43. Prométeme

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JADE

Diego y yo estábamos abrazados mientras que ambos llorábamos. Todavía no podíamos creer que los iban a alejar de nosotros, no podíamos creer que ya no estaríamos con ellos.

En cualquier caso, los que se tenían que ir éramos nosotros, debido a que nosotros éramos el problema de los Efron.

—Chicos, no lloren —pidió Melissa, la madre de Diego —. Les prometemos que todo estará bien.

—Nosotros no somos responsables de lo que nos sucede, mamá —lloró Diego, abrazándome más fuerte —. ¡No es justo! ¡No lo es!

Me acuerdo el día en que mi amigo me contó que sufría de trastornos de ansiedad. Aquel día, fue en el que me di cuenta de que Diego y yo seríamos amigos de por vida. Yo también le había confesado que tenía esquizofrenia, pero él decidió guardar el secreto al igual que yo. Ahora que ambos secretos habían salido a la luz, todo estaba siendo muy difícil.

—Nosotros deberíamos irnos, ellos no tienen por qué hacerlo —dije, y mis padres me miraron incrédulos —. Diego y yo podemos irnos a dónde mi tío Magnus, podemos estar ahí por un tiempo.

— ¿Eso quieren?

Sin pensarlo dos veces, mi amigo y yo asentimos. No pasó más de un minuto y ya estábamos rodeados por los brazos de nuestros padres. Cuando ellos se fueron, mi amigo y yo nos quedamos echados en la cama, ambos abrazados y sin soltarse del otro. Sabía que él seguía llorando en silencio al igual que yo, pero no decía nada.

No sabía que me había quedado dormida hasta que sentí que alguien entró a la habitación. Diego y yo nos levantamos lentamente y vimos a los mellizos en la puerta. Ambos estaban llorosos y nos miraban con tristeza y pena en sus ojos.

Lo primero que hice fue abalanzarme a Chase, quien me abrazó fuertemente. No pude evitar sollozar al igual que él. A pesar de todo, Chase era mi mejor amigo, y vaya que me dolía tener que dejarlo. Estaba odiando a los padres de los gemelos en aquellos momentos.

—No quiero irme de su lado —sollozó Maya.

Fue en donde abracé a mi amiga, quien se aferró a mí cómo si la vida le fuera en ello. Maya y yo éramos más que mejores amigas, éramos hermanas. Hacíamos todo juntas y no soportaba la idea de no tenerla en mi vida.

Miré hacia el otro lado y pude ver a Diego y a Chase abrazándose. Ellos eran amigos de toda la vida, desde pequeños, eran como hermanos de diferentes madres. Nunca habían estado separados del otro, y sabía que para ambos era demasiado difícil la idea de tener que estar alejados.

—Ahora que estamos aquí los cuatro, hagamos algo —susurré, y ellos me miraron —. Prometamos que siempre seremos mejores amigos a pesar de todo. A pesar de estar lejos del otro.

—Lo prometo —dijo Diego, tomando mi mano y la de Maya.

Chase hizo lo mismo y los cuatro nos abrazamos, quedándonos así por un largo rato. A pesar de todo, no les íbamos a dar el gusto de desunirnos a nadie.

CHASE

Había pasado tres días desde que habíamos regresado de Cuba, y otra vez nos encontrábamos todos en el aeropuerto para despedir a Jade y a Diego.

Maya y yo no hablábamos con nuestros padres. Ella lo hacía solamente para decirles lo mucho que los odiaba y que jamás los perdonaría.

— ¿Estás bien? —Negué ante la pregunta y Daniela me abrazó.

Una voz femenina comenzó a llamar a la gente del vuelo que se iba a Inglaterra. Sin pensarlo dos veces corrí a abrazar a Jade. No quería que se fuera, quería que estuviera conmigo para siempre. No importaba si era mi amiga, o mi novia. Solamente la quería en mi vida.

— ¿Me prometes que me llamarás todos los días? —pregunté, y ella asintió.

—Todos los días que tú quieras —susurró, llorando —. Recuerda que siempre te voy a querer, Chase. Nunca olvides que siempre estaré para ti.

Asentí y junté nuestros labios. Me sentía en la misma situación en la que estuve con Leslie, cuando ella se tuvo que ir a Francia debido a que sus padres habían conseguido empleo ahí. Pero en aquel momento era todo muy diferente, yo de verdad no quería que Jade se fuera.

Cuando nos separamos, fui a abrazar a Diego, mientras que mi hermana corrió hacia Jade. Más me dolía dejar a mi mejor amigo. Diego y yo nos habíamos criado juntos desde pequeños. Nuestras madres eran mejores amigas desde aquel momento y nunca nos veías sin el otro.

—Prométeme que la vas a cuidar —dijimos al mismo tiempo, a lo que ambos soltamos una risa a pesar de nuestras lágrimas.

—Te lo prometo. No la perderé de vista —me aseguró, haciéndome sonreír.

—Yo te prometo que cuidaré mucho mejor a mi hermana. No la dejaré estar con otro chico —bromeé, para luego volver a abrazarlo —. Escríbeme todos los días.

—Te llamaré todos los días. No creas que te puedes deshacer de mí tan fácilmente.

Después de que se hubieran despedido de todos —excepto de mis padres —, los chicos se fueron a la puerta de embarque abrazados. Antes de entrar, ambos nos miraron y se despidieron con la mano, a lo que todos imitamos su acto.

Oficialmente, había vuelto a perder a mi mejor amiga.

Cuando salimos del aeropuerto, lo único que hice fue entrar al auto de mis padres sin decir ni una palabra. Maya se sentó a mi lado y me abrazó, mientras que seguía sollozando. Era injusto y algo inmaduro de mis padres hacernos esto.

—Algún día nos lo agradecerán —dijo mi padre, a lo que mi hermana lo fulminó con la mirada.

¿Qué íbamos a agradecerles? ¿Nuestro sufrimiento? ¿Las lágrimas que nos hicieron perder? No había ningún tipo de explicación en su decisión. Era una decisión extrema, inmadura e injusta.

—No papá, te olvidas que cuando seamos mayores de edad, nosotros ya podemos hacer lo que queramos —dijo Maya, a lo que mi padre la miró mediante el retrovisor —. ¿Qué? ¿Pensabas que nunca íbamos a volver a verlos? No pueden estar controlándonos toda la vida.

— ¡Maya!

— ¡Somos libres de tomar nuestras propias decisiones al ser mayores de edad! —gritó mi hermana —. Así que jamás piensen que nosotros nos olvidaremos de Diego y Jade.

Mis padres optaron por quedarse callados y concentrarse en mirar el camino. Maya me miró y apretó mi mano, tenía razón en algún sentido. Al ser mayores de edad, nosotros podíamos y éramos libres de hacer lo que querríamos.

Eso significaba que vería a Jade en menos de lo pensado.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Where stories live. Discover now