35 la feria parte 3

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Yvaine entró con el desayuno, al mirar a Cait triste se acercó e hincó cerca de su cama.

— ¿Está bien señora?

Cait la miró con cariño y ternura, ella nunca había tratado con jóvenes señoras pero sabía que la mayoría eran soberbias, sobre todo cuando había reuniones, cuando el Laird kenzie aún vivía, ella era pequeña pero debía limpiar zapatos, habitaciones, llevar o traer mandados. Su señora, la persona a la que serviría era diferente, toda ella irradiaba luz, no le gustaba verla triste.

— Yvaine llámame Ailein solamente. Estoy bien solo que extraño a mi familia.

Yvaine le tomo la mano y posó su mejilla en ella. Soltó un largo suspiro, sabía que no podía hacer nada y no encontró palabras para consolarla. Cait dejó caer algunas lágrimas pero el acto cariñoso de Yvaine la hizo feliz, guardaban un secreto y por primera vez supo que en ella tenía una amiga, Merebith era una su amiga también pero con Yvaine tenía algo más profundo, un vínculo, que con Merebith por la forma en que Duncan se había manejado no había confianza como con Yvaine.

Ailein le abrazo y sonrió.
—Sé mi amiga Yvaine, sé mi hermana, ya no tengo hermanos ni padre, se tú mi familia.

Yvaine la miró con cariño, sus ojos color avellana brillaron ante las palabras que salieron de su señora.

— No merezco tal honor, pero lo acepto.

Se abrazaron, besaron y sonrieron, entonces Cait le confesó a Yvaine que su esposo le había invitado a una feria y cómo reaccionó al ver su desayuno.

— Yvaine cuando él viene tengo miedo de que me lastime, aunque también me siento agitada y acalorada por su presencia, su voz, su aroma ¿Cómo puede dejarme tan confundida?

Yvaine ahogo un jadeo esperaba cualquier cosa y a la vez no le parecía tan descabellado aunque no creía que fuera tan fácil que Cait estuviera enamorada de su esposo.

— Te gusta. -Dijo más para ella.

Cait jalo aire para procesar la información dicha en voz alta.

Le atraía mucho (no podía negarlo, no era ciega, siempre había tenido la capacidad de reconocer el atractivo masculino, los detalles masculinos e incluso era capaz de admirarlos sin más importancia) pero también le atemorizaba, le gustaba cuando la trataba bien (era diferente de cómo la trataba Dave, no recordaba recibir tratos especiales de los hombres en su tierra; generalmente los intimidaba cosa que no sucedía con su ahora esposo) pero le temía a su cercanía, a sus cambios de humor; se reprendió a sí misma, debía ser por la soledad que a ella le importaba tanto, luego pensó que los Mackenzie eran hombres muy guapos incluso Caileas que eran un hombre más maduro lo era, Thorpe, Ferris, y muchos otros que podía mencionar y todos ellos estaban cerca incluso la trataban mejor que su esposo, entonces porque sentía cosas por él.

Yvaine era una romántica, así que hablaron por horas.

— Mi señor, está embelesado con su belleza lo sé, es más que simple deseo, tiene que ser amor.
— Yvaine pareciera que lees libros románticos.
— Lo sé, aunque no se porte bien con usted.
— ¿Por qué lo dices?
— Por qué él siente que debe odiarla, ha odiado mucho a causa del dolor, pero no ha podido.
— Que me desee no es que me quiera.
— Cierto pero él es bueno y solo necesita un poco de ayuda -le dijo con complicidad- nosotras lo ayudaremos.

Tomo un vestido color mostaza con detalles en negro, cuello en U, mangas tres cuartos, le dejo el cabello semirecogido.

No había salido de su habitación, Duncan daba vueltas con esa incertidumbre rondando en su cabeza tal vez ella no quisiera pasar tiempo con él, todas las células de su cuerpo se removían instándole a buscarla, como si ella fuera la esencia misma de la vida.

La Obscuridad Del LairdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora