12 enfrentados.

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Como siempre su hermano Kerr tomó su propio rumbo al menos así le pasaba ahora con frecuencia. Así que Ailein se quedó al lado de Dave que parecía ser mejor compañía, pronto se encontró con su árbol favorito y a la distancia vio unos hombres acercándose así que bajo para decirle a Dave para regresar a casa, su instinto le dijo que no era buena idea quedarse ahí, para su sorpresa Dave se había alejado del árbol y no quiso gritar, bajó tan pronto como pudo, saltando de la rama. Se colgó e impulsó con las mismas piernas a modo de columpio y logró un salto perfecto.
Ya cerca el Obscuro guerrero vio al femenino muchacho brincar de la rama del árbol, se le hizo más femenino e inaudito que llevara... ¡calzones! ¡Calzones de mujer!, Era una chica algo salvaje, inusual; se bajó del caballo y se dispuso a caminar. Al subir la leve inclinación del terreno divisó el árbol donde momentos antes vio bajar a la pilluela. Llegó para ver a la chica tomar de la mano a un joven, muy joven y atractivo pronto lo alcanzó uno de sus soldados y le dijo:
— Dicen que su prometida no viste como mujer, el muchacho estaba muy nervioso y no pudo ocultarlo lo interrogué, sus palabras fueron:
— La hija de Laird es muy buena solo que le gusta no ser mujer -Caileas le escuchó con atención y no dudaba que Duncan y ella tuvieran problemas.
— Genial, me creería que le gustan las mujeres pero mira hacia allá -dijo a Ferris.
El serio e imponente hombre miró en dirección a dónde le ordenó su señor, ahí estaba caminando con un muchacho.
Duncan por su parte tuvo que reconocer que era bonita y mucho y, ver un par de pantorrillas a la luz del día por esos lares y en esa época no era muy común, se veía que ese era el atuendo habitual pues estaba bronceada, eso explicaba los graciosos calzones que había visto. Su erección respondió y casi podía adivinar que no era el único.

— ¡No te atrevas a desear a mi mujer! -la chica era bonita y ya no podía decir no me caso, todo por su padre (claro está).
—No señor, -dijo medio serio a su amigo, sin pensarlo- pero el muchacho que está con ella parece no estar enterado de que la princesa está prometida -pico Ferris mientras otros dos que llegaban escucharon.

Esa mujercilla se atrevía retozar antes de su boda con otro, sin duda era peor que la supuesta Anabella.

La furia se instaló en su pecho estaba seguro que no le había visto y, de no ser por llegar anticipadamente no se enteraría hasta estar en la noche de bodas, esa mujerzuela sería su mujer y para colmo le había prometido a su padre que no la mataría.

****

— Vamos.
— Tranquila, con suerte desean anunciar que Duncan no quiere un matrimonio sino sangre regada por todos lados -insinuó Dave.
—Eran tres hombres -informó Cait.
—Nosotros somos tres.
—Así, pues no veo a mi apuesto hermano por ningún lado.
—Ya aparecerá. Lo que sí es que debemos volver y si es cierto que esos hombres son del clan Mackenzie, este o no él con ellos deberás transformarte en una delicada dama.
Una mueca de fastidio fue la respuesta.
— Te quiero y cuando te vayas te extrañaré.

Apenas camino dos pasos para ir hacia los caballos le tomaron por sorpresa y... Duncan derrumbó al piso a la muchacha.


— ¡Qué demonios!
— Eso no es un vocabulario correcto en una dama, la miro de arriba abajo pero claro tú no eres una dama Cait Ailein.

— ¿Cómo te atreves? -estaba dispuesta a pelear con el que probablemente sería su esposo si no lo mataba antes- ¡No! -gritó al ver cómo golpeaban a Dave un tipo mientras otros dos lo sostenían. Era Ferris con Andreas y Thorpe.
— Bien al menos llegué a tiempo para la fiesta.


Si estaba roja de furia, palideció al instante, el hombre casi llegaba a los dos metros de altura o eso le pareció pero no era su imaginación y parecía dispuesto a tocarla como si fuera su amante.
— No te atrevas maldito -gritó Dave.
— ¿Por qué no? -dijo desatando el nudo de su blusa y bajando la blusa para descubrir su hombro una piel clara fue su recompensa al menos sabía que la chica no acostumbraba a tomar baños de sol desnuda.
— Suéltame –gritó al tiempo que su hermano llegaba a galope el cual se había perdido en sus pensamientos, cuando una punzada se le instaló en el corazón era la angustia que su hermana sintió al bajar del árbol después de ver a aquellos hombres.
— A eso venías con tu enamorado aquí, que vea pues como me divierto contigo después de que pensabas burlarme.
Dave peleaba sin mucho éxito por soltarse, apenas logró darle un cabezazo a uno de esos idiotas pero el filo de una espada, le apuntaba al corazón.
— ¡Si la tocas te arrepentirás!
— Me arrepentiré de casarme con esta mujer, con una McLane pero he dado mi palabra, así qué... qué más da, si nos adelantamos un poco.

