66. Dañado

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CHASE

Terminé de acomodarme mi corbata mientras que las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Me miré al espejo una última vez y podía jurar que ella me estaba viendo, detrás de mí ella estaba.

No. Ella estaba en todas las direcciones a las cuales yo miraba. Estaba impregnada a mi piel y sabía que jamás se iría de mí ser y de mi mente.

Un sollozo se escapó de mis labios y apoyé mis manos en mi escritorio. No quería bajar las escaleras por qué sabía que ella estaba dentro de aquel cajón de mármol. Sabía que ya jamás podría ver sus ojos mirándome con mucha ilusión, que jamás volvería a verla sonreír.

— ¿Chase? —Miré hacia mi puerta y me encontré con Maya —. Hermanito, tienes que bajar.

Negué mientras las lágrimas salían con mucha más frecuencia. Una vez que dejé salir el primer sollozo, los otros no tardaron en venir. Se hicieron más fuertes cuando me derrumbé en el suelo, aferrándome a mis rodillas cómo si la vida me fuera en ello.

Sentí los brazos de Maya rodeándome y apoyé mi cabeza en su hombro mientras continuaba con mi lamento. Escuchaba los sollozos de ella y los míos, mientras que solo podía pensar en una sola persona:

Ella.

—Yo estoy aquí —susurró, besando mi cabeza —. Yo estoy aquí, hermano.

—No quiero bajar, May —sollocé —. No quiero verla ahí.

—Chase tenemos que ser fuertes —susurró —. Ella te necesita, Will te necesita. —Me hizo mirarla y apoyó su frente sobre la mía —. Yo te necesito.

Miré a mi hermana a los ojos y asentí. Me levanté del suelo al igual que ella y ambos salimos de la habitación. Me percaté de que había gente en el cuarto de... ella, así que entré con Maya a mi lado sin hacer mucho ruido.

Mi tío Charlie, Tobias y mi tía estaban ahí. Ésta última estaba sentada sobre la cama mientras que los otros dos la veían.

—Mamita, ya tenemos que bajar para irnos —le susurró Tobias, mirándola a los ojos.

Él no había dejado de llorar ni un momento al igual que yo. Sus ojos estaban rojos de tantas lágrimas salidas y su voz se le quebraba a cada cinco segundos, pero se compuso y decidió estar fuerte por su madre.

—Quiero estar un momento a solas —pidió mi tía Sara, mirando a la nada.

Podía apreciar las lágrimas en sus mejillas y le hice una seña a Tobias para que se llevara a mi tío y a mi hermana de la habitación. Cuando los cuatro salimos de esta, nos quedamos en la puerta, sin dejar de mirar a mi tía en ningún momento.

Ella puso su mano derecha sobre la cama de Jade y fue ahí donde el primer sollozo vino, el cual fue acompañado de muchos más. Sus gritos eran incesables y pude apreciar a Tobias abrazar a mi tío por detrás, mientras que él sollozaba.

Maya se aferró al borde de la puerta y apoyó su frente en ella mientras lloraba. Me acerqué a mi tía, quien se aferraba a la almohada de su hija como si su vida dependiera de ello. La rodeé con mis brazos y ella negó con la cabeza varías veces.

—No, no es verdad —gritó entre sollozos —. ¡No es verdad! ¡No!

La abracé con mucha más fuerza y ella se aferró de la misma manera a la almohada. Cerré mis ojos y dejé que mis lágrimas siguieran cayendo.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat