11 sorpresa

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— Esto no es un paseo de enamorados verdad, se carcajearon y ella pronto decidió guardar compostura pues ese día se comportaría como una dama, su hermano le sorprendió con cosquillas y luego dijo:
— No, el mañana es incierto no dejes de ser tú, hasta que sea inevitable, se tomaron de las manos y dieron vueltas. El precioso vestido azul se hondeaba por los aires, era una tela ligera sobre otra más gruesa con pequeños detalles de encaje y preciosa caída, de manga larga transparente no era el más bonito, ese se lo reservo para el día de su partida, quería que la vieran entera y decidida, rieron, cantaron y al final de día lloraron un poco de sentida nostalgia, cenaron como la familia que eran e hicieron planes donde se esperaba la llegaba de Duncan hasta una semana después.

*****
Nerys Beath recogió flores que parecían tristes escogió entre muchas pero todo en el valle Mackenzie estaba triste como si adivinara la cercanía de la hora de despedir a Laird.
Regresó pronto, no era la primera vez que percibía esa tristeza en las tierras así que regreso a casa pronto.

Al llegar al lado del Laird Kenzie Gilmer, lo encontró escupiendo con dificultad algo de sangre, justo ayudó para que no se ahogara con su propia sangre.

Ahora rezaba para que Ervyn volviera lo más pronto posible.

Los hombres que le acompañaran en su viaje al hijo del Laird llegaron para cumplir las órdenes de Duncan bajo estricto secreto, sino mentían llegarían la mañana siguiente así que se dispuso a preparar la ceremonia para las cinco de las tarde, no había tiempo que perder y si se podía se celebraría antes, el sacerdote pasaría en la casa y se casarían en la capilla de la misma.

****
Días antes...

—Levántate
—Nana necesito dormir.
— Mirar las estrellas junto a eso pillos hasta la madrugada tiene estos efectos, pero no es el momento de dejar las responsabilidades hay que probarte el ajuar.

A regañadientes se levantó y pronto se encontró envuelta en un mil de prendas que ella consideraba innecesarias, todo era lindo ella amaba ver las bodas, las novias, los novios, los rituales pero ahora que se trataba de ella, sentía unas náuseas terribles. Sobre todo cuando le mostraron el camisón que usaría como noche de bodas, nunca tuvo problemas con que viesen sus tobillos, pantorrillas, rodillas y hasta algo de sus muslos mientras montaba pero... era más tímida de lo que parecía, jamás imaginó que existiera una cosa semejante, era impropio, ella solía saltar en medio de sus padres en las noches de tormenta y a su madre jamás le vio algo semejante sino muy parecidos al que le habían quitado momentos antes.
— yo no puedo ponerme algo así.
— Para esto naciste, no buscó tu padre un marido para ti pero el destino lo quiso.
— Es... Es.... E-e...
— Es lo que necesitas.
— Yo solo necesito lo que ya tengo, todos son nuevos.
— Necesitas enamorar a tu marido y tienes todo para volverlo un manso corderito.
La vieja nana tomó su rostro con sus arrugadas y ásperas manos y acarició su rostro con ternura.
— Si se enamora de ti estarás bien, sé que su padre siempre fue justo y que él era considerado un muchacho débil demasiado noble y solo está enojado, lo estarías tú si se tratara de tu padre, si tú lo ayudas él podría encontrar la paz que le arrebataron.
— Mi cuerpo no puede ser la cura para la pérdida de su padre.
— Pero si el camino para que se encuentre a sí mismo.
— Entonces no es lo suficientemente hombre.
— Lo es, eligió un camino y cumplió su cometido pero está perdiendo su esencia. Te necesita.
— ¡Lo que necesita es mi espada atravesando su corazón!
— Nunca cambies -le sonrió con picardía, se asomaron algunos dientes, movió un poco la cabeza porque Cait Ailein no tenía remedio era un animalito.
— ¡Es enserio!
— Lo sé, por eso agradezco que no seas tan talentosa y que tu hermano no te haya entrenado y siempre pasarán en juegos.
— Lo odio por eso pero cuando me vaya no se lo digas.
— No se lo diré y tú, aunque tengas oportunidad de matar a Duncan Ervyn Mackenzie no lo harás.
Una mueca dibujo su rostro y en el aire la duda y una pregunta.
—Entonces tu padre peligraría es su enemigo pero al casarse será también su protector.
— No necesito su protección.
— Prometedlo.
— Lo prometo -su corazón entristeció- si ya terminaste permíteme ir por mi Kilt necesito cabalgar.
— Deja de actuar como un mocoso malcriado eres bella, tú y yo debemos tener una plática de mujeres.
Se le subieron los colores al rostro.
— ¿Alguna vez te han besado en los labios?
— Nana por supuesto que... ¡no! Yooo bueno, el hijo de Gawain, me beso una vez, cuando tenía diez años.
La vieja de rostro ajado soltó a reírse lo más que conocía como un beso era el beso de un niño tan inocente como ella al que huía como a la peste.

