Capítulo 3

6.5K 436 16
                                    

La cena en la casa de los padres de Lisa fue igual que las de siempre. La charla con mis suegros siempre era la misma y sobre los mismos temas: Negocios, política y mi relación con su hija.

Frank y Rose Stevenson son él matrimonio perfecto si podría decirse. Se nota que se aman y tienen la misma pasión por su trabajo y emprendimientos laborales, al igual que una enorme ambición por él poder. A eso hay que añadirle que tienen dos hijos ejemplares; Lisa y su hermano mayor Robert.

Robert es un economista de 25 años, bastante inteligente, graduado del MIT. Aparte de los números, una de sus pasiones es él gimnasio, por lo que tiene un físico mucho mas tonificado que él mio, y eso que yo me encuentro en forma. Nunca le caí bien. Según él, no soy lo suficientemente bueno para su hermana, y vivo bajo su amenaza de que si la lastimo terminaré con todos mis huesos rotos en él hospital.

Así es. Todos en esa familia se meten en nuestra relación, y opinan sobre ella como si tuvieran derecho a hacerlo. Uno de los temas que siempre mencionan durante estas cenas y que me molesta bastante es la idea de que Lisa y yo deberíamos mudarnos juntos.

Siempre insisten, diciendo que ya es hora de que formalicemos un poco más la relación, pero mi respuesta siempre es la misma: No. Y él motivo no es solamente que seamos muy jóvenes para hacerlo, excusa que siempre uso, sino que no me siento listo.

Y el problema no solamente es Lisa y él hecho de que no la quiera lo suficiente como para estar aguantándola en mi departamento, cosa que ninguno de ellos sabe. La razón es bastante simple: no me gustan los compromisos.

Antes de comenzar mi noviazgo con Lisa, desde que era un adolescente, mis amigos y yo nos dedicábamos a salir todos los fines de semana a diferentes discotecas y fiestas con un solo propósito: Conocer chicas y llevárnoslas a la cama. Jamás tuve una novia formal hasta ahora, y la verdad es que no me sentía cómodo.

Es por eso que no quiero amarrarme a nadie, no es mi estilo. Eso no quiere decir que engaño o engañaría a Lisa, eso no es propio de un caballero, pero simplemente no soy material de novio.

Aunque ya haya pasado una semana desde la cena, todavía le doy vueltas al asunto. Siempre es así. Soy una persona que analiza demasiado las cosas lamentablemente, aunque no estoy seguro de si esa es una virtud o una maldición.

Por eso es que me gusta mantenerme ocupado y activo, sin dejarle tiempo a mi cerebro para concentrarse en otra cosa que no sea él trabajo. Amo la rutina, no me gusta salir de mis esquemas ni de lo que estoy acostumbrado. Todas las semanas es lo mismo: En las mañanas ir al campus de la universidad, en las tardes a la empresa de mi padre y en las noches volver a mi penthouse; dónde vivo con mi bulldog, Alfa.

Controlar cada movimiento y saber que es lo que me espera diariamente me encanta y me tranquiliza. Ahora mismo me encuentro en mi auto volviendo del banco a la oficina de mi padre. Miro la calle distraído a través del parabrisas, ya que mi teléfono se quedó sin batería y no tengo nada mejor que hacer.

Mark detiene él auto en un semáforo y la gente empieza a cruzar en frente de nosotros. Observo a los transeúntes sin prestarles mayor atención cuando de repente la veo. Trae la misma capucha que usaba él día del robo y mira a los autos con indiferencia mientras bota él humo del cigarro que sostiene con una mano. Su rubio cabello se deja ver levemente y puedo jurar que reconocería esos ojos donde sea. Es ella.

Veo que se dirige en dirección a los barrios bajos de la ciudad, zona a la que nunca he ido a pesar de vivir aquí desde que nací. Que hace yendo hacía ahí? Vivirá ahí con sus hermanos? No me doy cuenta cuando el semáforo se pone en verde y Mark comienza a acelerar hasta que veo a la misteriosa chica alejarse.

-Mark, dobla a la izquierda y sigue a esa chica por favor- hablo impulsivamente mientras señalo en su dirección.

-Señor, está seguro? No es un lugar muy bueno para una persona como usted- me dice Mark indeciso mientras pone él guiñador.

-Si, estoy seguro- miento y él hace lo que pedí.

La verdad no sé que estoy haciendo ni porque decidí seguirla, solo sentí él impulso de hacerlo y porque la curiosidad de saber porque va hacia allá me intriga.

Miro la hora, son las cinco, asi que todavía tengo tiempo de sobra para llegar a la oficina de ni padre y hacer los últimos trámites del día y después irme a casa.

Avanzamos varias cuadras a una velocidad bastante lenta, ya que tenemos que mantener una distancia prudente para que no se dé cuenta que la estamos siguiendo. La observo y veo que lanza su cigarrillo al suelo para luego prender otro. Parece que ella ya fuma como un vicio, a diferencia de mi que solo lo hago para liberar estrés.

Aprovecho para observar el lugar mientras mas nos adentramos en este y nos alejamos de mi zona conocida. Las casas sos bastante precarias, la mayoría son de un solo piso y están bastante deterioradas. Las calles son de tierra y apenas transitables. También veo a varios grupos de chicos cubiertos en tatuajes, apoyados en las paredes, fumando algo que dudo que sea un cigarrillo regular. Miran él auto y escupen al suelo cuando pasamos, y aunque se que no pueden verme por los vidrios polarizados, son bastante intimidantes.

Dan un poco de miedo, pero a ella parece no afectarle, ya que pasa a su lado como si nada. Después de varios minutos me empiezo a impacientar. Qué tan lejos vive esta chica? Un par de calles más allá, ella se detiene frente a una pequeña casa, por lo que le indico a Mark que detenga él auto y apague él motor.

Miro curioso esperando a ver si efectivamente esta era su casa cuando de repente veo que se da la vuelta y mira fijamente él auto, comenzando a caminar directamente hacia nosotros. Nos descubrió. Pienso decirle a Mark que retroceda y salgamos de ahí, pero ella ya se encuentra al lado de mi ventanilla, es demasiado tarde.

Golpea él vidrio con sus pequeñas manos y me obliga a bajarlo. Apenas lo hago, bota todo él humo en mi rostro, haciéndome toser un poco. Me observa un breve momento y luego habla.

-Porque me estuviste siguiendo? No es un lugar muy seguro para ti, niño bonito.

-Cómo te diste cuenta? - cuestiono ignorando su pregunta. Pensé que habíamos logrado seguirla sin que nos viera.

-Digamos que un auto como este no pasa desapercibido aquí- dice señalando él vehículo con desdén.- Me di cuenta hace varias calles, pero me pareció divertido hacer que me sigas. Pensé que no querías volver a verme.

-Quería saber si tú y tus hermanos vivían acá. Era por ellos nada más, no te emociones ladrona.

-Ya te dije que no soy una ladrona. Superalo de una vez y vuelve a tu vecindario, si te quedas aquí no te va a ir muy bien.

-Responde a mi pregunta- digo cabreado. Odio que me digan que hacer- Vives acá o no?

-Eso no es de tu incumbencia, pero no. Esta no es mi casa, ni siquiera sé de quién es. Así que me seguiste en vano. Ahora vete, no tienes nada que hacer aquí.

Aprieto mi mandíbula mientras le sostengo la mirada. Ese aire de superioridad que tiene me pone realmente de mal humor. Pero hay algo en ella. Hay un misterio que la rodea, ella es un misterio en si.

-Bien, me voy. Suerte con tu vida lindura- digo con sarcasmo mientras le indico a Mark que arranque el auto.

El motor ruge al prenderse.

-Adiós chico bonito- responde y se da la vuelta, alejándose por las calles que cada vez están mas oscuras, ya esta por anochecer.

Subo mi ventana y Mark parte, esta vez a una velocidad rápida y conduce directamente fuera del barrio. Mientras tanto yo no dejo de pensar en este pequeño encuentro con Emma.

Que es lo que oculta?

Nos alejamos del barrio y volvemos a la ciudad, con las grandes avenidas y gente que va y viene, viviendo su agitada vida. Y es momento de volver a la mía, sin distracciones y sin pensar en esa rubia.

Ladrona, yo?Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz