35. Tú

9.6K 588 39
                                    

CHASE

— ¡Bienvenidos a Cuba! —dijo mi tío Miguel, padre de Diego —. En serio les encantará todo.

—Especialmente el lugar en dónde vivimos, siempre hay una fiesta cada viernes —nos aseguró Diego, sonriéndonos emocionado.

Jade y yo ni siquiera nos hablábamos, ninguno de los dos decía palabra alguna. Mis padres y los de ella lo notaron, debido a que empezaron a cuchichear entre sí mientras nos miraban.

— ¿Diego? —Mi madre le sonrió a mi amigo, quien se acercó hacia ella.

Todo el camino hacia el hotel estuvo lleno de conversaciones por parte de todos. Yo me limité a ponerme mis audífonos y a mirar por la ventana las calles del país. De vez en cuando mi padre trataba de meterme en la conversación, pero no tenía muchas ganas de hablar.

Llegamos al hotel y rápidamente la señorita de recepción nos dio nuestras llaves a todos. La mayoría de nosotros compartíamos habitación, excepto los mayores.

Entré a mi habitación, la cual era la número 415. Tenía dos camas matrimoniales, así que rápidamente tomé la que estaba cerca de la ventana. Empecé a desempacar mis cosas y ponerlas en la cómoda respectiva.

—Veo que compartimos habitación.

Alcé mi mirada y sonreí al encontrarme a Daniela. La ayudé con sus maletas y empezamos a desempacar nuestras cosas juntos mientras conversábamos sobre lo hermoso que era el hotel.

— ¡Quiero ir a bailar! —me comentó, haciéndome reír.

—Brandon es perfecto para todo eso —le aseguré, guiñándole un ojo.

—Oh, no iré con él —dijo, y pude ver una mueca de enojo escaparse de sus labios —. Iré con Tobias.

Fruncí el ceño y ella se alzó de hombros. Bien, algo malo estaba sucediendo ahí y lo descubriría cuando le preguntara a Brandon sobre ello.

— ¿Quiénes comparten habitación?

—Maya y Nick comparten habitación —comenzó a decirme —. Jade y Diego también.

Después de terminar de desempacar, ambos fuimos al comedor, en donde nos íbamos a encontrar con todos los demás.

—Bien, niños —dijo mi padre, mirándonos a todos —. Son libres de hacer lo que quieran, pero por favor no nos destrocen el hotel, ¿entendido? Cualquier cosa nos llaman.

Todos asentimos para luego separarnos. Decidí irme con Daniela, Tobias y Sabrina a caminar por las calles de Cuba, mientras que los demás querían ir a la piscina.

— ¡Se supone que íbamos a hacer todo eso juntos! —exclamó Jade, mirándonos —. Venga, primero vamos a la piscina y luego recorremos todas las calles.

— ¿Qué te hace pensar que por qué tú lo pides, nosotros haremos eso? —La miré con una ceja alzada mientras que ella me miraba confundida.

— ¿Perdona?

—Sólo digo —alcé ambas manos en defensa, mientras que le ofrecía una sonrisa sarcástica. Me volteé a ver a Daniela —. ¿Dan? Yo hago lo que tú me digas.

—Podemos irnos a la piscina y luego caminar, así lo hacemos todos juntos —me dijo, a lo que yo asentí.

Jade estaba demasiado confundida, tanto así que su boca estaba un poco abierta. Con mi dedo índice, la cerré, a lo que ella me miró enojada.

—Cierra la boca, no creo que quieras que entren moscas.

Nos reunimos en la piscina después de habernos ido a cambiar. Diego me miró enojado y yo solo me alcé de hombros. No pensaba solucionar las cosas con Jade. Siempre tenía que ser yo el que solucionaba todo y ya estaba muy cansado.

— ¡Jade! —Jade se trepó a la espalda de mi amigo —. ¿Lista?

Diego y ella se tiraron a la piscina, salpicándonos a todos. Todos empezaron a hacer lo mismo. Le hice un gesto a Daniela y ella se trepó a mi espalda, para que luego nos tirara a ambos.

Maya y Diego seguían sin hablarse al parecer, debido a que ambos se enviaban miradas fulminantes cada cinco segundos. Comencé a nadar hacia mi hermana y la cargué, haciéndola reír.

— ¿Qué sucede? Pensé que ya habías arreglado las cosas con él —dije, alzando ambas cejas.

—Es un orgulloso, dice que me perdona, pero que eso no significa que quiere ser mi amigo.

—Mm, tienes que trabajar para arreglar eso —le aseguré, haciéndole reír.

JADE

—Entonces, te besó. —Asentí varias veces mientras Diego y yo caminábamos tomados de la mano por las calles de Cuba —. ¿Y sentiste algo?

Negué mirando al suelo y él comenzó a reír mientras asentía. No podía dejar de sentirme culpable después de que le dije a Joshua que solamente podíamos ser amigos.

—Bueno, al menos fuiste sincera. —Miré a Diego y él depositó un beso en mi frente —. Hey, no puedes hacer feliz a todas las personas. Tú no lo ves de esa forma.

—Bueno, no quiero hablar de eso ahora. Hablemos de ti y Maya —dije, haciéndole rodar los ojos —. Venga, ustedes dos son perfectos para el otro.

—No, Jade —negó varias veces —. Ella no me quiere.

—Sácale celos y verás que sí —le aseguré, sonriéndole.

Asintió con una sonrisa y ambos volteamos a ver a los demás. Chase estaba cargando a Cintia, quien se había cansado de caminar. La verdad era que a mí también me dolían los pies, llevábamos más de dos horas caminando por las calles.

—Tú hogar es muy hermoso. —Diego me sonrió —. En serio.

—Lo sé, siempre vengo a visitar a mis amigos con mis padres —dijo, sonriéndome —. Cuando estoy aquí, me siento libre.

Sonreí ajustando mi agarre en su mano. Después de caminar un poco más, todos decidimos regresarnos al hotel. Diego tuvo que cargarme en su espalda hasta él, debido a que ya estaba demasiado cansada y quería dormir solamente.

Sin percatarme, me había quedado dormida en la espalda de mi amigo, quien me despertó cuando ya estábamos en nuestra habitación.

—Despierta, bella durmiente —me susurró, a lo que yo me solté.

Le sonreí para luego tomar mi pijama y entrar a nuestro baño. Me cepillé los dientes para luego cambiarme de ropa. Salí del baño y abrí mis ojos al ver a Diego solamente en calzoncillos.

— ¡Perdón! —exclamé, girándome para no verlo.

Una risa se escuchó de su parte y no pude evitar reír con él. Me pidió que me volteara cuando ya estaba listo. Solamente tenía un pantalón a rayas de color negro, mientras que su cabello estaba todo despeinado.

—Jade, he estado pensando en lo que me dijiste sobre Maya —admitió, a lo que yo lo miré alzando ambas cejas —. Es una buena idea eso de sacarle celos.

— ¡Lo sé! Así ella te dirá lo que siente, lo presiento —le aseguré, sonriendo —. ¿Conociste a una chica para hacerlo?

—Tengo a la chica perfecta —me aseguró, acercándose a mí.

— ¡Oh! ¿Quién es? —pregunté, expectante.

Diego se acercó mucho más a mí, hasta quedar nariz con nariz. Abrí los ojos ligeramente y él sonrió de lado. No, él no podía pedirme aquello.

Mi amigo puso sus manos en mis caderas y me acercó a él, a lo que mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando hizo rozar nuestros labios.

—Tú.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Where stories live. Discover now