38 una vez más

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Hola gracias por estar atentos a la historia los que no han leído sin derecho a elegir pueden echarle un vistazo en lo que voy actualizando, disculpen he tenido problemitas de salud, pero tratare se ponerme al corriente con la historia para seguir sorprendiéndolos.


Abrió la puerta indeciso, solo era cuestión de imponerse solo que no quería, la encontró sentada junto al hogar, recargada en el brazo del sillón mirando el fuego.

— Me disculpas - soltó lo que menos esperaba.
Ella se levantó del sillón cual resorte, al escuchar su voz, la bata no cubría por completo del camisón debajo.

— Buenas noches, mi señor. -dijo ignorando sus palabras- no esperaba que viniera.
— Siempre vendré, este es mi lugar.

Ella asintió, había evitado mirarlo y con esa misma actitud se acercó a la cama y colocó a un lado la bata, esperaba que él no prestará atención a su atuendo, Yvaine se aprovechaba del cariño y confianza depositada en ella, claro como ella no era la que tenía que exponer sus carnes, ya le tocaría a ella desquitarse.

— Cait... Eres tan hermosa.

Su juicio se nublo ante la visión de su espalda semi desnuda, ese escote en V que dejaba al descubierto las marcas de su ira, y aun así era la visión más sensual que jamás imaginó, el encaje le nublo los sentidos ya que se ajustaba a su piel, su acentuada cintura y la tela transparente que dejaba a la vista la visión de las cintas de su ropa interior con terminaciones de encaje en esa zona justo debajo de la cintura en forma de V.
— Gracias, buenas noches mi señor.
— Déjame seducirte -la voz sonó más ronca de lo que quería y sus ojos devoraban lo que tenían enfrente, ella no volteo.

Cait se acostó en la cama y cerró los ojos, noto sus mejillas teñidas de rojo sabía que estaba a la espera de su ataque.

— Necesito que me permitas quitar tu ropa para hacerlo, - ella abrió los ojos como platos- esta vez quiero más, que unos besos y unas caricias inocentes.

— Entiendo mi señor.

Se odio, no soportaba su actitud sumisa, era doloroso, ella se levantó torpemente, y se quedó parada frente a él, se quedó quieta mirando a un lado, saltaban a la vista sus pechos envueltos en el tentador encaje.

— Quítatelo.
— ¿Qué? - pregunto confundida mirando hacia abajo.
—Todo.

Sí es que cabía se envaro aún más de lo que lo estaba, Cait estaba maldiciendo a Yvaine, no quería demostrar cuanto afectaba cada una de sus acciones, más esta vez no pudo.

— Mi señor...
— ¿Quieres que te ayude?
— No... Yo...
Duncan tomó su rostro con cuidado y la beso suave, incremento su intensidad, ella estaba respirando agitada, bien sabía que estaba esperando su ataque, bajó la deliciosa tela para dejar al descubierto sus hombros, beso con cuidado cada lado, ella ahogo un grito de indignación y desesperación, sus senos subían y bajaban invitándolo a perder la cordura. Así que quito su vista de ahí para pasar de su cuello a sus labios la llevó consigo a la cama sin aplastarla.

— Si aceptas mis disculpas, te dejaré dormir.
— Sí, sí, yo no volveré a escandalizarle.

Él se hizo a un lado, le decía que se portaría bien, todo con tal de no tocarla.

— Mañana vuelve Ferris y llegan los padres de Merebith.
— Tengo todo listo, espero no decepcionarle mi señor, Ferris y Merebith no tendrán queja de la fiesta, hacen muy bonita pareja y trataré de convencer a Kendrew para que se presente.

Eso le sorprendió, hablaba con mucha emoción.

— ¿Bonita pareja?

Cait se sintió mal a fin de cuentas Duncan tenía sentimientos por Merebith.

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