Capítulo 11

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Cuando Lisa y yo terminamos de comer, pedí la cuenta y dejé una muy generosa propina para la mesera, ganándome una mala mirada de parte de Emma. Muy a su pesar, no puede evitar que la ayude con un poco de dinero si es que puedo no? Y muy en el fondo yo sé que me lo agradece. Lamentablemente no me pude despedir de ella por la presencia de Lisa, pero le di una mirada cómplice pensando en esta noche. Ella solamente sonrío y se alejó de vuelta a la cocina.

Después de eso, llevé a Lisa a su enorme mansión y nos despedimos con un gran y apasionado beso, quedando en vernos nuevamente mañana. Seguidamente conduje de vuelta a la oficina, dónde me pasé toda la tarde concentrado lo más que pude en el trabajo para que así las horas se pasaran más rápido y la noche llegue de una vez. Y al parecer funcionó, ya que cuando me doy cuenta son casi las siete en punto.

Tomo mi teléfono, mi billetera y mi maletín con todos los papeles y mi computadora y salgo de la oficina. Tomo el ascensor y desciendo hasta llegar al estacionamiento. Rápidamente ubico mi auto y luego de apretar un botón de las llaves las puertas se levantan automáticamente. Me adentro en éste, dejo mi maletín en el asiento de al lado e inmediatamente arranco, saliendo del lugar para conducir directamente a recoger a Emma.

Voy bastante rápido por las calles, ya que dejando de lado el que soy una persona bastante puntual, me gusta la velocidad. Cada vez que conduzco me gusta hacerlo lo más rápido que pueda, y a pesar de que esto ya me ha causado un par de multas por exceso de velocidad, lo sigo haciendo. No hay mejor sensación que la adrenalina que uno siente cuando va rápido. 

Minutos después, llego al lugar. Avanzo con lentitud a través del estacionamiento mientras observo hacia el restaurante, tratando de mirar dentro de este, en busca de Emma. Finalmente la ubico, apoyada en una de las paredes laterales del lugar. Se ve tan diferente a como lo hacía esta mañana cuando traía puesto su uniforme de trabajo, que consiste en una falda verde por encima de las rodillas, una camisa manga corta blanca y un chaleco amarillo encima de ésta. También traía el cabello amarrado en un moño y mucho menos maquillaje del que usa normalmente. Ahora esta vestida como lo está usualmente: Trae un pantalón negro, una camiseta blanca con el logo de los Rolling Stones y sus infaltables Converse negras. Su rubio cabello cae sobre sus hombros, y trae mucho maquillaje sobre los ojos, resaltando el celeste color de ellos.

Detengo el auto frente a ella y presiono el botón que se encuentra en mi tablero para abrir la puerta. Cuando ésta lo hace y Emma puede verme, ya que los vidrios son polarizados, se acerca al auto y se sube. La puerta se cierra automáticamente.

-Hola Adam- saluda con una sonrisa.

-Hola Emma- devuelvo el saludo y la sonrisa.- Estás lista?

-Si, lo estoy.- contesta con la seguridad de siempre.- Dónde iremos?

-Es una sorpresa- digo y arranco el auto.

Aumento la velocidad una vez que salgo del estacionamiento y me adentro en la avenida, pero a diferencia de Lisa, Emma no se asusta ni me pide que vaya más lento.Conduzco concentrado en la carretera mientras la música de la radio suena a un volumen moderado. Miro de reojo a Emma y veo que de su pequeño bolso saca una cajetilla de cigarrillos y un encendedor. Toma un cigarro y lo prende. Luego de eso abre levemente la ventana del auto y le da la primera calada para después botar el humo fuera del auto. El viento despeina su cabello y lo mueve, pero a ella parece no molestarle. 

Continúo manejando y cada vez nos encontramos más cerca del lugar al que quería llevarla. Finalmente después de unos cuantos minutos más, llegamos. Detengo el auto a un costado de la acera y luego giro la llave para apagarlo. Nos quedamos quietos en silencio por un momento. Hace mucho que no venía acá, y la verdad que ahora que estoy acá me puedo dar cuenta que lo extrañaba.

Ladrona, yo?Where stories live. Discover now