Estaba enojado el deseo que había sentido por ella ya no era tal, sino furia; era una sencilla chica bonita sí, pero nada que no tuviera otra, solo que... la burla le molestaba sobremanera, estaba a tope; nunca antes forzó a una mujer pero... dejarla expuesta delante de él era suficiente.

— Tú qué dices, bajó la tela de su otro hombro.


Estaba demasiado pálida y Duncan se preguntó si esa sería la primera vez en su vida, en caso de que se dispusiera a tomarla. La miró morderse los labios que le temblaban y tratar de contener las lágrimas. No se movía nada, le tenía apresada una mano debajo de su propio cuerpo y su rodilla sobre su estómago. Miró a Dave con vergüenza cuando esté tiró nuevamente del cordón la duda estaba ahí apenas como un susurro que no era capaz de descifrar (la cual desapareció, lo que pasaba es que le daba pavor la idea de que la tomara delante de su amante). Estaba temblando (pensando que quizás solo se había metido con aquel chico, pero él sería su dueño ahora, no en ese momento pero ya no habría otro encuentro con ese imbécil); Payton apareció de la nada y se abalanzó sobre él, había dejado su caballo atrás al ver a aquellos hombres; Duncan quedo aturdido aún mientras ejercía su fuerza contra el atacante que llevaba el torso desnudo y era una réplica confusa entre ser idéntico a la chica y a la vez muy varonil cuando la chica era totalmente "angelical", habían rodado pero Duncan lo tomó de los cabellos y Kerr quedó vulnerable.

— Amo a mi hermana con toda mi alma y aunque ella ha de sacrificarse por mi padre no permitiré que la toques antes del matrimonio y si muero hoy no descansará mi alma para atormentarte hasta el último día de tu miserable vida y después te pediré cuentas en el mismísimo infierno.
— Esta bien -dijo Duncan, no queriendo ignorar aquellas palabras, él sabía lo que era amar así.

Le soltó a su hermana, se acercó a él soltándose de los protectores brazos de Dave que la habían acogido después de la intervención de Kerr.


— Tú -señalo y dijo de manera despectiva a Dave- no vuelvas a tocar a esa ramera que será mi esposa.

Estuvo a punto de abalanzarse sobre él, igual que eran los instintos de ambos amigos. Más la pelinegra Cait Ailein MacLane fue tan veloz para levantarse y de un brinco darle un leve puñetazo cual caricia que lo enfureció, le tomó del brazo pero antes de que pudiera decir nada la chica le dijo:


— Tu padre prometió que no habría derramamiento de sangre si aceptaba casarme contigo, tú has derramado la de mi hermano toma esto con una igualdad de condiciones y que no se diga que tu padre no cumple su palabra.

Hasta ese momento Duncan no se había percatado que el labio le sangraba a causa de la que él considero una caprichosa caricia.

Entonces replicó:

— Hay muchas formas de hacerte pagar por esta afrenta sin que haya sangre de por medio.
— Estaré feliz de poder aplicarlas. - contesto la brava Cait Ailein.

En cuanto seas mi esposa te enseñaré a no mirarme desafiante.

—Entonces suéltame -se zafó de su agarre- por qué hoy no soy tu esposa pedazo de imbécil y no creas que voy a temerte.

Ferris, Andreas y Thorpe quedaron boquiabiertos y apunto de reír, mientras Caileas observaba preocupado tanto como admirado; acababa de escucharla llamarlo imbécil, ¡a su futuro esposo!

Duncan mientras tanto abrió la boca para replicar, era fácil someterla mientras tenía las manos atadas, tenía la ropa bien puesta, debía reconocerlo. Era una mujer con carácter peculiar pero claro estaba defendiendo a su hombre.

Justo cuando los ánimos se habían calmado, ella se acercó a Dave para tomarlo con cuidado para revisar su ojo.

—Te lo dije Dave. Pero decidiste no hacer caso.

Duncan se sintió burlado por los cariños que en su presencia le prodigaba al enamorado, bien, no importaba, puesto que a la mañana siguiente se la llevaría pero no olvidaría porque estaba seguro que sus soldados sí que se estaban burlando al menos por dentro.

La Obscuridad Del LairdWhere stories live. Discover now