15. ¿A quién escoges?

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CHASE

Cuando abrí mis ojos, me encontré con una cabellera castaña delante de mí. Sonreí y me incliné un poco para apreciar mejor a mi amiga, quien dormía plácidamente.

Se veía tan hermosa, tan linda mientras dormía con una sonrisa en sus labios. Se le miraba pasiva e inocente, cosa que en realidad la describía.

Me percaté de la hora y vi que eran las 8:00, ambos teníamos una hora y media para alistarnos e ir a nuestras clases a tiempo. Me levanté de la cama delicadamente para no despertarla y me ceño se frunció cuando encontré mi uniforme a los pies de la cama.

Encontré una nota pegada con cinta adhesiva en mi camisa y fruncí el ceño. Cuando la leí, no pude evitar rodar los ojos con una sonrisa.

Veo que tú no pierdes el tiempo, ¿verdad, hermanito? ¿Cuándo admitirás que la quieres?

—ME

Dejé la nota de papel sobre el escritorio de Jade y empecé a vestirme aprovechando que estaba dormida. Una vez listo —en realidad estaba hecho un desastre —, empecé a tratar de despertar a mi castaña.

—Jade... Psst, despierta —susurré, a lo que ella soltó un quejido —. Castaña, tienes que despertar.

—Cinco minutos más —se quejó, haciéndome soltar una risita.

Bien, solo había una forma de despertar a las chicas y Maya me la había dejado bien en claro. No era esa la clásica de los cuentos de hadas por supuesto, la cual en dónde el príncipe deposita un tierno beso de amor verdadero en los labios de la princesa.

En cambio yo soy mucho más práctico y simple que eso.

— ¡¿Ese es Justin Bieber?!

— ¡¿Dónde?! —Jade se levantó de golpe y no evitar empezar a reír a carcajadas. Ella me fulminó con la mirada pero luego comenzó a reír —. Eres un estúpido.

—Aun así me amas —repliqué, sonriendo —. Venga ya, llegaremos tarde a desayunar y es lo último que quiero.

Ella tomó su uniforme y fue a cambiarse al baño. Tomé su celular y le escribí un mensaje a Diego pidiéndole que se pasara por mi habitación y me trajera mis cosas. Jade salió del baño a los pocos minutos ya toda arreglada y perfecta.

Me pregunto cómo demonios las mujeres pueden hacer eso tan rápido. A veces pienso que es por arte de magia: entran al baño y salen en dos minutos más arregladas que Christina Aguilera. Creo que nunca lo sabré.

—Estás hecho un desastre, Efron —me reprochó, rodando los ojos —. Ven aquí, déjame ayudarte.

Rodé los ojos y me levanté de la cama para caminar hacia ella. Jade me puso los botones de la camisa en su respectivo hueco. El tacto de sus dedos sobre mi piel era como si fuera el mismísimo fuego aplicado en todo mi pecho. Sus manos fueron directas a mi cabello y empezó a peinarlo de alguna manera posible y sonrió con el resultado.

—Ya se ve mucho más decente, señor Efron —me aseguró, poniéndome la corbata —. Me siento cómo una abuelita haciendo esto. —Ambos reímos y yo asentí dándole la razón.

Entonces me percaté de lo cerca que estábamos, haciendo que mi corazón comience a latir con mucha más fuerza de lo debido. Su respiración de ella comenzó a ser más pesada al igual que la mía. Mis nervios aumentaban y sentía que los de ella también.

Nosotros los chicos también nos ponemos nerviosos en momentos como estos. No siempre es que tenemos el control de la situación y de que sabemos que esa chica está muriéndose por dentro por qué la besemos. Por qué la realidad es que hay momentos en que no tenemos ni idea de que hacer y especialmente cuando esa chica de verdad nos gusta.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Where stories live. Discover now