44 fricciones

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Ferris tenía una riña con Ken, se discutían en susurros si es que Ken era capaz de decir algo, Ferris lo tenía tomado por el cuello cuando de reojo vio venir a su Laird así que movió su mano hacia el hombro del muchacho tratando de disimular.

— Que sucede aquí.

— Nada que no podamos resolver nosotros mismos -contesto Ken.

Ferris estaba rojo, se podía notar que estaba furioso, hacía mucho que no lo veía así.

— ¿No me dirás qué sucede?

—No tengo nada que decir Duncan, nada. -Replicó Ken.

—No soy estúpido y alguno debe decir que está sucediendo aquí.

— Sucede que no soy amigo de este idiota, no lo soportó y será mejor que se mantenga lejos de mí o le mataré -Dijo Ken, era la primera vez que le oía hablar así. Antes jamás se habría portado así con Ferris y le preocupaba aquella rivalidad.

Basta Ken, ya habíamos hablado de esto.

— Óyeme bien Ferris Lion, donde vuelvas a cuestionarme, te matare aunque sea lo último que haga.

Duncan lo miró con la boca entreabierta era una Mckenzie y sabía que aquellas palabras no iban al aire, eran una promesa en la que dejaría la vida en el intento de cumplir.

—Que rayos sucede con entre ustedes, jamás había amenazado y eso Ferris es una promesa, no quiero que algo terminé mal aquí, lo entiendes.

—Lo entiendo no volverá a suceder, -dijo conteniendo la furia que solo los años pueden contener, tenía que dejarlo pasar, quería al chico.

—No me dirás de qué va esto.

— ¿En verdad no lo sabes? -Dijo entre la ira y el sarcasmo.

— ¡Por Dios que no! -el desconcierto en el rostro de Ferris se hizo presente y en un instante su rostro se mostró apaciguado.

— ¿Dime qué sucede Ferris?

— En realidad nada Laird, creo que hemos reñido como estúpidos, Ken se vuelve difícil con la edad y yo sigo pensando que está boda...-cambio el intento de quejarse y rogó- levántame el castigo, no me cases con la linda señorita Merebith.

— Si fueran otras las circunstancias tal vez, pero son estas y te casarás.

Ferris asintió sin dejar salir a flote el sabor amargo de la hiel colándose en sus entrañas.

—Ferris, han pasado cosas... - Ferris lo miro con cierta cautela esperando a que continuara- yo... Le he dicho que la amo, le he dicho que quiero hablar con su padre.

—Pero no le has dicho que está enfermo.

—No, le he dicho que necesito tiempo, para tomar decisiones al respecto y parece entender.

—Espero que te alcance el tiempo Duncan.

—No me presiones Ferris.

Este lo abrazó con fuerza su amigo estaba de vuelta, noble, sereno; no había brumas en las highlands debía saber que Duncan había abierto su corazón para su mujer.

— Te lo debo a ti, sé que no me ama, pero tal vez con el tiempo logré amarme, al menos ya no me rechaza.

— Duncan de alguna manera te quiere, tú sabes que es una muchacha noble pero con carácter tú complicaste las cosas pero también tú lo remediaras.

Duncan lo apretó como cuando eran niños, como aquella que casi se ahogaba en el lago y lo había salvado.

—Espero que algún día llegues a querer a Merebith tanto como yo a Cait.

La Obscuridad Del LairdWhere stories live. Discover now