14 la ropa

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—Aquí estoy padre. Resiste, la he traído conmigo pronto será mi esposa.
— Promete que la cuidarás -apeló por ella el Laird McKenzie.
— Yo no puedo prometer muchas cosas, solo que no la mataré -dijo en tono amable.
— Promete que intentarás quererla.
— Es una ramera -se justificó.
— Ya te acostaste con ella.
— No -mencionó algo molesto.
— Después de tu noche de bodas -regresa aquí.

La ceremonia se llevaría a cabo a las cinco de la tarde y el banquete sería para todos menos para él que tenía un matrimonio que consumar.

*****

— ¿Qué sucede aquí? -preguntó Nerys al escuchar una alegata en la habitación donde preparaban a la novia.

— Que me han dado este vestido como vestido de novia - Ayran la nana de la novia parecía al borde del infarto.
— Es una tontería -replicó Nerys Beath que se sentía ofuscada con las indicaciones de Duncan.
— Es lo que usará -dijo Duncan.
— Usará su vestido de novia o subiré donde tu padre para que dé la orden, él es mi Laird y no lo consentiría.
—Un día de estos apretare tu cuello hasta que ya no respires.
— Cuando gustes pero ella entrará con el vestido que le corresponde.

Duncan levantó a Nerys por los hombros y miró fijamente a la mujer que le rebatía sin ápice de miedo y él estaba agotado.

La ceremonia se realizó y los novios dijeron sus votos. Por un momento pensó en un matrimonio a prueba pues no quería a semejante mujer con él para toda la vida pero probablemente el viejo MacLane viviera hasta ese entonces y ella sería libre a decisión de él.

— Los declaro marido y mujer.

Tan pronto hubo abrazado Kerr a la nueva esposa Cait Ailein MacKenzie de Duncan Ervyn, le indicó que después del banquete ya no era bien recibido y que se llevará con él a vuestra nana, la cual no perdió oportunidad para contarle que quería que llevara harapos en la ceremonia, entonces Kerr supo con certeza lo que no era difícil de imaginar que Duncan sería un verdadero patán.

El chico miró por primera vez el miedo en los ojos de su hermana mientras era dirigida a la alcoba nupcial.

La sonrisa del imbécil de Duncan le decía que su hermana no la pasaría bien y se sentía miserable pero era una elección solo de ella y ahora nada podía hacer.

De camino a su alcoba le dijo a Nerys que quién era el joven que les seguía.

— Es su cuñado Kendrew Bean MacKenzie.
— Eres muy linda -dijo Kendrew deteniendo su marcha-, Duncan parece no tener modales me ignora demasiado, pero aquí estoy.
— Mucho gusto -dijo Ailein más tranquila, el aura del chico era angelical, llevaba su tartán con elegancia y su kilt parecía ser de su medida (enseguida desecho la idea no podía pedirle a su cuñado un kilt para ella).
Kendrew era tan amable y lindo, una versión de Laird Kenzie Gilmer Mackenzie; en realidad no se parecía nada al Obscuro guerrero Duncan Ervyn Mackenzie; muy guapo y tierno mientras su esposo tenía sus ojos llenos de odio, un semblante obscuro, cada parte de su cuerpo como tallado, duro como una piedra, tanto dentro como por fuera.

Kendrew le tomó la mano y depósito un beso.
— Un gusto conocerte cuñada.

— ¿Qué haces hablando con esta? -reclamó a su hermano, tú -la señaló-, ya deberías estar lista, volveré en cinco minutos.

— Ojalá no vengas nunca -susurró.

Cait Ailein sintió que le faltaba el aire y el corazón se le saldría en cualquier momento, su tiempo había llegado, continuó su camino a la habitación atropelladamente pensando que haría cuando él estuviera ahí, no olvidaba lo ocurrido en el lago.

La Obscuridad Del LairdWhere stories live. Discover now