada.

Todos empezamos a carcajear cuando ambos se fueron, rápidamente empezando a planear cada una de las cosas que estarían en la sorpresa de pedida de mano para la señorita Ramírez. Teníamos la misma idea compartida: esta sorpresa sería una que ella recordaría por toda su vida como la mejor que alguien alguna vez le había ofrecido.

—Nosotras haremos el cartel —anunció Daniela, a lo que Cintia asintió ofreciéndonos una sonrisa —. Solamente necesitamos aprendernos la canción.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora