cap 1 llegada

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Los caballos se veían a lo lejos dejando una nube de polvo tras ellos por la gran velocidad que llevaban; pronto se temieron lo peor cuando uno de sus hombres llegó con el rostro desencajado. Ya estaban en camino con la curandera hacia la casa del Laird Kenzie.

— Tengo miedo Beath, tienes que salvarlo.
— Muchacho no temas. - ella misma no estaba tranquila pero no debía demostrarlo. Uno de los hombres se adelantó para dar aviso el estado del Laird esperando que pudieran hacer algo para salvarlo.

La curandera veía con ojos tristes y el rostro pálido que una profecía estaba por cumplirse.
"El señor volverá a su tierra no por su propio pie, el justo padecerá y la obscuridad le reemplazará"

Más temía la siguiente:
"El obscuridad buscará la luz, la traerá consigo pero no la verá, si no logra ver... La luz se apagará y la obscuridad quedará para siempre"

—Todos los hombres deben permanecer fuera, todos deben pedir por nuestro Laird y sus hijos.

¿Sería este el final de su clan?, los Mackenzie siempre se mantuvieron en paz, bajo el mandato del ideal, noble y justo en una tierra de violencia, guerras y poder. Las preciosas tierras que cualquiera ambiciona, donde existe el honor y la palabra; la ambición y la avaricia mancha y acaba con todo esto junto por la envidia.

Llegaron pronto hasta los aposentos del Laird Kenzie Gilmer Mackenzie y con zozobra aguardó a que le acomodaran tal como daba instrucciones, poco se podía hacer por él, lo sabía y sabía también que esa noche no moría ni en muchas otras, permanecería con vida sufriendo una tortuosa agonía inmerecida. No pudo contener la agonía del dolor que se instaló en su pecho a causa del hombre que amaba y con el que estaría cada día de esa agonía, viviéndolo juntos y entonces entendió que si Duncan Ervyn Mackenzie se hundía en la oscuridad a partir de este momento solo quedaba rogar por qué la luz fuera más fuerte que la obscuridad del dolor por el amor puro de un hijo, que lograra menguarlo.
Los pasos acelerados de un atormentado se escucharon, bien sabía quién era.

— Mi Laird, como quisiera yo misma padecer está agonía en mi carné por evitar que fuera en la vuestra.

No hubo respuesta pero continuó:

— Mi Laird, cada gota de mi sangre se derramara en llanto hasta mi muerte con tal que tus hijos no sufrieran y no sufrieras tú por ello.

— Mi Laird te he amado en silencio y por mirarme de nuevo en tus ojos me arrancaría la carne.

Su dolor era tan grande y sus palabras tan ciertas. Una mano apenas como señal de vida hizo una leve presión y supo que había sido escuchada.

Un Duncan deshecho entró en la habitación con las lágrimas a tope y un lamento inundó cada rincón de la fortaleza, el agónico dolor de su padre era el de todos, pero nadie lo sentía como él que ya le había advertido, su instinto ante esto y en todo jamás le fallaba.
— Padre, por el honor que tengo que cada uno pagará, te amo -fue todo cuanto pudo decir, mientras besaba la cruz en su mano.

Se abrazó a Nerys Beath como si de ella dependiera que se aferrara a la cordura, el dolor era desgarrador, amaba a su padre, él era su luz y ahora se apagaba lenta y dolorosamente, sabía que algún día tendría que enfrentar semejante dolor pero no de esta forma.

Nerys no pretendió ocultar su sentir para nadie en ese instante, se desgarraron sus corazones en el lamento y el Laird lloró sin abrir los ojos, su otro hijo el más pequeño no estaba ahí y agradecía que por el momento estuviera ausente en lo que Duncan recobraba la calma, él sabía de la profecía y sabía que su hora de partir no era ahora, así que con gusto pagaría el precio de su necedad antes de irse necesitaba asegurar que la luz volvería a la vida su hijo y su gente.

Elevó una oración a Dios. Hasta ahora las profecías de la curandera no tenían sentido.

— Duncan tu padre no morirá hoy, ni tampoco mañana te lo prometo, Mi Laird, no morirá hasta que tú encuentres la luz.

El hijo de Laird con los ojos llenos de dolor en sus ojos de fuego color ambarino habló:

—Entonces me iré a buscar mi venganza.


No trató de persuadirlo ni de detenerlo sabiendo que era imposible. Duncan Ervyn Mackenzie se acercó a su padre y pasó su mano por su largo cabello. Con una mirada profunda y el corazón abatido dejó un beso en su frente junto con una promesa "no descansar hasta que el último de los implicados pagaran" y "no podría morir o su alma vagaría por los siglos en lamento y sed de venganza", contra estás y todas las generaciones de sus enemigos y su alma jamás tendría descanso.

— Te amo Padre.

—Nerys Beath cuida de mi padre volveré después de mi primer triunfo -luego se dirigió al padre- volveré a ti, te suplico que permanezcas para que veas que cumplo con mi palabra.

Lloraba mientras hablaba pero también​ en su mente él ya trabajaba en cómo hacerlo.

Te amo Padre, para mí, tú eres mi luz.
Eres mi honor, mi fortaleza.
Mi ejemplo y mi razón.
Eres la vida y la esencia de mi existir.
Tú qué escogiste a la mejor de las mujeres para ser mi madre.
(Se le quebró la voz)
Te admire y respete desde muy pequeño.
Aprendí de ti el honor y la justicia. Me voy padre pero volveré.

Duncan observo alrededor de la habitación los enormes doseles dorados de la cama de su padre, las sábanas que le cubrían, las cortinas, las alfombras, todo parecía opaco, gris incluso la luz que debía entrar por la ventana. Salió de la enorme habitación sin querer reparar en cada detalle pues todo esto le atormentaría más, todo aquello que había sido su paz y su luz, se transformó en dolor.

El guerrero moreno a diferencia de su padre que era un hombre de piel clara salió para demandar a sus hombres que fueran con él para actuar como el honor de los dictaba, sin importar su edad, ni su fuerza.


— ¡Lo que les demandó es coraje! Vuestro Laird está postrado por el interés ruin de otros clanes sin honor, ¡Les enseñaremos que el honor es el pilar de todo hombre y por él la muerte digna llega, cuando lo indigno no merece vivir!

Al unisón los hombres gritaron.

— ¡con honor se vive y con honor se muere, en el clan Mackenzie!

Mil hombres acudieron a su llamado y con ello la guerra de los Mackenzie que sería legendaria.

"La guerra del honor".

El clan del honor, en la vida, en la muerte y en la eternidad.

Las mujeres con sus hijos todos unidos a esté.


Esta es la primera historia escocesa que escribo, espero que les guste tanto como a mí.

Les pido un poco de paciencia porque esta historia no mostrará a un guerrero enamorado en los primeros capítulos, mi protagonista no es el típico que se enamora y se vuelve un terrón de azúcar después de mirar a la protagonista a primera vista.

Espero sorprenderlos, estoy disponible para escuchar críticas y por favor no olviden darle like si les gusta.

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Hola la historia se ha posicionado en el gusto de los lectores poco a poco y no paran de leer pero se les olvida dejar sus votos por favor, no se les olvide. Gracias.


La Obscuridad Del LairdWhere stories live. Discover now