Capítulo 5

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Durante todo el trayecto fue inevitable no pensar en Emma. Es decir, ni siquiera me esperaba el volver a verla alguna vez en la vida, y menos aún encontrármela y terminar yendo a una fiesta con ella. Fue un impulso el haber aceptado ir, y aunque no la haya pasado tan bien, no me arrepiento de haberlo hecho.

Si, tuvimos una pequeña discusión y si, me dejó solo toda la noche. Pero aún así se terminó disculpando. De lo poco que la conozco me he podido dar cuenta de que  es una persona un poco orgullosa, por lo que el hecho de haber recibido una disculpa de su parte me sorprendió gratamente.

En si, todo en esta noche lo hizo, en cuanto a conocerla se refiere. Poder verla divirtiéndose y dejando su verdadera personalidad  la luz, sin que esté a la defensiva en todo momento fue algo bastante agradable y me hizo ver que todavía me quedan muchas cosas por descubrir sobre ella... Y tengo todas las intenciones de hacerlo.

Mark detiene el auto en frente de mi edificio, el ''One Madison''. Yo le agradezco y sin perder tiempo bajo de éste. Estoy cansado y el par de cervezas que me tomé me tiene un poco mareado. Entro al edificio y saludo al portero, Larry ; un señor mayor de estatura blanca con la cabeza bañada en canas. Hago mi camino hacia el ascensor y lo llamo. Unos cuantos segundos después, las puertas se abren y yo me introduzco en él, presionando mi piso. Las puertas se cierran y éste comienza a subir.

Minutos después, el ascensor finalmente se detiene en mi piso, el número quince. Es el último de mi edificio.Luego de colocar una llave especial al lado del botón con el número 15,  las puertas de éste se abren, dejándome entrar directamente a mi penthouse.

Apenas pongo un pie dentro, mi perro corre en mi dirección y comienza a ladrarme en forma de saludo, al igual que lo hace todos los días cuando vuelvo a casa. Me agacho a saludarlo, acariciándolo un momento. Me distraigo jugando con él, cuando siento la presencia de alguien frente mío.

 Levanto la mirada asustado ya que no esperaba a nadie y vivo solo. Cuando lo hago, veo a Lisa, quién me mira con enfado mientras tiene los brazos cruzados. Qué hace aquí? Aparentemente fue un error haberle dado una copia de las llaves del lugar. 

-Lisa, que haces aquí?- pregunto poniéndome de pie. Alfa se recuesta al lado de mi pierna.

-Dónde estabas? -dice, sin siquiera contestar a mi pregunta. Dios, está enojada.- Te estuve llamando y mandándote mensajes pero no contestaste.

Así que la que había llenado mi casilla de mensajes y saturado mi teléfono con sus llamadas  era ella. Cómo no lo adiviné?

-Estaba con los chicos, igual que siempre- contesté. Técnicamente no estaba mintiendo, era una verdad a medias.

-Siempre que estás con los chicos me contestas o me escribes al llegar a casa, pero nunca llegas tan tarde como hoy.- me reclama.

Vuelco los ojos. Miro mi reloj y tiene razón, son un poco más de las dos de la mañana. Normalmente acostumbraba a llegar un poco más temprano. Pero aún así, no tenía porque reclamarme nada, no hice nada malo. Pero tampoco puedo contarle que me fui con una chica a una fiesta en los barrios bajos de la ciudad, enloquecería.

-Mi teléfono murió- le digo, y ella todavía parece no creerme. Aunque esta vez si le mentí, lo hago solamente para evitar una pelea y el drama. -No hice nada malo, no tienes porque preocuparte. Me crees?

Me acerco a ella y la atraigo a mi cuerpo, rodeando su cintura con mis brazos. Ella no me mira, haciéndose a la enojada. Tomo su barbilla y giro su cabeza en mi dirección para que me mire. La observo pasando mi mirada de sus ojos a sus labios.

-Está bien, te creo- responde y me sonríe, para luego plantar un beso en mis labios.

Ella planeaba que sea un beso corto al parecer, ya que a los segundos intenta separarse, pero yo pongo una mano en su nuca y lo profundizo. Se sorprende un poco al principio pero luego no tarda en seguirmelo. Invado su boca con mi lengua y ella la recibe con gusto, rodeando mi cuello con sus brazos y jalando levemente el cabello de mi nuca.

Lentamente el beso pasa a otro nivel y aumenta de intensidad, subiendo la temperatura entre ambos. Bajo ambas manos por su cuerpo hasta llegar a sus muslos, obligándola a saltar para rodearme la cintura con ellas. La sostengo por el trasero mientras camino hacia mi habitación, con Alfa siguiéndonos.

Entro al cuarto cerrando la puerta detrás nuestro, dejando a mi perro afuera. Avanzo hasta la cama y la tumbo cuidadosamente sobre ella, separándonos por un momento mientras me saco el saco, la corbata y la camisa. Ella igualmente se deshace de su blusa y luego yo me cierno sobre ella, besándole el cuello y acariciando su estómago. Puede que no nos llevemos muy bien ni tengamos la mejor química entre nosotros, pero si hay una cosa en la que si nos entendémos es en ésta.

El resto de las prendas que tenemos puestas comienzan a desaparecer, hasta que finalmente nos quedamos sin nada y nos volvemos uno solo.


Abro los ojos y al mirar a mi lado veo que me encuentro solo. Me sorprende que Lisa no se haya quedado, ya que normalmente se queda a dormir después de que estamos juntos. Me giro en la cama y al hacerlo veo que en mi mesa de noche hay una pequeña nota. Estiro mi mano para tomarla. Cuando la tengo, la leo:

''Amor, tengo desayuno con mis amigas en el Country Club, por eso me fui temprano. Nos vemos más tarde. Besos, te amo.

-Lisa''

Entonces es por eso que se fue. Me siento en la cama y dejo la nota nuevamente en la mesa de noche. Tomo mi celular que se encuentra a un lado y miro la hora: Diez de la mañana. 

Hoy es sábado y no trabajo, así que no importa que me haya perdido casi toda la mañana durmiendo, no tengo nada que hacer. Decido llamar a Mark y pedirle que recoja mi auto del taller mecánico y me lo traiga al departamento, no pienso ir a buscarlo yo. 

A los pocos tonos me contesta, y luego de que le indico lo que tiene que hacer, cuelgo la llamada. No va a tardar mucho en llegar, así que lo mejor va a ser darme una ducha. 

Entro al baño y prendo la regadera. Cuando el agua está caliente, me meto bajo el chorro de agua dejando que me empape completamente. No tardo mucho en bañarme. Cuando estoy listo, salgo del baño, usando solamente una toalla que se encuentra envuelta alrededor de mi cintura. Ya en mi habitación, camino dentro del enorme vestidor y elijo la ropa que me voy a poner. Me decido finalmente por una camiseta azul y un par de joggers plomos . Odio usar traje, por lo que los fines de semana aprovecho para vestirme como me gusta, cómodo. Me quedo descalzo. Caminar así es una de las mejores sensaciones que hay.

Cuando estoy listo, seco mi cabello con la toalla y lo acomodo con la mano, no hay necesidad de peinarlo ya que es fácil de manipular debido a que no lo tengo muy largo. Salgo de mi habitación y hago mi camino hacia la cocina. Cuando Alfa me ve, se levanta de su pequeña cama y corre hacia mi. La verdad es que para ser un bulldog es bastante activo. 

-Buenos días amigo- lo saludo sin dejar de caminar mientras entro a la cocina.

Él me sigue  y me observa mientras yo abro uno de los gabinetes y saco la bolsa de su comida. Voy hacia su plato y le sirvo su ración del desayuno, dándole una suave caricia luego de que él se acerca al plato y comienza comer. Ahora es momento de mi desayuno, muero de hambre.

Me preparo un simple cereal con leche acompañado de un vaso de jugo de naranja. Tomo ambas cosas y me desplomo en el enorme sofá de cuero negro de mi espaciosa sala. Prendo la pantalla de mi televisor de 100 pulgadas y pongo un canal de deportes. Está dando un partido de fútbol americano, mi deporte favorito, por lo que decido dejarlo.

El tiempo pasa y yo ya terminé con mi desayuno. Me quedo absorto mirando el partido, tanto que apenas escucho el timbre cuando suena, interrumpiéndome. Debe ser Mark con las llaves de mi deportivo.

Me levanto del sofá y camino hacia la puerta. La abro y estoy a punto de saludar a Mark, pero me quedo callado al darme cuenta que no es él quién se encuentra del otro lado.

Ladrona, yo?Onde histórias criam vida. Descubra agora