29. Decepción

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JADE

—Calma, May, todo va a estar bien —susurré, mientras acariciaba su espalda, dejándole llorar.

Chase caminaba de un lado a otro por la habitación. Maya le había confesado que había besado a este chico mientras que estaba con Diego y que fue por eso que él se había ido con otra chica.

Yo sabía de aquello, y sabía que estaba mal que Maya quisiera echarle toda la culpa a mi amigo, cuando la que había fallado era ella. Pero prometí no comentarle nada a Chase.

—Me estuviste viendo la cara de estúpido todo este tiempo, Maya Alexandra —gruñó su hermano —. ¡Y yo pensando que mi amigo era un mujeriego cuando la que había fallado eras tú!

—Estaba celosa aquel día y no pensé con claridad lo que hice.

—Eso no importa, la cosa es que tú lo engañaste. —Chase la miró enojado —. Casi pierdo a mi mejor amigo por eso, ¿lo sabes verdad? ¡Estuvimos tres meses sin hablarnos, May!

—No fue mi intención.

—Sabes qué, ya no quiero hablar del tema. Estoy muy decepcionado —dijo Chase. Se acercó hacia mí y depositó un beso sobre mis labios, sorprendiéndome —. Voy a ver a mi amigo.

Salió de la habitación rápidamente, dejándonos solas a ambas. Maya comenzó a sollozar más fuerte a lo que yo me limité a abrazarla. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero la solté hasta que se quedó dormida. Revisé mi móvil y me di cuenta de que tenía un mensaje de Diego.

Diego: Te necesito, ¿dónde estás?

Fruncí el ceño para luego responderle que estaba en mi habitación. Acto seguido, recibí otro texto que decía que por favor fuera a la suya. No quería dejar a mi mejor amiga sola, pero mi otro mejor amigo me necesita en esta situación, y además, ella estaba durmiendo.

— ¿Qué sucede? —Diego me abrazó cuando me vio, sorprendiéndome —. Hey, ¿estás bien?

— ¿Tú cómo crees que estoy? —Sus ojos estaban rojos al igual que su nariz, mientras que su labio inferior temblaba.

No pude evitar mirarlo incrédula. Nunca había visto a mi mejor amigo llorar y eso me estaba causando una grande impresión. Con eso comprobaba que él de verdad quería a Maya, y que ella había sido una completa tonta.

—Diego, no llores. —Lo abracé y él comenzó a llorar —. Escúchame, yo estoy aquí. Hiciste lo correcto, ella necesita valorarte.

—Si hice lo correcto, ¿por qué me siento tan mal? —preguntó, mirando al suelo.

—Por qué estás enamorado —respondí con una sonrisa, tratando de que él me la devolviera.

No lo conseguí, pero aunque sea me dio otro abrazo. Se echó en la cama y yo lo hice a su lado. Sus brazos me rodearon y suspiré mientras que acomodaba mi cabeza en su pecho. Diego era cómo Tobias, un hermano sobre-protector para mí. No podía permitir que Maya le siguiera haciendo daño, aunque eso significara que perdiera mi amistad.

—Vaya, vaya, estos tíos no pierden el tiempo eh. —Abrí mis ojos al escuchar la voz de Leo, quien estaba hablando en español. Él y Brandon estaban mirándonos confundidos —. Y luego dicen que los españoles somos los confusos. ¿Qué sucedió?

Después de que Diego les contara brevemente lo sucedido, ellos asintieron con los brazos cruzados. Vi que eran las cinco de la tarde, así que me despedí de los tres para ir a mi habitación. Maya me mataría.

Cuando llegué a esta, mi amiga no estaba, así que deduje que se había despertado y al no haberme encontrado, se había ido. Estaba leyendo mi libro favorito cuando ella entró hecha una furia a mi habitación.

—May, ¿qué sucede?

— ¡¿Qué demonios hacías con Diego en su habitación?! —Parpadeé varias veces confundida, mientras que veía como la respiración de ella se agitaba mucho más —. ¡Respóndeme!

— ¡Maya! ¡Calma, por Dios! —pedí, alzando ambas manos en defensa —. Yo solo fui a ver cómo estaba, eso es todo.

— ¿Y tenías que dormir abrazada a él, también? —La miré incrédula, no entendía quien le había metido ideas en la cabeza —. ¡Sabía que tú estabas interesada en él!

— ¡Hey, hey! ¿Qué sucede aquí? —Varias personas entraron, me percaté que eran Diego, Chase, Daniela y ambos prefectos.

— ¡Eres una mala amiga, Jade! ¡Yo confiaba en ti! —Comencé a temblar de los nervios y sentí los brazos de Diego rodearme —. ¡Y tú te vas con ella! ¡Te vas con una enferma!

Entonces, solo se escuchó el sonido de la bofetada.

CHASE

Todos miramos a Daniela incrédulos. La castaña le había cruzado la cara a mi hermana, quien la miraba atónita.

—Nunca, jamás, vuelvas a hablar así de alguien enfermo —dijo Daniela, enojada.

El prefecto Evans estaba inmóvil en su posición, no sabía qué hacer. Rodeé a mi hermana con mis brazos para luego sacarla de la habitación antes de que ocasionara algo peor.

—Suficiente, Maya. —Dejó de patalear apenas la solté —. ¡Lo que has hecho está muy mal!

— ¡Ella estaba con él!

— ¡¿Cómo crees que Jade te haría algo así?! —pregunté, enojado —. ¡¿Quién demonios te dijo que ella estaba con él?!

—Cintia, quien al parecer es mi única verdadera amiga —respondió sin dudar, a lo que yo abrí los ojos.

No podía creer que Cintia le hubiera metido tales ideas a la cabeza. Se supone que si era una buena mejor amiga, estaría diciéndole a Maya que Jade y Diego solo eran amigos y que no pasaba de ahí.

—No dudes que esto se lo voy a decir a mis padres. —Mi hermana abrió los ojos y yo la miré decepcionado —. No puedo creer que le hayas dicho eso a Jade. Respóndeme algo, ¿te gustaría que a ti te dijeran que eres una enferma?

Ella se quedó callada y yo asentí, para luego dejarla sola. Entré a la habitación de Jade, en la cual la prefecta Miller estaba conversando con todos.

—Tu hermana tiene serios problemas —me informó el prefecto Evans —. Está prohibido hablarle de esa manera a una estudiante con cualquier enfermedad.

—Usted vea lo que hace, no me importa. Se lo merece. —Él asintió para luego salir de la habitación.

Jade estaba echada en la cama mientras que Diego la abrazaba. Daniela seguía escuchando a la prefecta Miller, quien le decía que lo que había hecho estaba mal.

—No te pondré un castigo por qué yo de seguro hubiera hecho lo mismo por mi amiga —le dijo, a lo que la castaña asintió —. Si necesitan algo, llámennos.

Salió de la habitación y cerré la puerta. Rápidamente me acerqué a Jade, quien miraba a la nada. Me preocupaba que pudiera recaer por culpa de Maya.

—Estoy bien —susurró, después de que le pregunté —. Solo estoy decepcionada.

—Maya no se va a volver a acercar a ti, te lo prometo —susurré, a lo que ella negó.

—No es Maya el problema. —Me miró con una sonrisa sin ganas —. Cintia lo es.

La puerta se abrió y entró la pelinegra con una sonrisa sin ganas. Daniela se levantó de la cama pero impedí que se le abalanzara encima.

—Tú y yo vamos a tener una larga conversación —le dije, a lo que ella tragó saliva con fuerza.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant