40 la fiesta de compromiso.

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Se levantó muy temprano y supervisó cada detalle todo estaba en la mesa la casa fue excelente y el platillo principal era carne de venado, las frutas y verduras de cada platillo, cremas, bocadillos, aderezos y postre las bebidas, flores, solo faltaba ver a Merebith, ya había checado que todo estuviera listo; el salón bien iluminado, los invitados llegarían para el evento y su estadía duraría dos días, era la prueba de fuego como anfitriona, ya lo había hecho antes con ayuda y no es que ahora no la tuviera pero esta vez la responsabilidad recaía en ella y si ella fallaba probablemente tendría que enfrentarse a la furia del Laird.

— Buenas tardes -dijo Duncan entonces se dio cuenta ya era tarde ella debía estar en su habitación para arreglarse, era la anfitriona y debía lucir elegante.

— Buenas tardes mi señor.
— Es tiempo que te vayas a arreglar cualquier cosa que se necesite aquí Berta se hará cargo.
— Sí mi señor.

Apenas daba unos pasos él le alcanzó y sostuvo su brazo. Estaban casi en el pasillo avanzaron unos pasos más y entonces la beso con ferocidad, así de la nada.

— ¿Qué le pasa? -empujo- nos pueden ver.
— Que nos vean.
— Debo ir a bañarme.

Esta vez tomó su trasero y beso con igual intensidad.

— ¿Pero qué demonios le sucede? - reclamó y se jalo alejándose le dio un manaso y advirtió- no vuelva a hacer algo así, o no respondo, es... Es... Demasiado, no debe hacer eso en lugares donde nos puedan ver.
— ¡Ah! ¿No puedo? -dijo, solo quería comprobar si era capaz de respingar o seguía igual de sumisa.
— No -dijo con menos autoridad de lo que hubiera querido.

Entonces le cerró el paso, Cait vio las intenciones no le quedaba más que retroceder hacia la cocina.

— ¿Qué le pasa? Se comporta como un animal -dijo casi corriendo antes de entrar a la cocina tenía miedo de que la tumbara ahí mismo en el suelo y...

Todas las mujeres de la cocina se sorprendieron, más los hombres sonreían ya habían notado cuan loco estaba por ella, la alcanzó y le tomó de la mano la hizo girar y la besó mientras ella pensó:
¡por Dios que me está besando delante de todos!

— ¡Laird! - dijo con el rostro encendido.
— Hace unos minutos me dijiste animal.
— Yo no dije eso -susurro había demasiado público para admitirlo, justo pensaba huir, él la hizo tropezar y casi caer.

La dejó caer suavemente al piso.

— Vale que sí lo dijiste y como tal hago.

Volvió a besarla ahí mismo en el piso a la vistas de todas las mujeres que suspiraban y los hombres que reían.
— Yo hago lo que quiero cuándo y dónde quiero, soy el Laird.

Ella estaba roja agitada y al borde de las lágrimas era vergonzoso todo aquello.

— ¿Alguien protesta? - preguntó en voz alta.
— No Laird -dijeron todos con corrección y seriedad.

Una quieta Cait entendió que haría aquello y que no quería verla de nuevo entre los brazos de Ferris.

—Ya puedo irme.

La levantó tan rápido que pareció un sueño el que ella estuviera en el piso.

— Vamos.

Camino de puntitas muy silenciosa y muy nerviosa, él le seguía los pasos.

— Váyase mi señor, me atrasara.

Él sonrió, era una cosa que ella jamás había visto en él.
La besó otra vez y la tumbó en la cama.

— No quiero hacer esto por favor.

El volvió a sonreír, también volvió a besarla.

— Por favor - Dijo menos segura, aún le temía.

Él se hizo a un lado.

— Pensé que no querías.

Eso la confundió.

— Pensé que tenías más carácter para negarte.

Ella soltó a llorar le había enseñado a tenerle miedo y ahora no sabía ni que hacer, ni que esperar de él. Sí, ella ya no era ella y se lo debía a él.

