25. Primer Día

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Dos años antes

JADE

Traté de calmarme mientras que inhalaba y exhalaba, el primer día de escuela no era algo que me alegra. Significaba ganarme las miradas de todas las personas debido a ser nueva.

Dios tenía que ayudarme, ¿verdad?

Primer día de escuela, pero para mí era el primer día de prisión. Acabábamos de regresar de Los Ángeles a San Mateo otra vez, pero igualmente seguía nerviosa.

Algo triste en realidad, había dejado a mi mejor amigo Nick, pero sabía que el vendría después.
Decidí mandarles un texto.

Jade: Chicos, primer día de la prisión.

Recibí un texto de Nick y Tyler al minuto. Ni siquiera conversar con ellos me ayudaba a tranquilizarme. Mis manos comenzaron a sudar, odiaba cuando aquello sucedía.

Tyler: Todo va a estar bien, no te preocupes.

Nicholas: Sí, tenlo por seguro nena.

¿Cómo podían estar tan seguros de que todo iba a salir bien? ¿Qué tal si moría aquel día? Hey, nunca sabes qué día puedes morirte y ese día yo quería que aquello pasara. Claro, de manera literal.

Jade: Espero que tengan razón, eh.

Tyler: ¿Cuándo no la hemos tenido?

Nicholas: Jadeline, ¿tomaste tus medicamentos?

Suspiré y caminé hacia mi cómoda para tomar el pequeño frasco naranja que contenía mis pastillas. Tomé todos mis medicamentos para luego responderle con un simple «sí» a mi amigo.

Nicholas: Gracias, sabes que lo hacemos por tu bien.

Jadeline: Lo sé, y lo aprecio.

Me despedí de ambos y guardé mi celular. El lado bueno de haberme mudado de lugar era de que podía ser una nueva yo y no aquella chica la cual era dueña de las burlas de las chicas populares por ser un poco diferente.

Tener una enfermedad que no puedes controlar no te hace diferente, te hace un guerrero.

Yo, tengo esquizofrenia.

— ¿Estoy en problemas? —pregunté, una vez que estaba sentada en el comedor con mis padres.

—No Jadeline —respondió mi padre, sonriéndome —. Solo luces un poco nerviosa.

—No te preocupes cariño, todo saldrá bien —me aseguró mi madre, guiñándome un ojo.

—Eso esperemos —suspiré, dándole un mordisco a mi fruta.

—Señorita Jadeline, usted sabe que el primer día no es algo que a todos les guste. Pero es una bonita experiencia —sonrió James.

James era nuestro mayordomo, quien llevaba toda mi vida trabajando para mis padres, es por eso que lo consideraba como un padre para mí. Le sonreí y él puso un plato de fresas sobre la mesa.

Continué conversando con mis padres sobre la escuela y suspiré aliviada cuando me dijeron que ellos me llevarían a mi primer día. Debido a mi enfermedad, mis padres eran muy sobre protectores conmigo y se fijaban hasta por el más mínimo detalle.

—Todo va a salir bien —dijo mi padre, mientras conducíamos hacia mi nueva escuela.

Mamá me tomó de la mano y le ofrecí una sonrisa nerviosa. Miré mi ropa y agradecí que no era algo que llamara la atención: una camiseta azul, pantalones de mezclilla celeste claros, y mis Converse. Mi madre me ofreció el estuche en el que guardaba mis gafas pero negué, no quería usarlas aquel día.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora