21. Mensajes

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CHASE

Fue un impulso, juro que fue un impulso. No sé qué me pasó, pero solo sé que en aquel momento quería que mis labios y los suyos se tocaran.

Me acerqué más de lo debido a ella. Rocé nuestras narices y deposité un corto beso en la comisura de sus labios. Podía sentir como la respiración de Jade comenzaba a acelerarse, al igual que la mía. Mi mirada bajó a sus labios mientras que la de ella se clavaba en mis ojos, expectante. Entonces decidí terminar con ello y con aquella ansiedad que estaba teniendo en esos momentos.

La besé.

Era como si una gran corriente eléctrica me recorriera el cuerpo. Ella estaba petrificada en su lugar, pero cuando la rodeé con mis brazos, comenzó a corresponderme el beso.

Si ella me besaba, era por qué en realidad sentía algo por mí. Llegué a aquella conclusión cuando rodeó mi cuello con sus brazos. Nos separamos debido a la falta de oxígeno pero solo le permití tomar una pequeña bocanada de aire antes de volver a juntar mis labios con los suyos.

La alcé y ella rodeó mi cadera con sus piernas. Ambos soltamos una risa y la miré con una sonrisa, al igual que ella a mí.

— ¿Qué significa esto? —preguntó, a lo que yo me mordí mi labio inferior.

—Significa que me quieres y que yo te quiero —respondí, haciéndola sonreír —. A menos que tú no me quieras.

—La pregunta es si me quieres —replicó, a lo que yo alcé ambas cejas —. ¿Me quieres?

—Hasta el infinito y más allá —susurré, dejando un corto beso sobre sus labios.

—Chase, yo quiero...

— ¡Lancaster, abra la puerta! —Jade y yo abrimos los ojos y rápidamente la puse sobre el suelo.

— ¿Qué hago? —susurré, y ella señaló su cama.

Me metí debajo de ella a cómo pude y me mordí mi labio inferior, nervioso. Era más que seguro que me pusieran el castigo de mi vida, o peor, que me expulsaran del internado.

— ¿Diga? —Pude ver los pies del prefecto, quien se movía alrededor de toda la habitación.

—La señorita Paredes ha dicho que la vio corriendo por los pasillos, siendo perseguida por el señor Efron. —Empecé a maldecir a Jessica mentalmente —. Me imagino que usted sabe que no puede dejar entrar hombres a su habitación, ¿verdad?

— ¿Es ilegal? —Me mordí mi labio inferior, aguantando la risa —. Que yo sepa no lo es.

—Está prohibido, señorita Lancaster. —Era obvio que el prefecto estaba perdiendo la poca paciencia que tenía —. No puede haber alumnos hombres en su habitación por medidas de seguridad.

—Lo entiendo perfectamente prefecto Evans —le escuché decir a Jade —. No se preocupe, Chase no está conmigo.

—Eso veo, señorita Lancaster. Cualquier cosa me avisa y yo vengo. —Ella le agradeció y rápidamente cerró la puerta cuando salió.

Salí debajo de la cama y ambos empezamos a reír. Ella rodó los ojos divertida y la rodeé con mis brazos. Estaba a punto de volver a juntar nuestros labios cuando tocaron la puerta.

— ¡Abran! ¡Nos volvemos viejos aquí! —Entre risas, Jade le abrió la puerta a mi hermana y a Diego.

—Wow, wow, wow. —Maya y Diego nos miraron alzando ambas cejas —. ¿Qué sucede aquí?

Rodeé a Jade con mis brazos desde atrás y mi hermana abrió la boca para luego señalarnos. Diego empezó a reír y yo me limité a rodar mis ojos.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Where stories live. Discover now