— No llores mocosa, no llores, no has hecho nada mal, es soló que yo sí y no sé cómo componerlo, no quiero que cambies tu esencia.

Ella se quedó pensativa y deseo tragarse sus lágrimas pero la caricia suave la hizo olvidar todo, Duncan realmente la había provocado y no estaba regañándola sino comprobando que ya no fuera tan sumisa como él había pedido, no sabía que pensar.

La levantó al tiempo consigo y le palmeo el trasero.

— Vete a bañar.
— No me gusta que... - la interrumpió.
—lo sé, no lo volveré a hacer.

Esta vez una caricia en su rostro y un beso muy suave y tierno le dio su esposo.

****
Merebith inquieta con su atuendo virginal se paseaba mentalmente por el salón entre los invitados y se acercaba a su futuro esposo, solo de pensarlo se le ponía la piel de gallina.

Su padre orgulloso la tomo del brazo para presentarla.

***
Kendrew decidió que no bajaría hasta después de anunciado el compromiso, tenía muchas dudas, sabía que no había marchado atrás debía acatar las órdenes del Laird, le dolía ser solo un chiquillo.

*****

Ailein bajaba las escaleras su esposo esperaba abajo pronto estuvieron la gente de todos y a su lado la familia de Merebith y por su puesto Merebith, un taciturno Ferris hizo acto de presencia.

Duncan parecía ausente de todo el glamour, de lo perfecto de las luces, flores, la música, todo paso a segundo término Caileas hubo de darle un par de cosas para que recordara el motivo de dicha celebración.

— Es un placer anunciarles que mi querido amigo Ferris Lion Mackenzie y lady Merebith.

Un murmullo de felicitaciones y risas envolvió el ambiente. El brindis de llevo a cabo. Ailein degustó el sabor del vino y encontró reconfortante para sus nervios; Duncan vio a Cait entretenida con el vino, la cual por alguna razón al verlo con la mirada en ella solo atinaba a creer que algo había salido mal, nunca se consideró insegura pero ahora se sentía así. Él se acercó a su oído.

— Es un buen vino, no te parece.
— Sí lo es, la comida es deliciosa ¿a ti no te lo parece? -dijo algo nerviosa.
— Acompañada de un trago de este vino es perfecta.

Ella se relajó, y tras cada bocado tomaba un poco de vino. No tardó mucho en que Duncan imaginará derramando el vino en el cuello de su esposa y dejándolo correr por su cuerpo y con sus labios tomar cada gota de vino de su cuerpo; habían bailado los prometidos y él se ofreció a servir una copa de whisky a su esposa.

— Te daré un trago. -ella asintió sin tomar en cuenta que había dicho realmente, se había relajado y se distraía con facilidad no recordaba haber bebido nunca tanto en su vida pero en cuanto el whisky raspó su garganta supo que debió decirle a su esposo que entre sus hábitos poco usuales no estaba el beber, aquello había sido demasiado.

Con el rostro rojo dijo.

— No bebo whisky mi señor.
— Demasiado tarde para advertirlo - se sintió algo canalla por hacer aquello pero ella se veía cómoda y bien sabía que el alcohol desinhibe a las personas y él estaba esperando a que ella estuviera relajada, lo deseaba tanto que un poco de ayuda no le vendría mal.

Mientras la llevaba a la habitación pensó muchas veces en lo que sus instintos le pedían, por su honor que no quería ceder a sus instintos pero era eso, solo un hombre con sus instintos.

— ¿Te he agradado mi señor? - preguntó inocente Cait que deseaba agradarlo y sentirse eficiente, en su corazón era una forma de también agradar a su padre que siempre se preocupó de que ella estuviera preparada para ser una buena esposa.

Por su parte Duncan con otros pensamientos dijo: — mucho cariño, mucho.
Duncan deseaba que ella quisiera agradarle aún más pero en otro lugar.

¿Qué creen que sucederá con este par y esas copas de más?

Disculpen la demora yo no quiero hacerlos esperar pero he estado delicada de salud y es como si estuviera bloqueada, les agradezco que me lean.

La Obscuridad Del LairdWhere stories live. Discover now