Más le valía a ese rufián de Duncan Ervyn Mackenzie enamorarse de ella o ella misma le abriría la garganta claro que así como se hablaba de él no sería cosa fácil, su niña era terriblemente rebelde y lo primero que buscaría Duncan Ervyn Mackenzie sería cortarme las alas.

****

— vamos.
— Pensé que estarías probándote tu vestido.
— ya está listo, solo quieren molestarme, faltan algunas cosas del velo y el ajuar y no sé qué más.

Su rostro se puso rojo y aunque dudaba que a su hermana le hubieran revelado los secretos de la alcoba matrimonial, estaba seguro que el ajuar no había sido de su agrado, tragó seco, ella no merecía lo que le esperaba, probablemente pasaría como una solterona alegre cuidando de sus hijos, Kerr con ella viviendo como niños hasta llegar a viejos.

***********

—Hemos llegado – habló un hombre los muchos que estaban al derredor de él anunciándose con poca cortesía.


— ¿A quién anunció? -dijo un muchacho.

No es que no intuyera de quién se trataba pero se le esperaba hasta dentro de una semana y necesitaba escucharlo.

Un hombre del tipo soy un asesino implacable no me hagas perder la paciencia dijo:

— Mi señor es Duncan​ Ervyn Mackenzie.
— Entendido señor.

Dio anuncio y la enorme puerta fue abierta.

Le gustaba el lugar. Se preguntó cómo sería retozar con alguna damisela del lugar solo por fastidiar a su futura esposa y a su suegro, alguna interesada en conocer "su leyenda".
En realidad estaba furioso, pasar tiempo enojado y maldiciendo a las mujeres provocaba esos ardores, claro que ya tendría muy pronto a su mujercita para eso.

En cuanto fue anunciada la llegada del guerrero Obscuro la alarma en la vieja nana se encendió, apenas una hora tenía que la niña al lado de Dave y su hermano tomaron el camino al lago con esa maldita vestimenta inapropiada. El Laird debía recibirlo al lado de ellos.

— No le esperábamos señor, al menos no hoy -refirió el muchacho con cautela- tendrá que disculpar la demora del Laird.
El muchacho nervioso desvió la mirada como buscando algo que no quería que fuese encontrado. Fue como decirle ve y busca y, estaba seguro que lo que encontraría no le iba a gustar. Tan pronto hizo girar a su caballo hacia donde la vista del muchacho se había desviado palideció de muerte.
— No tengo problema con esperar a ser recibido como merezco. Daré un paseo estaré de vuelta en una hora.

Si tenía la menor intensión de detenerlo tuvo el suficiente sentido común de no hacerlo o sería una provocación a su instinto pero... el error ya estaba hecho.

La Obscuridad Del LairdWhere stories live. Discover now