Capítulo 8

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El sonido de mi alarma me sobresalta, causando que me despierte e inmediatamente la apague. Abro los ojos y miro a mi alrededor. A pesar de las gruesas cortinas que cubren mis ventanas, puedo ver que el sol ya se encuentra bastante alto.  Me siento en la cama y despeino mi cabello mientras emito un bostezo. Estiro mi brazo para tomar mi celular y ver la hora:  nueve y media. Escucho como mi estómago ruge e inmediatamente reconozco que es porque tengo hambre.   Me levanto de la cama y salgo de la habitación. Al hacerlo, veo hacia la puerta cerrada que se encuentra frente mío, la habitación de huéspedes, dónde se está quedando Emma. Me acerco a esta y abro la puerta delicadamente tratando de no hacer ningún ruido. Simplemente quiero ver si ya está despierta.

Meto mi cabeza a través de ésta y la veo completamente dormida.  Está completamente desparramada en toda la cama, envuelta en las sábanas y con un leve mechón de su rubio cabello cubriendo su rostro. Se ve bastante tierna de esa manera. Cierro la puerta con cuidado cuando me doy cuenta de que me he quedado mirándola.  Emma es simplemente una amiga que necesitaba mi ayuda, se quedará hasta mañana y luego podré volver a mi vida normal. Camino a través del pasillo y camino en dirección a mi sala, para luego desplomarme en uno de los grandes sofás. Alfa se acerca y sube al lado mío. Le doy unas cuantas caricias y luego tomo mi celular.

Desbloqueo mi celular y me pongo a revisar mis mensajes y diferentes notificaciones, tanto de la oficina cómo privados. Dejo para el final el mensaje de Lisa. Entro a nuestra conversación y leo lo que dice. Quiere que vayamos a cenar hoy en la noche, como hacemos casi todos los domingos. Le respondo con un simple ''ok'' acompañado de un emoticón en forma de un corazón y luego bloqueo mi celular. Todavía no son las diez y Emma no despierta, así que opto por empezar a preparar el desayuno. Me levanto del sillón y acaricio a Alfa antes de emprender mi camino hacia la cocina.

Cuándo ya estoy ahí, lo primero que hago es dejarle comida a Alfa en su plato, quién rápidamente llega hacia ésta y comienza a comerla. Después abro mi nevera y veo lo poco que tengo. No es que no tenga dinero como para que mi refrigerador esté lleno hasta reventar todos los días, es simplemente que me da pereza hacer las compras y no tengo tiempo para eso. Además, normalmente no acostumbro a desayunar. En las mañanas solamente me preparo una taza de café y si tengo tiempo un par de tostadas. La verdad es que mi vida entre la universidad, proyectos y trabajar en la oficina de mi padre es bastante ajetreada y demanda bastante de mi tiempo. Los fines de semana son los únicos días que en verdad puedo disfrutar, por eso que pueda dormir hasta las nueve y media me relaja. Los días de semana ocho de la mañana ya tengo que estar en camino al campus. Luego de observar las opciones,  finalmente me decido por preparar  huevos, tostadas, tocino y jugo de naranja.

Tomo un sartén y meto los huevos ahí para hacer huevo revuelto. Cuándo ya están, los pongo en un recipiente listos para ser servidos y tomo los tocinos para empezar a prepararlos en la sartén. No tardan mucho, así que cuándo ya están listos los pongo en un plato. Tomo dos panes y los pongo en la tostadora. Saco dos platos de la alacena y los coloco en la mesa, luego pongo cubiertos a lado de cada plato y vasos para el jugo de naranja.

Justo cuándo veo que ya no falta nada más, escucho pasos provenientes desde el fondo del pasillo en dirección a la cocina.

-Olí a comida y quería ver si mi olfato no me fallaba -dice Emma entrando a la cocina y sentándose en el mesón de la cocina, con una enorme sonrisa en el rostro. 

No puedo evitar mirarla de pies a cabeza. Trae el mismo y revelador pijama que la noche anterior, dejando muy poco a la imaginación. Su cabello está recogido en un desordenado moño y no tiene ni una sola gota de maquillaje en el rostro. Aún así se ve bien. Observo el ojo en el que fue golpeada y noto que el moretón aún es visible pero ya no tanto como ayer. El pequeño corte en su labio inferior cicatrizó y ya casi ni se nota. Sonrío internamente, me alegra ver que ya se encuentra mucho mejor.

Ladrona, yo?Where stories live. Discover now