42 Amor insuficiente

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— ¿Cuánto más la harás sufrir?

Ferris estaba molesto lo veía caminar como lobo herido.

— No lo sé.

— ¡Eres un verdadero idiota!

En respuesta Duncan lo miró y le dejó ver todo el dolor contenido en su corazón.

Y Ferris sintió que el corazón le dolía tanto como a él, quería a Duncan Ervyn como a un hermano y ahora sabía que estaba sufriendo como nunca antes en la vida, era un animal herido y las heridas se las había provocado él mismo, sabiendo que los hombres son autodestructivos, él se había hecho un excelente trabajo. Tuvo miedo por lo que pudiera haberle hecho a su mujer.

— ¿Qué hiciste?
— Me aproveche de ella.
— ¡¿Que dices?! ¿Qué has hecho? -Dijo mientras que lo tomaba de las solapas de la camisa.

Ferris temía que la hubiera obligado y lastimado, como cada una de las veces que lo veía lleno de ira, aunque no lo creía ese tipo de hombre, pero que lo hiciera ahora se le hacía demasiado vil.

— La emborrache para poder tenerla. Para poder persuadirla.

Ferris lo soltó, —eres solo un hombre con necesidades primitivas como cualquiera, solo que has estirado mucho la tela, se rasgará y no podrás restaurarla.

— ¡Me teme, me odia, me evade! Mientras que yo la amo, la anhelo y la necesito. -mencionó con dolor lacerante- La he hecho mi mujer, ha llorado y yo solo he podido sentir placer, uno que sé que ninguna mujer podría darme, me he llenado de ella y me he sentido vacío al mismo tiempo por hacerle daño. No deseo hacerle daño pero no puedo lograr que me ame.

— ¿Has logrado que te desee o solo te has impuesto como un animal?

— Me he impuesto, - respondió con demasiado dolor y se descubrió llorando delante de Ferris, se sentía humillado, avergonzado e infeliz-.

Ferris le miró con desaprobación por un instante pero viéndole destrozado sintió compasión, le palmeó la espalda.

— bebió lo suficiente como para no recordarlo... al menos no todo...
— Lo recuerda.
— ¿Fuiste malo?
— yo...
— ¿Fuiste malo?
— Soy malo en la cama, si es lo que quieres saber - dijo en tono indignado y herido.
— Fuiste un animal con ella.
— Un poco animal -trago saliva- era su primera vez... (Se confesó desde lo que había hecho la primera vez que la había tomado) Yo estaba demasiado desesperado, ansioso; solo me ocupe de mí.
— ¡Duncan que has hecho!
— Hacerla mía y no puedo arrepentirme ni sentirme satisfecho.

Era el momento de hacer algo.
— ¿le has dicho lo que sientes?
— ¡No me casé con ella para amarla, la odie y quería seguir así y ahora no sé qué demonios voy a hacer!
— Te gustó desde que la viste saltar de aquel árbol y te aferrarse a odiarla pero ve en lo que paro.

Ferris lamentaba que Cait la pasará mal en los brazos de un hombre que la amaba pero que actuaba con un tonto.

— Uno no se enamora de cualquier mujer que le guste.
— Pero te enamoraste, deberías decírselo.
— Y darle poder sobre mí, ¡Jamás!; puedo decirle que he llegado a estimarle, a quererle que quiero llevar la fiesta en paz pero no dejaré que me mangonee.
— ¡No vas a ceder! -dijo con ironía- está bien, ve y tómala solo por qué eres más fuerte, por qué eres su esposo, su dueño, porque hizo una promesa y por qué depende de ello la vida de su padre, ve consume su vida con tu egoísmo, si es que aún no lo has conseguido.

— ¡Cállate Ferris!

Otra vez el dolor transfiguró aquel rostro masculino.

— Yo no disfruto haciéndole daño, yo quiero que me ame, sabes que he cambiado con ella.
— Creo que confundes el deseo con amor, si la amarás harías algo por ella, no algo para calmar tus ardores. Su padre está enfermo demuéstrale que has cambiado déjale verlo.
— ¡Jamás!
— Ya cobraste tu venganza, ya los has hecho sufrir y pagar bastante.
— ¿Según quién?
— ¿Estás seguro que dormiste con tu mujer? Ahora sí te creo que seas mal amante, sino has tocado cada centímetro de su piel para prepararla para estar con un hombre que no ama, y así podrías haber visto todas las marcas en su espalda, testigo de tu odio y tú estupidez y si eso no ha sido suficiente ¿qué lo será?

La Obscuridad Del LairdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora